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La Tercera

España, al borde de la esperanza

«O damos un paso adelante, sin miedo, y entre todos los partidos que respetan la Constitución intentamos llegar a un acuerdo de cómo coronar la escalada iniciada en 1978; o seremos pasto de esos partidos, nacionalistas, supremacistas y excluyentes, que quieren descuartizar España para apoderarse de las migajas de lo que quede de ella»

Nieto

Jorge Trias Sagnier

Durante 35 años el liderazgo de Jordi Pujol resultó incontestable en Cataluña. Con el valor añadido de que su partido era la clau -la llave- para que hubiese un Gobierno estable en España. Jugó bien sus cartas. Primero fue el presidente González quien tuvo que ... hacer diversas concesiones para poder gobernar. Y luego, durante la primera etapa de Aznar, se entregó el resto de lo que quedaba. Mientras tanto, el Estado y España, habían ido desapareciendo del imaginario catalán. Josep María Bricall, que fue consejero de Presidencia de la Generalitat con Tarradellas, nos brinda un botón de muestra: «En 1986, Javier Solana, entonces ministro de Cultura, ofreció a la Generalitat convertir el Liceo en el gran teatro de ópera nacional, como lo es la Scala de Milán para Italia, con la consiguiente participación del Ministerio en el consorcio que se acababa de crear, pero Pujol, hélas, se negó porque ello, aducía, iba a poner en peligro la catalanidad del teatro». Su conclusión es contundente: «Cualquier aficionado a la música ha visto a dónde ha llegado el Teatro Real de Madrid y cómo ha declinado el Liceo, a pesar de haber conservado su catalanidad».

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