El pensamiento de Manuel Martín Ferrand en 20 frases
En los medios en los que trabajó a lo largo de su vida expresó su pensamiento sobre los temás más actuales y sobre su visión del periodismo actual

Manuel Martín Ferrand ha fallecido este viernes 30 a los 72 años de edad . A lo largo de su vida, este «periodista total» llenó con sus palabras las redacciones de todos los medios; no hubo soporte que se le resistiera. Estas son las frases que resumen su pensamiento y que pronunció a lo largo de su vida.
1. «El Periodismo son dos céntimos de historia envueltos en un cucurucho de papel. Escoged la envoltura en la que queréis trabajar: la Red, la televisión, el periódico... y hacedlo siempre con curiosidad y con independencia».
2. «España es un país tan resistente que es capaz de aguantarse a sí mismo. De esta se sale porque los españoles siempre nos hemos llevado mal, siempre nos hemos entendido mal y esto forma parte de la naturaleza del momento».
3. «El periodismo es un oficio, que consiste en contar historias. Lo de contarlo por la radio, por la prensa, por internet o por banderas es lo mismo. El sistema de transmisión no modifica la sustancia de la historia».
4. «Cuando la ética es un concepto de escaso sentido y los valores tradicionales, libertad incluida, son puestos en cuestión; cuando se clama por los derechos, que es lo que se estila, los deberes adquieren la dimensión de lo escaso y el gran encanto de este peruano universal que nos honró al adquirir la nacionalidad española reside en que es un muestrario vivo de esos deberes y como deben cumplirse».
5. «Es lo único que en la comunicación ha degenerado en la vida española, y por culpa de un mal ordenamiento jurídico. En el mundo no es tan mala como aquí, pero en España la televisión es una colonia italiana, y la televisión tiene que tener un espíritu nacional, arrancar de un fondo nacional de cultura y de sentimientos. Menos la casa Vocento, todos los demás grupos periodísticos son, en más o en menos medida, italianos, incluyendo la Cope, que es Vaticana».
6. «Vas al Metro y te empujan, vas a la calle y te empujan. España es un país muy mal educado».
7. «Convertí en locales todas las noticias del mundo. Por ejemplo, la muerte de Kennedy la di diciendo que “producía gran consternación en Madrid, en los medios diplomáticos, etc...”».
8. «Mi vida periodística tuvo siempre la tentación de los pioneros y, como es sabido y asegura Luis Ángel de la Viuda, a los pioneros, como en las películas, los matan los indios. El mérito queda para quienes, establecido el destino llegan a él en ferrocarril, en coche o en avión».
9. «Tras cincuenta años de ejercicio he conocido todo un muestrario de posibilidades de ser periodista: sin ninguna libertad, con un poquito de libertad, en libertad vigilada y libérrimamente. Y ahí empiezan mis tri-bulaciones».
10. «El derecho a la libertad de información que reconoce la Constitución y solemos invocar los de mi oficio es un derecho que afecta básicamente al derecho a recibirla que tienen los ciudadanos. Lo genuinamente periodístico, ya que lo de la libertad va de suyo, es la independencia y en eso andamos más confusos».
11. «Lo poco que sé y soy se lo debo a mis maestros y he te-nido el privilegio de tenerlos magníficos».
12. La Transición no hubiera sido tan eficaz y constructiva como lo fue sin ese pensamiento de urgencia que expresaron los medios. Ahora, en el ojo del huracán de una grave crisis, es también imprescindible el pensamiento periodístico».
13. «La obra del escritor busca la perpetuidad y la del periodista no aspira a trascender más allá de las próximas 24 horas».
14. «El Banco de España que con tanta energía valora y pondera Salgado en los escenarios internacionales en los que actúa, es una calamidad. Cabe atribuirle, por no saber escuchar, querer decir y hablar con la claridad que exige su responsabilidad, una parte notable de la responsabilidad de todas las escaseces y fracasos de nues-tro sistema financiero».
15. «Seguimos, infatigables, dándole vueltas a la crisis económica que, paro incluido, nos mantiene en la cola del tren europeo y no reparamos en que, siendo un problema fundamental, no es el mayor de los que comprometen nuestro futuro nacional. En España, en lo que queda de ella, han caducado los valores éticos tradicionales y, sin sustituirlos por otros nuevos, hemos organizado – es un decir – un modo de convivencia en el que los ciudadanos parecemos no tener obligaciones y, solo a partir de la exigencia de unos derechos quiméricos, vamos tirando en un Estado que muchos niegan hasta en su realidad territorial».
16. «Salvo que se dé por bueno el mal de la hemiplejia social, tan asentado en nuestros dos grandes partidos de centro, les conviene a las naciones disponer de dos polos bien diferenciados en el debate político. Una izquierda sólida y responsable junto a una derecha inteligente y cosmopolita es el mínimo necesario para que el arco representativo se corresponda con la realidad y, en un sano ejercicio parlamentario, haga fructificar la fortaleza del Estado, el progreso de la nación y el bienestar de los ciudadanos».
17. «En la medida en que damos por vigente las representaciones nacionales más allá de los foros multinacionales en que hoy se cuece el guiso mundial, los diplomáticos requieren salones y boato para mejor vestir la función que les corresponde: la representación de España en todo el mundo».
18. «La educación es el primero de todos los problemas nacionales. Es más, todos los restantes derivan de él. No me refiero únicamente a la educación es-colar y académica, sino a todo el ámbito de conocimientos, ejemplos, prácticas y fundamentos morales en que se sustenta, o debiera sustentarse, una sociedad civilizada y, por ello mismo, grata para la convivencia, propicia para el pensamiento y más fecunda en gozos que en tristezas. Somos un pueblo zafio y, lo que es peor, parecemos encantados de ser como somos. Mal asunto».
19. «La dignidad del poder, que es el gran remate que adorna la democracia, exige una conducta transparente y ejemplar de los líderes políticos. El hecho de concurrir a unas elecciones establece un compromiso de conducta que debiera arrancar por la diáfana separación entre lo público y lo privado».
20. (Sobre Cataluña) «No consigo entender cómo la región española pionera en la apertura al mundo, avanzada en el cosmopolitismo y delicadamente acogedora con cuanto de nuevo llegaba a ella se ha convertido en algo tan paleto y escaso. Un aeropuerto con ínfulas de internacionalidad, sin más razones que las que establece la liturgia del poder autonómico, rechaza el idioma oficial del Estado, que conocen cientos de millones de personas, y el inglés, acostumbrado en la navegación aérea, habitual para otros tantos cientos de millones, en beneficio de otro respetabilísimo, pero que sólo hablan y escriben, exagerando, diez millones de almas».
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