
Tras las huellas del Dos de Mayo
ABC recorre los puntos más significativos del Dos de Mayo. La ciudad está plagada de ellos. El pueblo plantó cara al ejército napolénico para defender su libertad, su patria y su nación
Actualizado: GuardarABC recorre los puntos más significativos del Dos de Mayo. La ciudad está plagada de ellos. El pueblo plantó cara al ejército napolénico para defender su libertad, su patria y su nación
12345678Plaza de Oriente: «¡Que nos lo llevan!»
Monumento junto al Palacio Real en recuerdo de las muertes en ese lugar el Dos de Mayo de 1808 - José Ramón Ladra La plaza de Oriente y las inmediaciones del Palacio Real son, para algunos historiadores, el origen del levantamiento popular. El 1 de mayo de 1808, el general Murat es apedreado al pasar, montado en su caballo, por la Puerta del Sol. El militar, jefe de las tropas de Napoleón, huye ante la rechifla general. Esa noche, la del 1 al 2 de mayo, ordena el traslado a Bayona de los infantes María Luisa y Francisco de Paula.
Con las claras del día 2, la noticia se corre como la pólvora. Los madrileños no están dispuestos a consentirlo. «¡Que nos lo llevan!», gritaban por el infante Francisquito mientras impedían la salida del carruaje real por la Puerta del Príncipe del Palacio. Hombres y mujeres rodean el vehículo. Murat da órdenes de disolver el tumulto. Sus guardias imperiales abren fuego y disparan a sangre. Mueren los primeros mártires de la Independencia.
Puerta del Sol: Cargan los mamelucos
Imagen de la Casa de Correos. En Sol fue donde Goya pudo situar su carga de los mamelucos - J. R. Ladra La hoy Puerta del Sol también fue escenario de los primeros enfrentamientos. La ira y la rabia que se habían desatado poco antes en la Plaza de Oriente llegaron hasta aquí. El pueblo llano se alzó en armas. La sangre empezaba a correr, ese 2 de mayo, por todos los rincones de la Villa y Corte. Franciso de Goya plasmó este combate en su cuadro La Carga de los Mamelucos.
Esta obra pictórica, de óleo sobre lienzo, fue pintada en 1814. La Carga de los Mamelucos recoge el momento en que grupos de masas populares ataca a un grupo de mamelucos, soldados egipcios a las órdenes de los franceses. La escena Goya, impresionante, deja patente la rabia y la violencia. Y más muertos.
La Fuentecilla: Ríos de sangre por la calle Toledo
Otro de los monumentos del Dos de Mayo, en la calle Toledo - J. R. L. La Fuentecilla es un monumento situado hacia la mitad de la calle Toledo, entre el Rastro y la Puerta de Toledo. Aquí, muchos textos históricos ubican una de las matanzas más numerosas del Dos de Mayo de 1808. Hoy se alza este conjunto de gránito en honor al rey Fernando VII.
De este pasaje, la historia cuenta que el levantamiento contra la tropas invasoras había llegado ya al Rastro y que los madrileños decidieron levantar barricadas junto a la Puerta de Toledo para impedir el paso de las tropas de Napoleón que aguardan junto al río Manzanares. Sin embargo, los franceses, a caballo, suben rápidamente por la calle Toledo. No hay escapatoria. Aquí se produce una de las mayores masacres del pueblo madrileño.
Plaza Dos de Mayo: Daoíz y Velarde
Conjunto escultórico de Daoíz y Velarde, en Plaza del Dos de Mayo - José R. L. «¡A morir matando!». El grito se había extendido ya por toda la capital. Pero Madrid ya estaba sitiada por 30.000 soldados del ejército imperial francés. Los militares españoles estaban confusos y pasivos. Aquí, en la actual plaza del Dos de Mayo (barrio de Malasaña), se encontraba el parque de Artilleros de Monteleón.
El capitán Luis Daoíz no puede ver cómo se derrama tanta sangre de sus compatriotas y decide apoyar a la población insurrecta. Dedice atacar. Se le une el capital da artillería Pedro Velarde y el teniente Jacinto Ruiz de Mendoza, entre otros militares. Los dos primeros, tras una sangrienta y valiente pelea, mueren en el mismo Monteleón.
Hoy, en la plaza del Dos de Mayo se alza un conjunto escultórico con las figuras de Daoíz y Velarde, una obra tallada en mármol por el artista Antonio Sola Llansar en el año 1831.
Las Maravillas: La ayuda de la iglesia
Azulejo en recuerdo de la ayuda prestada por la iglesia de Las Maravillas - J. R. L. Manolos, chisperos, militares. Mujeres, hombres, niños. Todos estaban ya en pie de guerra contra el invasor. A costa de su sangre y sus vidas. La iglesia de los Santos Justo y Pastor, conocida como iglesia de Las Maravillas (junto a la plaza del Dos de Mayo), prestó ayuda y cuidados a los que luchaban a pocos metros, en las calles de lo que hoy es el barrio de Malasaña.
Este templo tiene, en su acceso principal, un azulejo que recuerda la efeméride y que explica cómo el capellas y las religiosas atendieron a los heridos «a los contendientes de los dos bandos».
La Buena Dicha: Tumba de Manuela Malasaña y Clara del Rey
Placa-recuerdo en la iglesia de la Buena Dicha, en la calle Silva - J. R. Ladra La Iglesia de la Buena Dicha fue primero un hospital. Se fundó en 1564 por fray Sebastián de Villoslada para atender a los pobres. Permanece en su ubicación original, en la calle Silva. Este templo trae muchos recuerdos del levantamiento del Dos de Mayo de 1808. Atendió a muchos heridos. Aquí están enterradas dos heroínas: Manuela Malasaña y Clara del Rey.
El ejemplo de Manuela Malasaña Oñoro ha pasado a la historia con tan fuerza que tiene todo un barrio dedicado a ella en Madrid. El cómo murió existen dos versiones. Sí se sabe que era hija de un panadero francés _Jean Malesagne, españolizado Malasaña_ y de la bordadora Macerla Oñoro. Ella, la niña, también era costurera y vivían en lo que hoy sería hacia la mitad de la calle de San Andrés. Una de las versiones de su muerte cuenta que Manuela, que murió fusilada, se unió junto con otras jóvenes a las tropas de Daoíz y Velarde. Que cargaba el arma de su padre y que, una vez capturada, se defendía con una tijera que llevaba oculta. Otros han escrito que la joven costurera quedó al resguardo en su casa pero que, desde el balcón, lanzaba tiestos y objetos a los franceses. Subieron para capturarla. Se defendió con uñas y dientes. Para poder ejecutarla, la acusaron de ocultar un arma: las tijeras.
De Clara del Rey se sabe que también peleó junto al Parque de Artillería de Monteleón, hoy plaza del Dos de Mayo. Nacida en Villalón de Campos (Valladolid), murió por la metralla de una bala de cañón que le alcanzó en la frente.
Príncipe Pío: Goya plasma los fusilamientos
Paraje de Príncipe Pio hoy, cerca del Templo de Debod, donde se podrían situar los fusilamientos - José R. L. Todo apunta a que Goya presenció desde su quinta muchos de los sangrientos episodios de la noche del 2 al tres de mayo. Lo contó, y así lo reflejan después los historiadores, su criado Isidro. El resultado, una obra drámatica y cruda, «Los fusilamientos del 3 de mayo» que refleja la muerte y el deseo de libertad. El lugar donde se produjo uno de los hechos más conocidos del Dos de Mayo está situado en la montaña de Príncipe Pío. Hoy, ese emplazamiento, nos llevaría a un pequeño montículo, ajardinado, cerca del Templo de Debod.
La soberbia obra de Goya es un lienzo (2,66 x 3,45) pintado en 1814. Se encuentra en el Museo del Prado y es uno de los más visitados de la pinacoteca madrileña.
La Florida, cementerio para 43 fusilados
Lapida conmemorativa en el cementerio de La Florida - ABC Aquí están enterrados los 43 madrileños que murieron fusilados la noche del 2 al 3 de mayo en la montaña de Príncipe Pío. Situado en la calle Francisco y Jacinto Alcántara, junto a la Escuela de Cerámica de Madrid y a pocos metros de la Ermita de San Antonio de la Florida, donde está enterrado Francisco de Goya. Este pequeño camposanto está al cuidado de la Sociedad Filántrópica.