El 'Caso Escámez', la mayor estafa de la historia de la Lotería de Navidad

Una administración sevillana repartió un Gordo con participaciones que resultaron falsas

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La Administración de Loterías 'La Europa', en Sevilla ABC

El sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad ha dejado innumerables historias, pero sin duda una de las más recordadas es la que ya se considera como «la mayor estafa» jamás ocurrida: el conocido como 'caso Escámez'.

Hay que remontarse a 1951. Miguel Escámez, responsable de las administraciones 'La Europa' y 'Doña Francisquita', ambas de Sevilla, imprimió y vendió sin ningún tipo de control participaciones falsas del número 02704. Estas acabaron en manos de ilusionados jugadores de toda Andalucía, pero también de Extremadura, Castilla - La Mancha o Madrid.

El plan no tenía muchas fisuras, pero la única que era seria implicaba que el número no tocara. Y vaya si tocó: fue el Gordo. Escámez había imprimido muchas más participaciones que las que los décimos que tenía comprados podían sostener, por lo que se las vio y deseó para pagar las 7.500 pesetas que a cada propietario de una participación premiada le correspondería.

Escámez solo había comprado un billete del número, equivalente a diez décimos, pero los había dividido en innumerables participaciones que vendía a una peseta. Él aseguró que, grosso modo, había llegado a vender más de 60.000 pero nunca llegó a establecerse un número concreto. En noviembre de 1951, una imprenta de Triana aseguraba haber facturado 120.000 participaciones de los treinta números asignados como fijos a esa administración, entre ellos el 02704 pero también el 02703 que había sido premiado por aproximación.

«¿Quién iba a pensar que el 2.704, con lo feo que es el número, iba a estar dentro del bombo?»

Miguel Escámez, a la Policía

Lotero

Inicialmente, ante las presiones de los ganadores, empezó a pagar con los beneficios que había obtenido (más de 15 millones), pero pronto se quedó corto. Ante las primeras denuncias, la Brigada de Investigación Criminal descubrió la trama y se produjeron las primeras detenciones.

El 'modus operandi' y las condenas

Escámez fue condenado en 1956 a 22 años de prisión, doce por un delito continuado de falsedad como medio para cometer estafa, y diez más por apropiación indebida. A sus dos empleados, Manuel Barba y Antonio García, les cayeron hasta 8 años.

Entre las pesquisas de los agentes, determinaron que Escámez, Barba y García habían pedido a la imprenta unas participaciones en las que no había el número de foliación (el número de participación con respecto al total), la garantía absoluta de que la cantidad de participaciones se corresponde con el máximo del fraccionamiento permitido por cada billete. Entre los tres implicados se fueron culpando mutuamente.

La Policía se vio obligada a hacer un llamamiento entre los premiados para que acudieran a la comisaría de la calle Peral, lo que dejó escenas demoledoras: desde la madre que creía que podía pagar el tratamiento de su hijo enfermo, hasta tenderos que habían comprado género para sus vitrinas y que no podían pagar. Muchos no llegaron a recuperarse económicamente nunca.

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