ALEJANDRO ECHEVARRÍA, PRESIDENTE DE MEDIASET

Alejandro Echevarría (Bilbao, 1942) asumió la presidencia de Telecinco el día de San Isidro de 1996, pero ya había sido consejero delegado del Grupo Correo (actual Vocento) y su voz aún se escucha en grandes diarios de la prensa regional. Después de manejar el timón de toda clase de naves en el mundo de la comunicación, se resiste a buscar refugio en tierra, aunque insiste en que su actual cargo es sobre todo institucional. «Me lo paso de cine», confiesa.

-¿Qué espera de 2017, después de un año de parálisis gubernamental?

-Somos optimistas, a pesar de las incógnitas. El paro sigue bajando, y el consumo, subiendo. Eso afecta a nuestros medios, que viven de la publicidad. Esperamos un año bastante bueno, a pesar de nubarrones como el de los populismos, el que más nos preocupa.

-¿Cuál será su principal lucha personal?

-Soy presidente de Uteca, la asociación de operadores de televisión en abierto, y en 2017 dedicaré bastante tiempo a intentar que el sector audiovisual se consolide y que las incertidumbres legislativas se aclaren.

-Una de ellas es el segundo dividendo digital, que supondrá una nueva sintonización de todas las antenas.

-Es muy importante. Proponemos que se haga con calma, con tranquilidad, y que se financie adecuadamente porque afecta a todo el mundo, sobre todo a los televidentes, que tendrán que cambiar el dial. Debemos apurar los plazos hasta 2020 y que luego se mantenga diez años más. Será el reto más importante con la Administración.

-Repasando sus palabras en las últimas dos décadas, da la impresión de tener una hoja de ruta trazada hace años.

-Sí, hacemos planes a largo plazo. Tenemos las ideas claras como sector y confiamos en que en esta legislatura, en la que hay más diálogo, no nos pase lo mismo que en la anterior, cuando nos eliminaron nueve canales de televisión de la noche a la mañana. Si hay diálogo, podemos tener una legislatura positiva.

-Figura entre los más influyentes de España, aunque en una vieja entrevista dijo que su misión «no es cambiar gobiernos, sino entretener»

-Creemos que es nuestra misión, realmente. Tenemos que darle al televidente opciones de entretenimiento e informativas y que sea él quien tome las decisiones. No estamos para poner ni cambiar ministros. Sigo pensando exactamente lo mismo.

-Se define como «colaborador y combativo con el Gobierno». ¿Es el secreto de la independencia y la influencia?

-Creo que sí. Es el frontispicio que un medio de comunicación tiene que tener grabado a fuego, ser absolutamente independiente y estar en una posición permanentemente crítica con los gobiernos.

-Ha trabajado en todos los medios de comunicación posibles. ¿Se influye más desde los periódicos y se llega a más gente desde la tele?

-Los periódicos marcan la agenda diaria de la política en un país, pero la tele tiene una influencia por su capacidad de transmitir eso de una forma cósmica, veloz, y de llegar a mucha gente. Son complementarios.

-¿Mantendrán su influencia los periódicos en las próximas décadas?

-Sí, aunque habrá que cambiar bastante cosas. Si se hace con inteligencia, es posible. Aunque sea minoritaria, la prensa escrita no tiene que bajar ni un milímetro.