Sigue el terror en el Congo: iglesias saqueadas por pedir la paz con el M-23
En medio del caos por la ofensiva de esta guerrilla rebelde apoyada por Ruanda, otros grupos armados asaltan templos católicos y protestantes y el propio Ejército congoleño roba en las casas en lugar de proteger a la población
Las guerras del Congo dejan más de seis millones de muertos desde 1996

La guerra en el este de la República Democrática del Congo (RDC) continúa, después de que el M-23, fuerzas militares promovidas por Ruanda, se haya hecho ya con Goma (capital de Kivu del Norte) y Bukavu (Kivu del Sur).
En ambas ciudades reina ... actualmente el caos y una tensa calma después de que las fuerzas armadas congoleñas (FARDC), apoyadas por soldados de Burundi, huyeran tras el asedio del M-23. Se calcula que en Goma murieron entre 3.000 y 5.000 personas. En Bukavu todavía no hay cifras oficiales de muertos, pero se estima que es una cifra muy inferior.
Mientras el M-23 prosigue su lucha para conquistar nuevas ciudades en la frontera de RDC con Ruanda y Burundi, los 'wazalendo' (patriota en suajili) –una milicia de defensa local que combate desde verano de 2023 a la guerrilla M-23 – han empezado a atacar algunas iglesias católicas y protestantes en la ciudad de Uvira, situada en la provincia de Kivu del Sur en el extremo norte del lago Tanganica.
Según cuenta a ABC un ciudadano congoleño que prefiere mantener el anonimato, «los 'wazalendo' justifican estos saqueos – por ahora sin víctimas mortales – por los mensajes que se han lanzado desde estas iglesias a favor de la paz y la reconciliación». Este grupo rebelde considera este posicionamiento «una traición» y rechaza cualquier tipo de negociación.
Al mismo tiempo, las FARDC también justifican sus ataques diciendo «que no pretenden matar, sino simplemente alimentarse». Los últimos enfrentamientos han causado ya 18 muertos entre la población.
Mientras tanto, los milicianos del M-23 prosiguen su avance hacia Uvira, la segunda ciudad más grande de Kivu del Sur. Uvira domina el lago Tanganica y es un punto estratégico, ya que desde allí parte una carretera que conduce a Bujumbura, la capital de Burundi.
La retirada de los soldados burundeses, pocos días después de la caída de Bukavu, ha facilitado el avance de los rebeldes hacia Uvira, donde la tensión sigue en aumento. En previsión de la llegada del M-23, las autoridades estatales han decidido liberar a los prisioneros.
En medio del caos más absoluto, más de 500 personas de la prisión de Mulunge se fugaron en la mañana del pasado miércoles. Este mismo hecho se produjo también en los centros penitenciarios de Goma – donde fueron violadas y quemadas vivas más de 160 mujeres – y Bukavu, donde se produjeron salidas masivas de presos que posteriormente se hicieron con las armas abandonadas por las FARDC.
Un pastor de una iglesia protestante en Uvira cuenta que «hombres armados vestidos con uniformes militares de las FARDC entraron en mi casa, detrás de la oficina del alcalde, y saquearon toda la comida cocinada y las provisiones almacenadas. También se llevaron otras pertenencias como teléfonos y otras cosas en su primera visita. Cuando los que se supone que deben protegernos ya no lo hacen, uno no sabe a quién recurrir. Nuestra misión es pastoral, no nos metemos en política y no tenemos nada que ver con lo que está ocurriendo. Pero aquí estamos».
Tras la entrada del M-23 en la ciudad estratégica de Bukavu, se está produciendo un éxodo masivo de congoleños que huyen hacia las fronteras con Ruanda, Burundi, Uganda y Tanzania.
Por otro lado, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha confirmado que uno de sus trabajadores sobre el terreno ha resultado gravemente herido después de que varios disparos alcanzaran la base de la organización en Masisi, una localidad situada en la provincia de Kivu Norte. También ha resultado herido un niño que había buscado refugio con su familia en el recinto de MSF.
La organización condena enérgicamente los tiroteos, que socavan gravemente el principio de protección de los trabajadores humanitarios y las instalaciones médicas en tiempos de conflicto.
Según analistas internacionales, el objetivo final del M-23 es hacerse con la zona este de la RDC, rico en minerales como el cobalto, oro y coltán, del que tiene el 80 por ciento de las reservas mundiales y con el que se fabrican las baterías de coches eléctricos, los móviles y 'tablets', entre otros aparatos electrónicos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete