Necesaria y difícil salida del conflicto en Ucrania

Asimismo, desde el sur de Prokovsk, las tropas rusas presionan hacia el norte siguiendo dos ejes de progresión, que tratan, el del oeste, de cortar la carretera T0406, y el del este la T0504 que conecta Prokovsk con Kostiantynivka. Un pinzamiento destinado a entorpecer el flujo logístico que sostiene a los defensores de Prokovsk, a partir del cual el mando ruso tendría que optar bien por un extenuante esfuerzo de combate urbano en Prokovsk, o bien por continuar la progresión por ambos flancos de la ciudad para cercarla. Más al norte, prosiguen lentamente los avances de las tropas rusas en el interior de Toretsk, mientras que en Chasiv Yar tratan de cercar a sus defensores en el centro de la ciudad. Se percibe también un incremento de combates en el frente de Siversk hacia Bilohorivka.

En el 'oblast' de Kursk, las tropas ucranianas, durante el fin de semana pasado, han reaccionado contra los esfuerzos de las rusas para expulsarlas. Aquéllas han contraatacado, en la zona de Klugren'koe, contra las rusas que avanzaban por la dirección Lyubimovka-Klugren'koe-Malaya Loknya. Asimismo, han presionado, a caballo de la carretera R200, en dirección a Pervomaiscaya, en la confluencia de los ríos Sudzha y Scorodnaya. Si lograran llegar hasta allí, comprometerían el esfuerzo ofensivo ruso desarrollándose por la dirección Kireevka-Naydenov-Malaya Loknya.

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Al mismo tiempo, la artillería ucraniana (HIMARS) ha bombardeado instalaciones logísticas en la retaguardia rusa para debilitar su apoyo a las vanguardias. Tal fue el caso de Rylsk, y ha sido el de Ivanovskoe enlazados con Lgov y Kursk por la autovía E38. En el mismo intento de frenar las operaciones rusas, cabría incluir el ataque, el pasado viernes, con 8 misiles (ATACMS), contra el 'oblast' de Belgorod, colateral con el de Kursk. Pero no parece que las tropas ucranianas tengan potencia suficiente para repeler a las rusas bien que, con su hostigadora actividad, aquéllas podrían frenar a estas últimas en su acción de limpiar el territorio antes del 20 de enero.

El cerrojazo dado por Kiev al tránsito del gas ruso a través de Ucrania, a partir del 1 de enero, no tendrá mayores repercusiones en las operaciones en curso. También a partir de esa fecha, la presidencia rotatoria semestral de la UE ha recaído sobre Polonia por lo que, probablemente, se incrementará el debate sobre el aislamiento de Rusia, bien que tal empeño haya obtenido resultados poco eficaces en los casi tres años de la guerra en Ucrania. En todo caso, se extiende internacionalmente la conveniencia de dar una pronta salida al conflicto. El propio Zelenski, en reciente entrevista, ha expresado su disposición a no recuperar los territorios ucranianos dominados por Moscú a cambio de garantías de seguridad de la OTAN.

La mayor dificultad en el seno aliado es cómo dar carpetazo al tema, sin que ello sea percibido como una derrota de la Alianza: ésta solo puede presentar como victoria el haber logrado contener a Rusia en Ucrania durante tres años. Con tal telón de fondo se producirá, el jueves, en Ramstein, la última reunión de ministros de defensa de países donantes bajo la Administración Biden en la que, probablemente, se descolgará Zelenski. Previsiblemente, se escuchará el canto del cisne del representante norteamericano glosando la entrega acelerada de un último paquete de ayuda militar (7.000 millones de dólares). Y, naturalmente, se oirá también la acostumbrada y perentoria reclamación ucraniana para recibir, además de sistemas de defensa antiaérea, también más letales y mayores volúmenes de armamentos. Poco después, llegará Trump...