El ministro de Exteriores chino cumple un mes desaparecido
Se desconoce el paradero de Qin Gang, considerado un protegido de Xi, mientras el secretismo de las autoridades dispara los rumores sobre un problema de salud hasta una purga
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En la tierra de los secretos, estos pueden tragarse a cualquiera. Qué mejor demostración de la opacidad inherente al régimen chino que un ministro de Exteriores desaparecido desde hace ya un mes sin explicación alguna. La suerte de Qin Gang ha desatado rumores de todo tipo, desde un problema de salud hasta una purga, pero las autoridades ni desmienten ni confirman. Los días pasan, el misterio se agranda.
Qin Gang realizó su última aparición pública el pasado 25 de junio, cuando se reunió con el viceministro de Exteriores ruso, Rudenko Andrey Yurevich –dos días después de la asonada de los mercenarios Wagner– tras haber recibido antes a emisarios de Vietnam y Sri Lanka. Una jornada ajetreada. Después, nada.
El 4 de julio, la Unión Europea anunció que China había cancelado la visita del Alto Representante Josep Borrell a Pekín, programada para el 10 de julio. Del 11 al 14, estaba previsto que Qin volara a Yakarta para asistir a una cumbre entre ministros de Exteriores de países miembros y afiliados de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés), pero en su lugar acudió el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, su superior y predecesor en el cargo.
Qin tampoco participó en la visita oficial de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, del 6 al 9 de julio; ni en la del enviado presidencial para el Clima, John Kerry, del 17 al 19. Es decir: el ministro de Exteriores ha permanecido ajeno a un proceso de intensa actividad diplomática, mediante el que China y EE.UU. tratan de retomar el diálogo con el propósito de romper el ciclo de hostilidad rampante.
El ministerio de Exteriores solo comentó semejante anomalía el pasado 11 de julio, cuando informó que Qin no participaría en la cumbre ASEAN por «motivos de salud». Desde entonces silencio. Silencio retroactivo, además: varias consultas realizadas por medios internacionales en sucesivas ruedas de prensa han sido eliminadas de las transcripciones oficiales. «No tenemos información disponible», se ha limitado a responder la portavoz Mao Ning a la pregunta formulada por ABC este lunes durante la rueda de prensa diaria del organismo. En una interpelación posterior ha rehusado aclarar si Qin continúa siendo el ministro de Exteriores. Hasta aquí, los hechos.
«No tenemos información disponible», se ha limitado a responder la portavoz Mao Ning a la pregunta formulada por ABC
Peligrosos amoríos
A continuación, los rumores, aunque solo sean tomados por su valor descriptivo a la hora de retratar una intriga política y su hermético ambiente. El pretexto de la enfermedad se dio en primera instancia por verosímil en círculos diplomáticos de la capital china consultados por ABC. La salud de los mandatarios, al fin y al cabo, acostumbra a suponer un tabú comunicativo en un país donde hasta hace bien poco estos teñían sus canas para ofrecer una imagen vigorosa.
Ahora bien, la credibilidad generalizada ha ido cayendo a medida que transcurrían primero los días, luego las semanas, y las habladurías comenzaban a oírse más alto. Una de las más insistentes apunta que Qin estaría siendo castigado por haber mantenido una relación extramatrimonial con una presentadora de la cadena Phoenix TV, de nombre Fu Xiaotian.
Qin estaría siendo castigado por haber mantenido una relación extramatrimonial con una presentadora de la cadena Phoenix TV, de nombre Fu Xiaotian
Dicha mujer no ha vuelto a dar señales de vida desde que el pasado 11 de abril realizara una última publicación en Twitter y Weibo –red social china similar a la estadounidense–, en la que manifestaba encontrarse en un avión privado con destino a Pekín desde Los Ángeles. Asimismo, compartía una fotografía de la participación en marzo de 2022 de Qin en su programa de entrevistas, y otra suya a bordo de la aeronave con un bebé en brazos. La especulación asegura que ese niño sería hijo de Qin.
De acuerdo a estas interpretaciones, Qin habría pagado con su carrera la falta de discreción de su supuesta amante, que al hecho de volar en avión privado suma otras actividades sospechosas para una reportera como contar con un jardín a su nombre en la Universidad de Cambridge, gesto con el que la institución británica reconoce a sus más generosos donantes.
Intrigas palaciegas
El interés popular es máximo. Las consultas relativas al ministro en Baidu, el motor de búsqueda más popular en China, crecieron la semana pasada hasta un 5.000% según el índice elaborado por la propia empresa. Sin embargo, –he aquí otro de los escasos hechos– las autoridades no han bloqueado su nombre, tampoco el de ella, lo que resulta revelador, pues la censura suele operar de manera inmediata ante cualquier mínima polémica para blindar la imagen de los gerifaltes comunistas.
«No recuerdo un precedente similar en el Partido Comunista Chino», apunta Jean-Pierre Cabestan, profesor de Ciencia Política en la Universidad Baptista de Hong Kong. «Una posibilidad es que Qin Gang tenga una enfermedad muy grave como un cáncer, pero el Gobierno chino ya habría dicho algo sobre su salud. Este largo silencio podría indicar que el caso está relacionado con la seguridad nacional». Y añade: «Quizá el reciente ascenso de la embajadora de China en Singapur [Sun Haiyan, quien después de solo un año en la ciudad-Estado fue elevada el sábado a viceministra de Exteriores] pueda desencadenar otro movimiento para cubrir el puesto de Qin Gang».
«Una posibilidad es que Qin Gang tenga una enfermedad muy grave como un cáncer, pero el Gobierno chino ya habría dicho algo sobre su salud. Este largo silencio podría indicar que el caso está relacionado con la seguridad nacional»
Jean-Pierre Cabestan
Profesor de Ciencia Política en la Universidad Baptista de Hong Kong
Complica todos los cálculos la noción generalizada de que Qin está considerado un protegido de Xi Jinping, vínculo que explicaría la celeridad de su carrera. Tras apenas dos años como embajador de China en EE.UU., en diciembre de 2022 fue nombrado ministro de Exteriores por delante de otros candidatos a priori mejor posicionados y elevado al Comité Central del Partido Comunista, el noveno más joven entre sus 205 miembros. El favor del líder –sin sucesor aparente, una carrera como mínimo a diez años vista en la que Qin estaría bien posicionado– se remontaría a su etapa como responsable de Protocolo Diplomático entre 2014 y 2017, cuando habrían mantenido una interacción frecuente.
El paso adelante de Qin ilustró entonces una evolución de la diplomacia china, que pretendía dejar atrás las estridencias de los 'lobos guerreros' que tanta antipatía despertaron en Europa y EE.UU. Qin, por contra, representaba un político de intelectualidad sofisticada, buen entendedor de Occidente y sus instituciones, menos agresivo en las formas pero igualmente firme en el fondo. Ahora, no obstante, ha quedado reducido a ser el ministro, más que de Exteriores, de Schrödinger: una paradoja que acabará resuelta por presencia o ausencia. Hasta entonces, solo aclara la realidad de la China contemporánea, en modo alguno un secreto.
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