Israel e Hizbolá combaten cuerpo a cuerpo en las aldeas libanesas de la frontera

El Ejército intentó penetrar por otros puntos y se registraron también duros combates Maroun al-Ras, donde Hizbolá aseguró que destruyó tres tanques. Los milicianos también informaron de que hicieron explotar varias bombas trampa al paso de los israelíes en Yaroun. Según los mandos israelíes, mataron al menos 30 milicianos durante la jornada.

Pese a los golpes que la Inteligencia israelí ha asestado en las últimas semanas a Hizbolá y al descabezamiento de toda su cúpula mando, Hasán Nasralá incluido, la milicia pro iraní demostró en la primera jornada de combates cuerpo a cuerpo que mantiene la capacidad de hacer daño a un enemigo infinitamente superior en cuanto a potencia militar. Los misiles y cohetes del Partido de Dios lanza cada día suelen ser interceptados y es en el combate sobre el terreno donde pueden plantar cara unos milicianos que se preparan desde 2006 para un momento como este.

La respuesta de Israel fue la movilización de las 36 División del ejército, que pronto estará disponible para avanzar en las operaciones al otro lado de la frontera. El objetivo de los militares es establecer una zona de seguridad a lo largo de la frontera que permita el regreso seguro a sus casas de los más de 60.000 israelíes que se han visto obligados a dejar sus casas debido al hostigamiento diario de Hizbolá.

Los frentes se multiplican en la mesa de un Benjamín Netanyahu que felicitó el año nuevo judío a los ciudadanos de Israel diciendo que «empieza el año de la victoria». A la espera de la «dura respuesta» prometida contra Irán, los israelíes bombardearon con dureza Gaza, donde mataron a docenas de personas en dos escuelas refugio de la ONU, intentaron avanzar por tierra en Líbano y bombardearon diferentes objetivos en Siria, uno de ellos en Mezze, barrio de Damasco donde hay numerosas embajadas.

A las puertas del primer aniversario de los brutales ataques de Hamás del 7 de octubre, Netanyahu pisa el acelerador y apunta a la república islámica, país al que ve detrás de todos los problemas de seguridad que afectan al Estado judío. El primer ministro se reunió con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del ejército, Herzi Halevi, para analizar la nueva situación generada por el ataque iraní. El ejército realizó un nuevo balance de daños y reconoció que «varios misiles cayeron dentro de bases de la fuerza aérea israelí. Ninguna infraestructura o capacidad ofensiva resultó dañada (…) No se reportaron víctimas ni daños a los aviones».

A diferencia de lo sucedido en abril, cuando el régimen de los ayatolás lanzó 350 misiles y drones, en esta ocasión varios proyectiles iraníes lograron superar las medidas de defensa desplegadas con Israel, que contó con la ayuda de Estados Unidos y Reino Unido.

Las calles de Teherán amanecieron con carteles en los que se podía leer «Estamos preparados», en alusión a las amenazas de Netanyahu sobre el golpe que le espera a la república islámica por haberles lanzado los misiles. «Nuestra acción ha concluido a menos que el régimen israelí decida seguir. En ese escenario, nuestra respuesta será más fuerte y poderosa», escribió en X el ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi.

Durante toda la jornada se especuló con los posibles objetivos que podría atacar Israel y los más señalados fueron las plantas nucleares y las instalaciones de gas y petróleo, claves para la maltrecha economía nacional. Fuentes de inteligencia israelíes citadas por medios de su país señalaron que «el objetivo causará daño económico». Portales como Axios indicaron que la opción de realizar asesinatos selectivos y operaciones contra la defensa aérea también está entre las opciones contempladas.

Teherán será escenario el viernes en la oración principal de la Universidad de un acto homenaje a Nasralá y el rezo será dirigido por el Líder Supremo, Alí Jamenei, algo poco habitual. Jamenei es quien tiene la última palabra en las decisiones clave del país, como lo fue el ataque del martes contra Israel.