EE.UU. e Israel: se abren grietas en una relación «inquebrantable»

En el armazón del apoyo de EE.UU. a Israel esas grietas están en su flanco izquierdo. Se ha percibido en la calle, con Nueva York, el lugar con más judíos del mundo fuera de Israel, como mejor ejemplo. Las protestas y concentraciones pro-Palestina, con mucha presencia de activistas de izquierdas, y pro-Israel se han sucedido desde el 7 de octubre. Solo el pasado fin de semana, se organizaron cuatro manifestaciones significativas. La semana pasada, 139 personas fueron arrestadas durante una protesta a favor de Palestina en Times Square -con una pequeña contramanifestación pro-israelí en frente- por cortar el tráfico. Se han registrado también algunos incidentes violentos y de odio, tanto antisemitas como antiislámicos.

Más allá de la calle, la tensión ha estallado en sectores con relevancia pública, con enfrentamientos, acusaciones cruzadas y represalias sobre lo que se dice o no se dice sobre la situación en Israel y Palestina. Importantes empresarios -Bill Ackman, que controla uno de los mayores 'hedge-fund' del país, o Jonathan Neman, consejero delegado de Sweetgreen- aseguraron que no contratarían a ninguno de los estudiantes de Harvard que firmaron una carta crítica con Israel. Comunicados cruzados entre el sindicato de trabajadores de Starbucks, que firmó una carta de «solidaridad con Palestina», y la respuesta contraria del gigante del café. Enfrentamientos entre padres en Maryland o Virginia por apoyar una causa -israelí o palestina- y silenciar la otra. O el silencio sobre los ataques terroristas de Hamás en muchas organizaciones que es su día fueron vociferantes con asuntos como el asesinato de George Floyd -el último gran episodio de tensión racial en EE.UU.- o la propuesta de veto a la entrada de inmigrantes de Donald Trump, que han afeado colectivos judíos (uno de los casos más sonados, el de figuras de Hollywood como Jerry Seinfeld o Sacha Baron Cohen contra el Sindicato de Guionistas).

Noticia Relacionada

La ONU da una victoria simbólica a Palestina con una resolución no vinculante para una «tregua humanitaria»

Javier Ansorena

España se desmarca de la mayoría de sus socios occidentales y vota a favor del texto del Grupo Árabe

La agitación está también muy presente en el ámbito político, lo que supone riesgos para Biden, en la antesala de su enfrentamiento con Donald Trump en las presidenciales del año que viene. En Washington, el ala izquierdista de los demócrata ha dejado claro que está muy lejos de la posición convencional del partido, la que representa Biden, siempre un aliado férreo de Israel. Un grupo de dieciséis diputados de la Cámara de Representantes, liderados por Rashida Tlaib -la única legisladora de origen palestino en EE.UU.- impulsaron una resolución para exigir a Israel un alto el fuego y dar prioridad a la ayuda humanitaria en Gaza.

Es un sector muy minoritario (hay 212 diputados demócratas), pero con mucha presencia en los medios y en redes sociales, en especial su voz con más peso, la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez. Y en niveles inferiores, ha habido múltiples ejemplos de revuelta contra el apoyo a Israel: 400 asistentes de congresistas firmaron una carta para que EE.UU. cambie su postura sobre la guerra y ha habido innumerables organizaciones alineadas con la izquierda -sindicatos, activistas raciales y LGBTQ, grupos locales- que han criticado la postura de la Administración Biden.

Esos conatos que van contra la ortodoxia demócrata pro-israelí se producen en un caldo de cultivo de posiciones cambiantes sobre el conflicto en Oriente Próximo. Hace diez años, cuando se daba la elección a los estadounidenses sobre si sentían más simpatía hacia los israelíes o hacia los palestinos, un 64% se inclinaba hacia los primeros, frente a un 12% hacia los segundos, según Gallup. En la misma encuesta a comienzos de este año, la preferencia por los palestinos se había casi triplicado, hasta un 31%, frente al 54% de los israelíes.

Con los ataques sanguinarios de Hamás, se ha producido un aumento de la simpatía en EE.UU. hacia los israelíes frente a los palestinos. Según los sondeos de Fox News, ese apoyo ha pasado del 59%, en mayo de 2021, al 68% este mes. Pero en la opinión pública estadounidense hay una fuerte brecha generacional sobre el conflicto. En especial, en el electorado demócrata.

La generación de Biden, que creció con un Israel recién formado y vulnerable, es muy diferente a la actual, en la que el Estado judío es una potencia en Oriente Próximo y a la que buena parte de los votantes jóvenes no relacionan con una entidad oprimida sino opresora. Es algo que se percibe en las encuestas, donde el apoyo a Israel cae con claridad en los tramos de edad. Casi el 20% de los votantes de entre 18 y 24 años cree que Israel es responsable del estallido de violencia, y no Hamás, frente a solo el 6% de los mayores de 65 años, según una encuesta de Quinnipiac. En ese mismo sondeo, el 51% de los jóvenes no quiere que EE.UU. mande ayuda militar a su socio.

Si la guerra se alarga y se mezcla con la campaña electoral, serían señales peligrosas para Biden, que consiguió estimular al voto joven y a los sectores izquierdistas en 2020 con temas como la agenda climático o la condonación de deuda estudiantil, y que no puede permitirse perder votos.