Documentos de la masacre de Hamás: «Mamá, maté a diez judíos, tu hijo es un héroe»
La Embajada israelí ha organizado un evento no abierto al público para mostrar las atrocidades grabadas durante la incursión de la milicia palestina el pasado 7 de octubre
El Ejército israelí desvela cómo fue la matanza de Hamás: 43 minutos de violencia extrema y odio
Directo | Sigue la última hora de la guerra entre Israel y Hamás

Un sistema de videovigilancia muestra a un niño corriendo dentro de su casa. No debe tener más de ocho años. Lo sigue su padre con un niño más pequeño en brazos. Ninguno viste más que ropa interior. Están escapando de los asaltantes. Salen del hogar ... y se esconden en la terraza. Luego los terroristas lanzan una granada al escondite. Cae el cuerpo del padre y los agresores descubren a los niños. Los llevan de vuelta a casa y los sientan en la cocina. «Papá está muerto», dice uno. «Lo sé, lo vi». «Quiero a mi mamá». Mientras lloran, uno de los asesinos abre la nevera y busca hidratación. «¿Por qué sigo vivo?», se pregunta uno de los menores. Los islamistas se han ido y el hermano mayor le pregunta al otro «¿Puedes ver por este ojo?» La explosión le había dejado una herida visible. «No, no puedo». Pasado un tiempo, los niños escapan a la calle. Más tarde llega la madre junto con dos guardias de seguridad del kibutz, y, al advertir el cadáver de su pareja, la mujer se quiebra. Los escoltas tienen que sostenerla mientras ella grita desgarradamente.
«Lo que estáis a punto de ver son imágenes extremadamente gráficas. Sin censura ni filtros», ha dicho Dan Poraz, ministro consejero de la Embajada de Israel, antes del comienzo de la proyección. Los representantes israelíes en Madrid han organizado este lunes un evento no abierto al público para mostrar a no más de treinta periodistas parte del material audiovisual recopilado aquel 7 de octubre durante la incursión de Hamás. Imágenes tomadas por cámaras de acción y teléfonos de los terroristas, así como dispositivos de vigilancia, móviles y redes sociales de las víctimas y rescatistas. En total 43 minutos de violencia, terror y muerte.
Unas cámaras de seguridad muestran a miembros de Hamás intentando entrar a un kibutz cercado. No logran abrir el portón y se esconden detrás de unos arbustos. Llega en coche, ajeno de lo que ocurre, y abre la entrada. Enseguida los invasores acribillan a los pasajeros sin mediar palabra. En otra escena, otros terroristas están dentro de un kibutz. La GoPro que uno de ellos tiene en el pecho documenta el momento desde un plano subjetivo. Todo está calmado, no hay señales de vida. Con su rifle, dispara los neumáticos de una ambulancia y sigue caminando. Aparece un perro negro que, moviendo la cola, se acerca para saludar a los visitantes, pero enseguida recibe tres tiros y cae. Las casas están vacías. En algunas de ellas hay luces, ventiladores, música y móviles encendidos, evidenciando que, recientemente, hubo actividad en esos lugares, probablemente de gente que escapó o se escondió. Sin más víctimas que mascotas, los incursores prenden fuego los hogares.
«No os hemos invitado porque queramos vuestra simpatía», dice Poraz a la prensa. «Queremos que comprendáis contra qué estamos luchando y por qué estamos obligados a eliminar la amenaza de Hamás. Israel no opera en Gaza motivado por la venganza, sino porque ha quedado demostrado que no pueden vivir con una Gaza controlada por una organización terrorista. Estamos decididos a alcanzar nuestros objetivos en esta guerra y traer a los 241 secuestrados. Hamás es igual que ISIS, y así como el mundo acabó con ISIS, Israel acabará con Hamás».
Después de mostrar cadáveres mutilados, deformes o quemados –niños y bebés incluidos–, la pantalla está negra. Se escucha una conversación radial interceptada por las fuerzas israelíes, subtitulada. Con voz agitada, un miembro de Hamás le dice a su comandante que sus hombres han cortado cabezas con cuchillos y han quemado cuerpos. Del otro lado, con una voz templada responde: «Déjalos jugar con los cuerpos».
En otro registro, un terrorista llama a su padre utilizando el móvil de una víctima. La llamada fue grabada automáticamente por una aplicación y en ella el asesino se nota eufórico. «Papá, abre WhatsApp, mira las fotos que te he enviado. ¡Mira como tu hijo ha matado a judíos! ¡Maté a diez con mis propias manos!», comenta exaltado. «Pásame a Mamá. ¡Mamá tu hijo es un héroe! ¡Matar, matar, matar!».
Según explicó el ministro consejero de la Embajada, el material proyectado no se hará público por respeto a las familias, que están aterradas de que sus seres queridos lleguen a internet. En el largo documento de la masacre se muestran apenas 138 muertes, menos del 10% de las ejecuciones de aquel día.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete