La depuesta Dilma Rousseff regresa a la primera línea aupada por Lula

Lula aprovechó su viaje de alto perfil a China para acudir personalmente a la toma de posesión de Rousseff, quien antes de sucederle en la presidencia fue ministra y jefa de Gabinete en su Gobierno. Ambos han mantenido una buena relación durante estos años y, antes del 'impeachment' de Rousseff, esta trató de que Lula volviera al Gobierno como su jefe de Gabinete, aunque el Tribunal Supremo lo impidió.

En la jura de Rousseff en el banco de los Brics, Lula dio un discurso en el que planteó superar el actual modelo de hegemonía del dólar en las finanzas y el comercio mundiales. «¿Por qué no podemos hacer comercio respaldados por nuestra moneda? ¿Quién decidió que fuera el dólar? Necesitamos una moneda que lleve a los países a una situación más tranquila, porque hoy un país necesita ir corriendo detrás de los dólares para exportar», dijo el presidente.

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Aunque el banco fue creado originalmente por el bloque Brics, más tarde se les unieron Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.

Durante su discurso de investidura el jueves, Rousseff dijo estar orgullosa de haber tenido la oportunidad de acoger en la ciudad brasileña de Fortaleza la cumbre que dio origen al banco en 2014. En el cargo, según la prensa brasileña, Rousseff cobrará unos 500.000 dólares anuales. Es el equivalente al salario del presidente del Banco Mundial.

También dijo Rousseff que el banco representa a los países del llamado 'Sur Global'. «Su fundación, además de ser un acontecimiento histórico fue una demostración de la importancia de establecer una estrategia y una asociación, compartiendo las necesidades de estos países del sur, del 'Sur Global', es decir, de este sur que quiere emerger y que cuenta también con los países del norte y con el multilateralismo», afirmó Rousseff en Shanghái.

El concepto de 'Sur Global' no es geográfico –Rusia, China e India están en el hemisferio norte–, sino que se usa en estudios de relaciones internacionales para referirse tanto al tercer mundo como al conjunto de países en vías de desarrollo, incluyendo a regiones pobres al norte del ecuador.

De hecho, Lula presentó al banco que ahora preside Rousseff como una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya sede está en Washington. El presidente afirmó que el FMI tiene bajo secuestro la política económica de los países emergentes y los convierte, según dijo, en rehenes. «El FMI, o cualquier otro banco, cuando presta a un país del Tercer Mundo, la gente se siente con derecho a mandar, a manejar la cuenta del país. Como si los países se convirtieran en rehenes de quien les presta el dinero», dijo el presidente Lula. «No hay necesidad de seguir asfixiando a las economías como está haciendo ahora el FMI con Argentina».

El 31 de marzo, el FMI aprobó el desembolso de 5.400 millones de dólares para Argentina tras aprobar la cuarta revisión de un pacto para refinanciar su deuda. El total de desembolsos del FMI para ese país es de 28.900 millones de dólares. La segunda economía más grande de Sudamérica, por debajo de Brasil, se enfrenta a una inflación anual superior al 100%.

Rouseff dijo después que «se calcula que la economía de los Brics es ya mayor que la de los países del G–7 [formado por EE.UU., Alemania, Francia, Canadá, Italia, Japón y Reino Unido]». En realidad, los datos más recientes reflejan que el G–7 tiene un PIB combinado de aproximadamente 40,7 billones de dólares, mientras que los Brics suman 19,5 billones.

Antes de regresar a un cargo público –fue a propuesta de la presidencia de Brasil, elegida por unanimidad en la junta de gobernadores y hasta julio de 2025–, Rousseff se centró en labores de activismo y fue una de las fundadoras, en 2019, del Grupo de Puebla, un nuevo foro de izquierda hispanoamericano.

En el Grupo de Puebla, Rousseff colaboró y participó en jornadas con los españoles Irene Montero, Luis Rodríguez Zapatero y Baltasar Garzón, con el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales y los actuales presidentes de Argentina y México, Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador. El foro tiene también abundante representación brasileña.

Lula ha viajado a China dos meses después de haberse visto con Joe Biden en Washington. Desde entonces el presidente brasileño ha recuperado su perfil de mediador, proponiendo negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania que no han sido bien recibidas ni en la Casa Blanca ni en Bruselas, sede de la OTAN. Pero este acercamiento a China preocupa en Washington. Recientemente hubo una vista oral en el Capitolio sobre el expansionismo de Pekín en el que testificó Caitlin Scott, del International Republican Institute. Según esta investigadora, «el Gobierno de Lula prefiere claramente una relación más estrecha con China. En 2021, la expresidenta Rousseff ya dijo que China es admirable y representa una luz contra la decadencia occidental».