El chavismo coaccionó a Edmundo González en la residencia del embajador español ante un mediador de Zapatero

La escena se produjo, según fuentes de toda solvencia, en la residencia oficial del embajador de España, Ramón Santos, que salió de la habitación en ese momento -Jorge Rodríguez desmintió este punto en televisión, afirmando que estuvo presente y fue testigo-. Sin embargo, sí se encontraba un mediador del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

En un vídeo publicado en redes sociales, el propio Edmundo González reconoció que había sido sometido a ese chantaje y que su supuesto consentimiento «no tiene ningún efecto» puesto que está «viciado de coacción». En ese mensaje afirma también que esas presiones «no me van a callar ni van a callar a todo un país que ya habló» en las elecciones de julio.

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A. P.

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La carta fue revelada este miércoles desde medios afines a la dictadura chavista con el objetivo aparente de enrarecer el debate en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, al que González planeaba haber asistido en un primer momento. La filtración de esa carta se produjo justo después de que el líder opositor venezolano se reuniera con Cristina Narbona, la presidenta del PSOE, como parte de sus contactos con los principales dirigentes políticos españoles. La víspera había almorzado con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Al parecer y según explican fuentes parlamentarias, en su reunión en Ferraz, González habría mencionado de pasada su intención de asistir este jueves a la votación de la resolución que le reconocería como vencedor de las elecciones, como han hecho ya más de media docena de países y las cortes Generales en España. El hecho de que Narbona sea la esposa de Josep Borrell habría facilitado la confidencia, ya que hasta entonces la posibilidad de que viajase a Estrasburgo se había negado sistemáticamente. En cualquier caso, sería siempre como visitante, no de forma oficial. El lunes, durante el debate sobre esta cuestión, estuvo presente, también desde la tribuna de visitantes, el exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

Es difícil saber si existe una relación directa entre la conversación con Narbona y la anulación del viaje a Estrasburgo de Edmundo González, pero es evidente que el PSOE ha hecho una fortísima apuesta en esta votación del Parlamento Europeo en la que necesita arrastrar a todo el grupo socialista a posiciones que favorecen a la dictadura chavista. El debate demostró que la mayoría de las fuerzas políticas, a excepción de la extrema izquierda, apoyan la democracia en Venezuela, pero desde el Gobierno español se pretende evitar a toda costa que se le reconozca como vencedor de las elecciones. Para el PP europeo, que promovió la resolución, este punto era «innegociable».

Finalmente y después de haberlo propuesto a todos los partidos, el texto ha sido asumido formalmente solo por los grupos de derecha radical, como el de Conservadores y Reformistas (ECR), de la italiana Giorgia Meloni; y por el de los Patriotas por Europa, que encabezan el húngaro Viktor Orbán y la francesa Marinne le Pen y en el que milita Vox. Sin embargo, el hecho de aparezcan estas firmas en el proyecto ha impedido que lo suscriba también el grupo liberal Renew, lo que no permite anticipar cuál puede ser el resultado de la votación de este jueves. Según fuentes cercanas a la negociación existía un consenso mayoritario, incluso con los socialistas sobre el contenido de la resolución, a excepción del reconocimiento explícito de la victoria de González.

La escena de la extorsión en el interior de un recinto diplomático español a una persona a la que España se dispone a otorgar asilo político aparece como un episodio totalmente irregular en los usos del derecho internacional. Solo se explicaría suponiendo que la presencia allí del principal testaferro de Zapatero en Venezuela presuponía una cierta confianza con los responsables de la legación diplomática.

La carta que se ha publicado en medios afines a la dictadura, sin firma -inicialmente, luego la mostró Jorge Rodríguez con la rúbrica- y con la mención de que las dos partes se comprometían a guardarla en secreto, afirma que González «acata pero no comparte» la burda sentencia del TSJ que dio por buenos los resultados que proclamó Nicolás Maduro y se compromete a tener una actividad política «limitada», a no ejercer «ninguna representación ni formal ni informal» de «poderes públicos del Estado venezolano» y a «respetar las instituciones».

La redacción final de la resolución que será sometida este jueves a votación reconoce a González como el «presidente electo legítima y democráticamente» e insta a la UE y a sus Estados miembros a que adopten la misma decisión. También pide que la Unión y sus países miembros «hagan todo lo que esté en su mano para que el presidente electo pueda tomar posesión de su cargo el 10 de enero de 2025, como establece la Constitución venezolana».