El centro de gravedad bélico se desplaza a Cisjordania

Actualmente, sobresale en las agendas el futuro estatus de dos corredores dominados por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI): el de Filadelfia y el de Netzarim. El primero, a lo largo de los 14 kilómetros de la frontera entre Egipto y la franja de Gaza, es un espacio que supuestamente estaba controlado por tropas egipcias para evitar la entrada de armas en esa franja. No fue el caso. Sin embargo, el actual rechazo de El Cairo a que las FDI permanezcan 'sine die' en su frontera más sensible es muestra patente de la frialdad de sus relaciones con Tel Aviv.

Desde el corredor de Netzarim, al sur de la ciudad de Gaza, las FDI tratan de impedir que los terroristas puedan moverse libremente por toda la Franja. Parece difícil que Israel renuncie a la presencia de sus tropas en esos pasajes, sin antes haber alcanzado las dos grandes finalidades de su campaña: liberación de todos los secuestrados vivos con la recuperación de los cadáveres del resto; y el aniquilamiento de la capacidad operativa de Hamás. La acción política norteamericana se apuntala con un amplio despliegue aeronaval, que incluye los dos grupos de ataque de los portaviones nucleares USS Theodore Roosevelt y USS Abraham Lincoln. Un formidable tándem complementado con una nutrida lista de cruceros y destructores de misiles guiados que navegan por el Mediterráneo Oriental (donde permanece embarcada la 24 Unidad Expedicionaria de Marines), el Mar Rojo, los golfos de Adén y Omán, y el Golfo Pérsico. Tan excepcional despliegue disuasorio confirma la altísima prioridad que Washington está asignando al apoyo militar a Israel.

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Ivannia Salazar | Corresponsal en Londres

En la Franja, las FDI han dado por limpiada la zona de Jan Yunis. Eso las permite concentrarse sobre los extremos del territorio: Rafah, en el sur, y la ciudad de Gaza en el norte. En su labor, destacan tres objetivos. Uno, descabezar las organizaciones terroristas con una sistemática caza de sus líderes allá donde se encuentren. Dos, destruir los túneles y los grupos terroristas que todavía conserven capacidad combativa, Y tres, recatar los todavía secuestrados. El pasado fin se semana, el asesinato a sangre fría, con un tiro en la nuca, de seis de los secuestrados ante su inminente liberación por las FDI en el interior de un túnel, ha revalidado la suprema vileza de Hamás.

Es especialmente abyecto que tales crímenes se hayan simultaneado con la concesión israelí de treguas humanitarias para propiciar una campaña de vacunaciones antipoliomielíticas de los niños palestinos. La escena se abochorna con la huelga general de carácter político, auspiciada por sindicatos israelíes, presionando al Gobierno para que éste, a cualquier precio, acuerde con los asesinos la liberación de los todavía cautivos.

El conflicto se ha avivado en Cisjordania, territorio de 5.800 km2 que alberga alrededor de 2,5 millones de palestinos y 500.000 colonos israelíes. Allí, desde Ramallah, gobierna «oficialmente» la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Al socaire de la guerra, han prosperado dos factores de tensión. Uno ha sido el aumento de nuevos asentamientos de colonos, con el apoyo de algunas instancias gubernamentales israelíes. El otro es la intensificación de los ataques a tales asentamientos, singularmente por parte de las milicias de las dos organizaciones terroristas más potentes: la Yihad Islámica y Hamás.

Ambos factores han provocado el crecimiento, en potencia y frecuencia, de las redadas de las FDI que, a diferencia de Gaza, deben operar con la presión añadida de tener que proteger múltiples asentamientos israelíes que trufan Cisjordania. Ejemplo de ello ha sido, la semana pasada, una potente razia, terrestre y aérea, en los campos de refugiados de Tulkarem, Yenín y Tubas durante la cual abatieron al líder de la Yihad Islámica, Muhammad Jaber, Abu Shahja'a y otros cuatro terroristas, parapetados en una mezquita del campo de Nur Shams (Tulkarem). En fin, parece que el centro de gravedad del esfuerzo bélico de Israel se desplaza paulatinamente desde Gaza a Cisjordania.