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El Irán «verde» despide a Neda

La policía disuelve con porrazos y botes de humo la oración convocada por la oposición en el cementerio del sur de la capital, donde reposan los restos de la joven asesinada š El líder reformista Musavi y su mujer apenas pudieron apearse del coche

El Irán «verde» despide a Neda

«Neda está viva, Ahmadineyad está muerto». Miles de personas salieron ayer a las calles de Teherán para recordar a las primeras víctimas mortales de las protestas tras las elecciones. Cuarenta días después, como marca la tradición funeraria chií, los ciudadanos volvieron a vestirse de luto para compartir la jornada con las familias de los «mártires» de la denominada revolución verde, que sacude el país desde el pasado 12 de junio, cuando Mahmud Ahmadineyad fuera reelegido presidente en unos comicios cuyo resultado la oposición no acepta.

Neda Agha Sultán -la joven que falleció a causa de un disparo, cuya agonía en plena calle fue grabada por un teléfono móvil y luego colgada en internet- es el símbolo. Después de tres semanas de relativa calma, las protestas recorrieron ayer de nuevo las calles de la capital y de otras ciudades. A primera hora de la mañana, miles de personas acudieron al cementerio de Behest-e-Zahra, al sur de la capital, para visitar las tumbas de los caídos.

Un fuerte cordón policial evitó la entrada del grueso de los manifestantes, encabezados por los líderes reformistas Mir Husein Musavi y Mehdi Kerrubi. El primero apenas pudo apearse del coche en el que viajaba acompañado de su mujer, y el segundo tuvo el tiempo justo para recitar unos versos del Corán con un grupo de seguidores antes de que los antidisturbios disolvieran la oración a porrazos y con botes de humo.

El silencio inicial se rompió tras la fuerte respuesta policial, y con las carreras comenzaron los gritos: «¡Muerte al dictador!» y «¡Libertad para los presos políticos!». Algunos de los manifestantes intentaron ganarse el favor de las fuerzas del orden diciéndoles que «es día de luto y los verdaderos iraníes deben respetarlo», pero las órdenes del ministerio de Interior eran claras, y no se permitió la celebración de ningún acto pese a la tradición local.

La oración en Mosalá

A media tarde, la multitud comenzó a desplazarse del cementerio hacia el centro de la capital. La idea era realizar una oración colectiva en el gran recinto de Mosalá, pero la Policía y las fuerzas paramilitares lo impidieron. La gente permaneció en las calles próximas al lugar, donde hubo más enfrentamientos.

Durante las protestas de ayer se registraron numerosos detenidos, entre ellos el conocido cineasta Yafar Panahi (Mianeh, 1960), arrestado junto a su esposa e hija cuando participaban en la oración en el cementerio de Behest-e-Zahra. León de Oro en Venecia con «El Círculo» en 2000, su éxito más reciente fue «Offside», película en la que aborda la prohibición a las mujeres de asistir a los estadios de fútbol y que obtuvo el Oso de Plata en el festival de Berlín hace tres años.

El miedo ha logrado que el número de iraníes que se echan ahora a las calles no sea comparable al de las primeras semanas de junio. Treinta muertos y quinientos detenidos, según cifras oficiales que las organizaciones de derechos humanos consideran muy cortas, son motivos de peso para pensárselo dos veces antes de protestar.

Las marchas pacíficas no son autorizadas y, al ser ilegales, se veta la presencia de prensa extranjera en las mismas. Las cámaras de los teléfonos móviles e internet vuelven a ser el único modo de mostrar al mundo lo que sucede, pero los iraníes deben ser cada vez más precavidos. El portavoz de Exteriores, Hassan Qashqavi, informó ayer de la detención de «una red de acólitos de los medios de Occidente» que tomaba fotos e imágenes para enviarlas a agencias extranjeras.

Juicios a los detenidos

Los medios oficiales anunciaron, también ayer, la liberación de 140 presos y el inicio, a partir de mañana, de los juicios contra los detenidos en las manifestaciones. Están acusados de «ataques a oficinas públicas y militares», «vandalismo» y «contactos con enemigos», según el fiscal general, Saeed Mortazavi.

Irán vivirá el próximo lunes la investidura de Mahmud Ahmadineyad como presidente. Desde el reformismo echan la mirada atrás y comparan la situación actual con la que se vivía en tiempos del Shá. «Hicimos la revolución del 79 para conseguir libertad, ¿dónde está esa libertad ahora?», se pregunta en cada comunicado el líder de la oposición, Mir Husein Musavi.

Como ocurrió en aquellos días, ahora también la ceremonia de los cuarenta días de luto, el «arbaín», pasa de ceremonia religiosa a protesta contra las autoridades. «¿Fue capaz el Shá de resistir la oleada de insatisfacción a base de tortura, censura, opresión, terror, confesiones forzadas y mentiras?» Treinta años después, la respuesta a la pregunta lanzada por el gran ayatolá Ali Hossein Montazeri parece cada día más clara.

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