¿Cuánto medía Napoleón? La gran mentira histórica de que era un enano la extendieron los médicos ingleses
La autopsia que se hizo a su cadáver estableció que levantaba 1,68 metros del suelo, pero un error británico generalizó que no superaba el 1,57
Arturo Pérez Reverte ya tiene su crítica de 'Napoleón': no deja indiferente y aprovecha para hacer una recomendación
Aciertos y errores históricos de 'Napoleón': «No te cuenta que España fue la tumba del ejército de Bonaparte»

Napoleón Bonaparte no fue feliz durante su exilio en Santa Helena. Con el paso del tiempo, su salud se marchitó. De poco sirvió que los médicos trataran de ocultarle el estado en el que se hallaba; el Pequeño corso sabía que el último grano de arena de su reloj estaba a punto de caer. «Dentro de poco habré espirado y encontraré a mis valientes en los campos Eliseos. Sí, Kleber, Desaix, Bessieres, Duroc, Ney, Murat, Massena, Berthier… Todos vendrán a recibirme, me hablarán de lo que hicimos juntos y conversaremos de nuestras guerras con Escipión, Aníbal, César, Federico», señalaba el Emperador. Al final, seis años después de empezar su cautiverio, el Sire falleció aquejado de un cáncer.
Así informó de su muerte Sir Hudson Lowe, Gobernador de la Isla de Santa Elena, a lord Bathurst, ministro de negocios extranjeros:
«Milord. Debo anunciaros que Napoleón Bonaparte ha muerto el 5 de mayo a las seis menos diez minutos de la tarde, después de una enfermedad que le ha retenido en la cama desde el 17 de marzo último. El doctor Arnott le asistió en el momento de morir, y le vio exhalar el último suspiro. El capitán Crokat, oficial de guardia y los doctores Shorst y Mitchell vieron inmediatamente el cuerpo, y el doctor Arnott permaneció junto al cadáver aquella noche. Haré enterrar el cuerpo con todos los honores correspondientes a un oficial general de más alto rango».
Las autopsias
Tras la muerte del corso, varios expertos llevaron a cabo su autopsia. De la misma hubo dos informes: el elaborado por un grupo al servicio de Gran Bretaña, y una segunda de su médico personal, François Antommarchi, seleccionado por la familia del Emperador para realizar tan delicada tarea. En ambos casos, se determinó que la causa del fallecimiento había sido cáncer de estómago.
«La superficie interior del estómago en casi toda su extensión presentaba una masa de afecciones cancerosas, o de las partes esquirrosas que cambiaban en cáncer, lo cual se observó más directamente cerca del píloro. […]», determinaban los doctores Shorst, Arnott, Burton, Mithchell y Livingstone, tal y como recoge el libro 'Un Granadero de la guardia imperial sobre el sepulcro de Napoleón Bonaparte. Historia de la vida pública y privada del exemperador', obra fechado en 1830. Establecida la causa de la muerte, los doctores procedieron a determinar las medidas del cuerpo de Napoleón. El más minucioso en esta tarea fue Antommarchi:
«Su altura total de lo alto de la cabeza hasta los talones era de cinco pies, dos pulgadas y cuatro líneas. La extensión comprendida entre sus dos brazos tomada desde las puntas de los dedos de en medio era de cinco pies y dos pulgadas. De la sínfisis del pubis hasta lo más alto de la cabeza había dos pies, siete pulgadas y cuatro líneas. Del pubis al calcaño, dos pies siete pulgadas. De lo más alto de la cabeza hasta la barba, siete pulgadas y seis líneas. Los cabellos escasos y de color castaño claro. El abdomen muy inflamado y voluminoso».
Así pues, quedó determinado que el cadáver del corso medía cinco pies, dos pulgadas y cuatro líneas. El problema radicó en que esta medida fue tomada en el denominado 'pied métrique', un sistema métrico establecido por el propio Bonaparte en 1812 que equivalía a una tercera parte de un metro. Según esta forma de calcular su altura, Napoleón se alzaba del suelo 1,68 metros. Sin embargo, cuando los datos llegaron a Gran Bretaña, los ingleses los interpretaron bajo su propio procedimiento, según el cual un pie contaba con una extensión menor. Y, tras hacer los cálculos, determinaron de forma errónea que la talla del Emperador era de 1,57 metros.
Mentira extendida
Sabedores de la repercusión que tendría este dato, los británicos no tardaron en darlo a conocer al mundo para humillar de forma póstuma al corso. Pero… ¿por qué este bulo se fue haciendo cada vez más y más grande? Entre las posibilidades que se barajan, Jhon Lloyd –autor de 'The Second Book of General Ignorance: Everything You Think You Know Is -Still- Wrong'– cree que pudo deberse a que, siempre que se veía a Napoleón en el campo de batalla, estaba rodeado de sus mejores soldados: los que pertenecían a la Guardia Imperial. Al parecer, estos podían hacer que cualquier sujeto pareciese un enano a su lado, pues contaban con una gigantesca envergadura para la época y, por supuesto, con un inmenso 'bearskin' (o cubrecabeza) que les hacía, si cabe, más altos.
«La Guardia Imperial fue creada por Napoleón el 28 de floreal del año XII oficiosamente (18 de mayo de 1804), y luego por decreto imperial del 29 de julio. Comprende en ese momento dos regimientos, uno de Granaderos y otro de Cazadores. Las tallas reglamentarias mínimas eran de 1 metro 73 para los cazadores y 1 metro 83 para los granaderos», explica Jerry D. Morelock, Miembro del Comité Histórico del Instituto Napoleónico México-Francia, en su dossier 'Los hombres de Infantería de la vieja Guardia de Napoleón'.

Esta estatura la corrobora también el popular historiador francés Paul Guichonett en su obra 'Les chastel', donde hace hincapié en la gran envergadura que debían tener los granaderos montados del ejército del Emperador: «Las condiciones de admisión eran extremadamente selectivas: al menos 12 años de servicio, probadas y verdaderas habilidades ecuestres, una conducta ejemplar y una mínimo de altura de 4 pies y 5 pulgadas (1,70 metros)». Con tallas similares a su alrededor, no es nada raro que Napoleón quedara como un 'tapón' a pesar de medir 1,68 metros de altura.
A su vez, es falso que Napoleón fuese bajito. De hecho, era bastante más alto que la media de los franceses de la época. «Para imaginar el impacto que podían tener soldados como los granaderos o los cazadores entre la sociedad, es de señalar que en aquel entonces la talla promedio de un hombre francés era de 1 metro 55», explica Morelock. A su vez, el corso tenía una envergadura mayor que la de los compatriotas que se alistaban en los regimientos de exploradores a caballo de sus ejércitos –la cual no podía exceder, por normativa, de 1,61 metros– y que multitud de sus enemigos. Y va un ejemplo: Horatio Nelson, que medía 1,62 metros.
Por otro lado, esta leyenda negra sobre Napoleón también se vio acrecentada por culpa del cariñoso mote que sus soldados le pusieron en Italia: el 'pequeño cabo'. Con todo, y a pesar de que no hay datos de ello, este sobrenombre puede achacarse a lo cercano que era por entonces con sus compañeros o, incluso, a la corta edad que tenía cuando recibió ese mando. Y es que, aunque dirigió aquella campaña con 27 años, ascendió General de Brigada cuando acababa de cumplir los 24. Mientras, otros destacados oficiales galos de similar edad que él como Michel Ney o Pierre-Antoine Dupont tuvieron que esperar hasta los 27 y 28 años para conseguir el mismo rango.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete