ÚLTIMO ADIÓS
Errores y aciertos de protocolo en el funeral de Isabel II
Demasiados autobuses, lágrimas prohibidas y algunos fallos en la etiqueta fúnebre
Expertos en protocolo coinciden en señalar que el funeral de la Reina Isabel II ha sido una obra maestra e inolvidable. Es muy complicado manejar tantos escenarios diferentes, tanta gente y tantas horas en directo, y que todo salga perfecto. Nuestro colaborador Josemi Rodríguez Sieiro , considera que «ha sido ejemplar, de una categoría y un orden abrumador», dice. Pero aún así se han escapado algunos detalles y errores humanos.
Dress code
Tanto familiares como invitados han lucido de luto riguroso. Se han lucido tocados, pamelas, vestidos por la rodilla, medias tupidas negras y se han desempolvado los joyeros para sacar broches vintage en un claro homenaje a la difunta monarca, muy aficionado a lucirlos. La única que se saltó el dress code fue la primera dama americana, Jill Biden, quien llegó a la capilla ardiente de la Abadía de Westminster, vestida de gris. Un error que corrigió rápidamente.
Transporte
La logística para que los invitados llegasen al funeral fue resuelta con autobuses y micro buses de lujo que no desentonaban. Sin embargo, algunos expertos opinan que subir al emperador japonés Naruhito y su esposa Masako en un autobús es un fallo de protocolo, dado el lujo y grandeza a la que están acostumbrados ellos en su país para actos reales. Otros critican que solo el presidente de los EE.UU, Joe Biden y su esposa llegasen al funeral a bordo del coche presidencial, el 'cadillac one', también conocido como 'La Bestia'. Una condición indispensable, que se impuso desde la Casa Blanca para contar con la presencia del presidente y su esposa. Sin embargo, ha sido muy alabada la elección de los coches que han desplazado a la familia real durante todas las exequias. Tanto los Land Rover como los Bentley era modelos únicos y de una clase y categoría apropiadas para un funeral de estado.

Asientos
La colocación de los invitados ha sido perfecta. Los monarcas colocados por su rango y antigüedad. Los ex ministros británicos han entrado en procesión juntos y se han sentado también en la misma zona. Ha sido muy criticada la colocación de Meghan Markle, de una forma estratégica para evitar ser grabada por las cámaras durante la retransmisión, ya que la cubría una de las velas que custodiaba el féretro. Ha llamado la atención el orden de entrada de los 2.000 invitados que ha comenzado un par de horas antes, lo que ha evitado aglomeraciones. El silencio era abrumador, algo poco habitual en actos que congregan a tanta gente, aunque se trate de un funeral.
Pasar página
Timothy Laurence, el marido de la princesa Ana ha cometido un fallo humano, al ser captado por las cámaras de la retransmisión mientras se chupaba los dedos para pasar las páginas del programa del funeral. Un acto muy humano pero que en estas ocasiones debe ser evitado.
Lágrimas
Los Reyes tienen prohibido llorar en público. Una norma que se hace extensiva a todos los miembros de la familia real. Carlos III derramó lágrimas al entrar en la capilla, su hermano Andrés al ver como el féretro de su madre abandonaba Westminster. El príncipe Eduardo, hijo pequeño de la monarca también tuvo que contener las lágrimas nada más comenzar la ceremonia.
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