La clave del éxito matrimonial de Carlos III y Camila: dormitorios separados
Lejos de los convencionalismos, los reyes británicos mantienen dormitorios individuales desde el inicio de su unión
La Reina Camila se pronuncia sobre la salud de su marido, el Rey Carlos III

Carlos III y Camila han celebrado recientemente sus 20 años de matrimonio, un hito que pocos imaginaron que alcanzarían cuando la pareja oficializó su compromiso en 2005. Ahora, con motivo de esta simbólica fecha, ha vuelto a la conversación pública uno de los aspectos más singulares de su vida en común: duermen en dormitorios separados.
Lo que para muchos significaría una señal de distancia emocional, para la pareja real responde a un deseo compartido de independencia personal. «Se conocen desde muy jóvenes y son grandes amigos. No hay rivalidad entre el Rey Carlos y la Reina Camila», explicó la experta en realeza, Helena Chard en declaraciones a 'Fox News'. «También han encontrado la mejor manera de dormir. En Clarence House, tienen el privilegio de tener sus propias habitaciones además de la compartida», añadió.
Desde el 2002, la pareja reside en Clarence House, la antigua residencia de la Reina madre en Londres, donde nació su rutina poco convencional para un matrimonio real: cada uno cuenta con un dormitorio privado, además de uno en común que utilizan en algunas ocasiones. Si bien la prensa británica atribuyó esta decisión a los problemas de espalda que padece el monarca, también refleja una filosofía compartida por ambos: la importancia del especio personal, algo que también se ha visto reflejado en la residencia que cada uno posee.
Para el Rey Carlos III, su refugio es Highgrove House, la vivienda campestre ubicada en Gloucestershire, donde suele ir para desconectar de sus obligaciones reales cuando necesita descansar. En tanto, la Reina Camila sigue disfrutando de Ray Mill House, una propiedad en Wiltshire que compró antes su unión con el soberano. «Antes de casarse con Carlos, Camila hizo un pacto con él: Ray Mill House sería su refugio. Va todos los fines de semana cuando puede, y también durante el verano para pasar tiempo con sus nietos e hijos, algo que la aleja del mundo real», aseguró Helena Chard.
Si bien esta práctica puede parecer alejada de la imagen tradicional de una pareja real, no es en absoluto inusual dentro de la realeza. De hecho, forma parte de una larga tradición, puesto que también se ha comentado que sus padres, la Reina Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo, también dormían en habitaciones separadas.
Su historia de amor
La pareja se casó el 9 de abril de 2005, en una ceremonia civil celebrada en el Ayuntamiento de Windsor, seguida de un bendición en la capilla de San Jorge. Ambos se conocieron en 1970 durante un partido de polo en Windsor Great Park. Su química fue inmediata y se hicieron novios. Sin embargo, tres años más tarde el terminaron sus relación sin revelar los detalles de su ruptura. Finalmente, en julio de 1973 contrajo matrimonio con Andrew Parker-Bowles, con quien tuvo dos hijos: Tom y Laura.
Por su parte, Carlos se casó con Diana de Gales en 1981 en un evento que fue considerado como 'la boda del siglo', siendo televisado y visto por más de 750 millones de personas. Sin embargo, lo que parecía ser un cuento de hadas escondía un triste verdad desde el inicio. «Éramos tres en este matrimonio», confesó la recordada princesa en declaraciones a la 'BBC', refiriéndose a la relación entre Carlos y Camila.
Tras un polémico divorcio y el lamentable fallecimiento de Lady Di, no fue hasta dos años más tarde que Carlos y Camila comenzaron a mostrarse en público en medio de tensiones familiares. En 2003, ella se muda a Clarence House, la residencia oficial del heredero y dos años más tarde, contraen matrimonio con el permiso de la entonces Reina Isabel II.
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