El de Bill Gates no será el divorcio más caro de la historia
Tras 27 años de convivencia y tres hijos en común, están en juego 108.000 millones de euros de patrimonio neto. Quieren resolverlo de forma amistosa sin tener que pisar el juzgado
Así ha sido el matrimonio Microsoft: tres hijos y un proyecto en común
Desde que Bill Gates (65 años) coincidió en una cena de negocios en Nueva York, en 1987, sentado junto a Melinda French (56) supo que esa mujer tenía algo especial. Les unían los rompecabezas, su naturaleza competitiva y la informática. «Una semana ... después le pregunté si quería salir conmigo», contó el cofundador de Microsoft. Al principio no llegaron a tomarse las cosas en serio: ella salía con otros hombres y él lo hacía con su empresa, su debilidad. Pero no tardaron en saber que era amor. El problema era que Gates no sabía si podría ser un buen marido y seguir forjando el imperio. De ahí que tardasen casi siete años en casarse y eso que antes hizo una lista de pros y contras en una pizarra del dormitorio que compartían.
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Lo hicieron con total convencimiento y, quizá por eso, no firmaron un acuerdo prenupcial pese a que, por aquel entonces, él ya era multimillonario. Con el divorcio anunciado este lunes a través de un comunicado conjunto tras 27 años de matrimonio están en juego los 108.000 millones de euros de patrimonio neto -según ‘Forbes’- que le elevan al puesto cuarto de los más ricos del mundo por detrás de Bernard Arnault, Elon Musk y Jeff Bezos . No puede evitarse hacer comparaciones con el divorcio que protagonizó este último en 2019 con MacKenzie Scott, cuya disolución es la más cara de la historia hasta el momento, con 131.000 millones de euros. La repartición no fue fácil aunque con los Gates podría resolverse de manera más amistosa, como así se puede concluir del documento judicial. Ambos han llegado a un acuerdo privado sobre la gigantesca fortuna que gestionan a través del holding Cascade Investment. Cuenta con participaciones en numerosas empresas públicas y privadas como el 47% en Four Seasons Hotels y del Ritz Carlton San Francisco y el 1,3% de las acciones de Microsoft, entre otras.
La joya de la corona
Mansión familiar
El todavía matrimonio posee una cartera importante de propiedades y tierras de cultivo. Entre los activos se encuentra la mansión familiar, ubicada en Washington, de una extensión de 6.000 metros cuadrados y unas impresionantes vistas al lago del estado en Medina. Es una de las residencias privadas más valiosas del mundo por su adaptación tecnológica, el muelle privado y la playa que tiene arena del Caribe. Otra de las excentricidades es su sala de trampolines o el sistema de música subacuática de la piscina que hacen que esta propiedad esté tasada en más de 124 millones de euros. En la casa también se encuentran valiosas piezas de arte -otra de sus pasiones- como un manuscrito de Leonardo da Vinci por el que pagó más de 24 millones de euros, o un garaje para su flota de lujosos coches.
Cuentan además con otras propiedades en otros cinco estados entre los que destaca la finca ecuestre de California, adquirida en 2014 por casi 15 millones de euros o una de las últimas adquisiciones, otra mansión cuyo coste ascendió a casi 36 millones de euros. En juego también está el jet privado del matrimonio.
Sus hijos, su mayor orgullo
Pero su fortuna pierde todo el valor al lado de la familia que han formado en las cerca de tres décadas de convivencia. Fruto de su amor nacieron sus tres hijos: Jennifer (25 años), Rory (21) y Phoebe (18) . Son su mayor orgullo junto con la fundación, de nombre homónimo, que crearon ambos en el año 2000 con el objetivo de erradicar la pobreza y ayudar en programas de educación y salud. Se ha convertido en la mayor del mundo y, pese a su separación, ninguno de los dos tiene intención de que la cosa cambie. «Hemos criado a tres niños increíbles y construido una fundación que funciona en todo el mundo. Seguimos compartiendo la fe en esa misión y continuaremos nuestro trabajo juntos en la fundación», se podía leer en el comunicado que compartieron.