Ferran Adrià invita a no obsesionarse buscando una nueva revolución que suceda a la que lideró desde elBulli

Con parte del espíritu crítico con el que nació esa ruptura con lo establecido hasta entonces en la cocina –la 'nouvelle cuisine' francesa–, el auditorio de Ifema ha interrumpido a mediodía las ponencias con un tributo en el que hablaron buena parte de sus protagonistas. Cerca de 80 chefs, entre patrios y foráneos, que contribuyeron definitivamente a que la escena actual lleve de forma directa o indirecta la marca España.

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Carlos Maribona

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Aunque precisamente siga sin resolverse el entuerto de su nombre –cocina tecnoemocional para unos, nueva 'nouvelle cuisine' para otros como la definió el New York Times Magazine en 2003–. Acompañado de Benjamín Lana, director general de Gastronomía de Vocento, el publicista Toni Segarra argumentó la necesidad de generar una marca propia en torno a esta revolución. Lo hizo tras una mesa redonda de periodistas que vivieron aquel fenómeno y en la que participaron José Carlos Capel, Rafael García Santos, Pau Arenós, Marco Bolasco y Elisa Abend. De momento, para responder la pregunta que abre estas líneas y que nadie tenga dudas de sus hitos, Madrid Fusión presentará hoy el libro 'Revolucionarios'.

Sus máximos exponentes, Ferran Adrià y Albert Adrià –que se reivindicó con nombre propio en esta historia, cansado de que le consideren el 'hermano de'–, revivieron la libertad creativa que hizo posible aquel cisma desde Cala Montjoi (Gerona), con un recuerdo también a la figura trascendental de Juli Soler en la sala, fallecido en 2015.

La intensidad con la que ambos vivieron aquella transformación lleva implícita un agradecimiento y un respeto a todo lo anterior que quisieron recalcar. Empezando por Francia, a la que siempre miraron con respeto y, también, a los padres de la Nueva Cocina Vasca –con Pedro Subijana y Juan Mari Arzak, este último representado por su hija Elena, presentes en el público–. «Nos tendríamos que poner a los pies de estos señores, porque sin ellos no estaríamos aquí», aseguró Ferran.

El líder que inspiró a su generación y a varias tras la suya que son nativas de las técnicas y conceptos que creó y compartió desde elBulli, invitó a «abandonar la obsesión por buscar una nueva revolución». Para él y para Albert «el mundo ha cambiado». Lo que no lo ha hecho es el ansia creativa de quienes hoy posicionan la alta cocina española en lo más alto de los listados internacionales. El propio menor de los hermanos Adrià, con Enigma (Barcelona), es el segundo mejor cocinero del mundo según The Best Chef Awards.

Sus objetivos ahora se resumen a «ser feliz cocinando», algo que aseguran que sucedió en elBulli en los años de mayor intensidad creativa. «La creatividad no tiene porque ser el objetivo sino el camino», expresó en una crítica velada a quienes hoy la persiguen desde edades muy tempranas. «Tener un laboratorio de I+D no te hace ser más creativo», asegura. Por su parte, Ferran apuntó nuevamente a buscar y potenciar, no obstante, el talento joven que despunte en España. «Hay que ayudarles», reivindicó al mismo tiempo que apeló a los valores que considera que marcaron aquella revolución: honestidad, generosidad y agradecimiento. «Éramos personas normales», dijo pasando sutilmente por los «pollos» que «también hubo» a propósito de aquel cambio de ciclo. «Solo toca festejar. Otro año hablamos de los líos que surgieron», manifestó.

Tras la charla de los hermanos con el director general de Vocento Gastronomía, grupo organizador de esta cumbre a la que también elogió Adrià, llamaron al escenario a buena parte de quienes «se subieron a aquel carro». Andoni Luis Aduriz (dos estrellas en Mugaritz), quien aseguró haber seguido «en la sombra» en aquel elBulli en el que también trabajó.

Quique Dacosta (tres estrellas en su restaurante homónimo de Denia), que comparó lo nacido allí con un cambio de paradigma similar al de la Revolución Industrial. «El sifón sería el símbolo de nuestra revolución, como lo fue la bombilla de aquella otra», apuntó. Uno a uno, nombres como el de Carme Ruscalleda –la primera chef mujer en España en conseguir tres estrellas Michelin–; Joan Roca –tres en El Celler y que estuvo en elBulli en 1989–; Martín Berasategui; y representantes de la siguiente generación como el marbellí Dani García.

Junto a ellos estuvieron figuras internacionales que llevaron esa revolución consigo a otras latitudes como Massimo Bottura, Heston Blumenthal, Gastón Acurio o Yoshihiro Narisawa.