Diez restaurantes donde comer solo sin levantar sospechas
Hace poco más de un año saltó la polémica en Barcelona al conocerse que varios establecimientos del centro se negaban a admitir clientes sin acompañante
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Comer solo en un restaurante nunca ha sido tarea fácil. Empezando porque muchos restaurantes no admiten reservas para una sola persona en su web y siguiendo por una sensación de sentirse un bicho raro, especialmente en comedores de alto nivel. El comensal solitario ... despertaba (y sigue haciéndolo) sospechas incluso de que podría tratarse de un inspector de alguna renombrada guía.
Hace poco más de un año saltó la polémica en Barcelona al conocerse que varios establecimientos del centro se negaban a admitir clientes sin acompañante. Poco a poco las cosas van cambiando, especialmente gracias a la incorporación en restaurantes de categoría de barras en las que para el buen gourmet ir a comer solo es incluso mejor que acompañado.
Aquí tienen algunos sitios, por diferentes puntos de la geografía española, donde no tener 'partenaire' en la mesa supone ningún problema.
Manuela Malasaña, 33 (Madrid)
Playing Solo

Aunque el nombre se refiere más a la forma de trabajar del cocinero que a que este sea un restaurante para comer solo, lo cierto es que se trata de una magnífica opción para clientes solitarios. Una pequeña barra para ocho comensales situada frente a la cocina en la que Luis Caballero monta al momento los platos de su menú degustación frente a los clientes mientras conversa con ellos al estilo kaiseki. Cocina muy personal, bien elaborada, que va desde sopas hasta oca en hojaldre.
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Plaza Marqués de Salamanca, 9 (Madrid)
Rocacho Plaza

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta un cliente solitario es encontrar un arroz para uno. En la inmensa mayoría de restaurantes sólo se ofrecen para un mínimo de dos personas. Entre las pocas excepciones está esta casa madrileña, cuya principal oferta son las carnes, pero donde todos sus arroces y fideuás, desde el señoret hasta uno negro, se pueden tomar en paella individual tanto en las mesas altas como en la barra.
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Hotel Villa Favorita. Zubieta, 26 (San Sebastián)
Amelia

El formato de los grandes restaurantes dificulta en cierto modo el acceso de comensales que vayan solos. No es el caso de este biestrellado de San Sebastián, uno de los mejores de la capital guipuzcoana, donde, aunque hay tres mesas, todo gira en torno a una barra para doce comensales situada frente a la gran cocina abierta donde trabaja a la vista todo el equipo del restaurante, que también atiende a los clientes presentando y explicando los platos del menú. En Amelia brilla la cocina muy personal y sin ataduras, pero con elevado nivel técnico, del argentino Paulo Airaudo. Y con un atractivo contraste entre la creatividad y una base clásica. Los distintos pases del menú son un compendio de sabores intensos, puntos precisos, complejidad, elegancia y acertados contrastes cítricos.
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Císter, 11. (Málaga)
La Cosmo

«Aquí se viene a comer». El lema lo deja bien claro. No hay en esta casa lugar para tonterías. Sólo una cocina rica y bien elaborada con unos mínimos toques de innovación para estar al día. La Cosmo es el tercer establecimiento en Málaga capital de Dani Carnero, un experimentado cocinero que, entre otros, trabajó con Berasategui, Ferran Adrià o Manolo de la Osa y que ha apostado por un modelo de cocina basado en la tradición malagueña, ceñido a la temporada y al producto de la zona. La Cosmo, en el centro de Málaga, es un espacio tan agradable como informal en torno a una larga barra en la que el comensal que va solo no tiene ningún problema para sentarse y disfrutar de unos platos de precios comedidos.
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Calle Martzana, s/n. (Bilbao)
Mina

En un pequeño local situado frente al Mercado de la Ribera, al otro lado de la ría, Álvaro Garrido ofrece una cocina de corte moderno, basada en proveedores locales y sobre la base de un único menú degustación que cambia en función del producto de temporada. Al fondo del elegante comedor se encuentra una barra de madera, hecha con una única pieza de roble, en la que el comensal solitario puede sentarse y ver trabajar a los cocineros mientras disfruta de platos de aromas potentes y sabores intensos.
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Rúa das Hortas, 1 (Santiago de Compostela)
Casa Marcelo

Marcelo Tejedor, pionero de la nueva cocina gallega, apostó por reconvertir su restaurante, próximo a la catedral compostelana, en una taberna con el objetivo de dar bien de comer a precio contenido. Para ello cuenta con una larga mesa, perfecta para comensales solitarios, y una barra similar a las de sushi, situada frente a la cocina, en la que el comensal se interrelaciona directamente con los cocineros.
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N-634, km. 511. Otur (Asturias)
Casa Consuelo

Los restaurantes de carretera, por sus especiales características, han sido un sitio perfecto para comer solo. Viajeros de todo tipo han frecuentado estos establecimientos, casi todos con su menú del día, en los que nunca se ponen pegas a viajeros solitarios. En representación de todos ellos traemos aquí esta casa de comidas, una de las mejores de cocina tradicional asturiana, donde los guisos, servidos con la sopera al centro de la mesa, y los productos del Cantábrico son protagonistas.
Gran Hotel Central. Vía Layetana, 30 (Barcelona)
Can Bo

Un tipo de clientes que suelen comer solos son los alojados en hoteles. Can Bo, abierto hace pocos meses en el Gran Hotel Central de Barcelona, es un buen ejemplo de restaurantes de hotel montados pensando en la comodidad de los huéspedes, pero abierto también a comensales que llegan desde la calle. Con el cocinero Oliver Peña como asesor, ofrece una propuesta centrada en tapas y pequeños platillos que resaltan los ingredientes locales y que son perfectos para quien quiera comer solo.
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Félix Boix, 6. (Madrid)
Ugo Chan

En Ugo Chan es difícil encontrar mesa, pero la barra es el espacio perfecto para comer solo. Una barra que preside el sencillo comedor y que enlaza con el espíritu japonés de este restaurante. Tras ella, Hugo Muñoz, notable cocinero, interactúa directamente con los clientes, seleccionando los platos al estilo omakase. Fusión japo-hispana (o mejor japo-madrileña) en una cocina sin límites en la que brilla la experiencia y la buena técnica del cocinero. Elaboraciones como la gyoza de callos a la madrileña, el usuzukuri de salmonete con yuzu y vinagreta de bilbaína o los lomos de paloma torcaz con lentejas caviar y espuma de curry marcan exitoso camino de esta casa.
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Hilton Diagonal Mar. Paseo del Taulat, 262 (Barcelona)
Aürt

Aunque han anunciado que cerrarán en mayo para trasladarse a un local más céntrico en la Ciudad Condal, todavía queda tiempo para visitar el restaurante de ese gran cocinero que es Artur Martínez, montado sobre una larga barra donde se sientan un máximo de diecisiete comensales atendidos por el propio cocinero y su joven equipo en un ambiente de complicidad e informalidad. Un espacio perfecto para aquellos aficionados a la buena gastronomía que quieran comer solos y disfrutar.
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