«Las parejas que alargan sus conflictos arrastran su relación a la UCI»
Rocío y Miguel Ángel, tras separarse de sus respectivas parejas, forman una familia reconstituida y ayudan a otras parejas a resolver sus diferencias de forma pacífica

Rocío López y Miguel Ángel Corrales forman hoy una pareja reconstituida con dos hijos cada uno de su anterior relación. Ella recuerda con amargura lo que supuso la separación con su ex pareja. «Viví un infierno, me sentí en el abismo, inmersa en ... un laberinto del que no sabía cómo salir mientras que, además, tenía que proteger a mis hijos de lo que supone que sus padres no se entiendan y ya no vivan bajo el mismo techo».
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Hasta la fecha las únicas referencias de separaciones que tenía de su entorno «estaban tachadas de dolorosas, conflictivas, llenas de manipulaciones, rencor... Yo no podía seguir por ese mismo camino. Fue entonces cuando decidí investigar, leer estudios y libros sobre el tema para saber cómo es posible llevar a cabo una separación de forma consciente y pacífica. Hice mi tesis de fin de master en Educación Emocional sobre este asunto y logré muy buena calificación en la Universidad Pablo Olavide, donde me aseguraron que era un tema de gran interés».
Romper de forma consciente
Todo ello, le llevó a plantearse junto a su pareja Miguel Ángel la posibilidad de ayudar a otras personas a separarse sin tener que sufrir más de lo que ya supone de por sí el fin de una relación amorosa. De esta forma fundaron Creada. Personas y Crecimiento , un proyecto que nació al inicio del confinamiento, en marzo de 2020, aunando su experiencia personal y profesional. Desde Creada ayudan a madres y padres que se van a divorciar a hacerlo de una forma responsable para favorecer que sus hijos se adapten con facilidad a la nueva estructura familiar. « Poder separarse de forma consciente te dota de una paz inmensa y se puede hacer desde el amor propio y el amor a los hijos. Nosotros tenemos nuestra experiencia como pareja y como madre y padre que somos».
Entre las claves principales de una buena separación destaca, por un lado, poner en el centro de todas las decisiones a los hijos . «También es muy importante afrontar la separación desde el yo adulto porque en este proceso se abren viejas heridas y si no se afrontan desde el punto de vista adulto serán dos niños los que se pelearán de forma infantil y muy dañina. En estos casos hay que intentar buscar ayuda de familiares o amigos que indiquen que esto está ocurriendo y presten un apoyo que construya, no que destruya porque se viven situaciones de mucho dolor. El dolor no hay que ocultarlo porque es parte de la vida y, por eso, hay que vivirlo transitándolo. Si se evita o se simula, antes o después hará su aparición y resultará más duro.
Nos venden la separación como un fracaso»
Uno de los aspectos que para Rocío López provoca que se sufra tanto cuando la pareja se rompe es que « nos venden la separación como un fracaso, pero en realidad es un proceso natural en una pareja que no funciona. Nos hace pensar que soy un fracaso como mujer, como pareja y como madre, todas ellas áreas muy importantes. Entonces, aparece la culpa, que pesa mucho».
Explica que hay personas que, incluso, deciden no separarse por no perjudicar a los hijos, «pero cuando una relación es conflictiva se hace mucho daño también a los hijos , que son testigos directos del hartazgo, el hastío, la falta de respeto, las discusiones... Observan unos modelos de pareja que se convierten en sus referentes y en el futuro tendrán muchas posibilidades de actuar de la misma manera, lo que les imposibilitará ser realmente felices en su relación. Pero, si yo soy feliz, mis hijos también podrán serlo».
Asegura que en aquellas parejas que, «a pesar de su mala relación deciden estirar y aplazar sus conflictos, su relación acaba en la UCI. Las parejas necesitan comunicarse, disfrutar juntos, tener planes, objetivos... pero cuando nada de eso ocurre entre los dos, cuando la pareja no crece uno al lado del otro, es mejor hacerlo por separado cuidando siempre de los hijos. Porque, no lo olvidemos, se deja de ser pareja, pero no se deja de ser padre o madre».
Indica que lo mejor que puede ocurrir en estos casos es que los hijos sientan que « papá y mamá siempre están ahí para que puedan tener la estabilidad emocional que les garantice un buen crecimiento y desarrollo. Los hijos deben sentir que pueden amar a su padre y a su madre por igual, sin rivalidades y sin tener que elegir».
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