ACOTACIONES DE UN OYENTE
Cómo tejer una tela de araña
Para aislamiento, Carlos Cuerpo, que no sabemos qué pinta ahí. Su talante es diferente al del resto del Ejecutivo
El PP centra el tiro en Montero y Robles por su escaso rol en los aranceles y el gasto en defensa
Lee aquí todas las acotaciones de un oyente, por José F. Peláez

No estaba presente Sánchez, reunido en ese momento con Pham Minh Chinh, que suena un poco a Ho Chi Minh y un poco a 'teletubbie' farmacéutico. Tampoco estaba Feijóo, que intenta actuar de modo especular a Sánchez para parecer presidenciable y que aprovechó que el ... Senne pasa por Bruselas para irse a hablar con Von der Leyen y con los comisarios de Defensa y Comercio y que se le perciba como alguien ocupado en cosas de mayores y no en la mesa de los 'nuggets', esa que Bolaños conoce porque se ha sentado mucho en ella. Y tampoco estaba Abascal, de permiso por paternidad, como marca la ley natural. Así que, sin los tres tenores, la sesión parecía un partido de pretemporada, una especie de Trofeo Carranza con los titulares a sus cosas y las segundas filas intentando reivindicarse. Sin demasiado éxito.
Por parte del PP la sesión se centró en exigir al Gobierno que se siente con ellos para negociar el apoyo al plan de respuesta a los aranceles, para lo cual resulta imprescindible que retire el acuerdo que ha anunciado Junts por el cual el 25% de esas ayudas irían a empresas catalanas. En esa línea intervinieron Gamarra, Olano y Guardiola. Por parte del PSOE la sesión se centró en negar la existencia de ese cupo -lo hicieron Montero y Bolaños- y en avisar al PP de que, si vota no a esas ayudas, estaría alineándose con Trump y con la extrema derecha, contra Europa, la libertad y el campo español. Así, a lo bestia.
Aunque, en realidad, todo tiene pinta de ser una trampa, la de siempre: el Gobierno exige al PP un apoyo que previamente se encarga de imposibilitar a través de cesiones inaceptables a sus socios. El tiempo pasa y cuando el PP toma consciencia de que el decreto se va a convalidar de todas formas -ningún socio tendrá el valor de votar en contra- y que hasta las patronales están a favor, acabará votando sí para que nadie le pueda reprochar que no está con el tejido empresarial, haciendo inútil el espectáculo previo y no sacando partido a un apoyo que va a dar de todas formas. Así que a hemos asistido a la confección en directo de la tela de araña socialista, que ve en esta crisis una oportunidad para realinearse, centrarse y que se le vea como el 'valor refugio' ante una extrema derecha desatada, una extrema izquierda anti-OTAN y un PP torpe que pone una vela a Dios y otra al diablo. «O con el Gobierno de España o con Vox y Trump. O con Europa o con los aranceles», resumiendo. Mientras tanto, en Vietnam, Sánchez aprovechaba para «alinearse con la libertad de comercio, con la apertura económica y con un orden internacional basado en reglas», como un capitalista más, como un sucio neoliberal, como un convencional defensor de la ortodoxia económica. Es decir, adentrándose en los terrenos propios del PP, que tenía, a priori, un escenario propicio y que se encargará, posiblemente, de fallar de nuevo el penalti.
Vox preguntó en boca de Figaredo y de Millán acerca de los impuestos, en una decisión suicida que los representantes del Gobierno aprovecharon para responder que es Vox quien defiende esos impuestos en forma de aranceles. Y, en el acta de improperios, la habitual inquina entre Bolaños y Cayetana, entre Puente y la bancada popular y una cacería contra las reiteradas meteduras de pata de Montero -lo podemos llamar montería-, a la que se sumó Belarra, que mostró su indignación porque la vicepresidenta hubiera pedido perdón a los jueces tras sus críticas a la sentencia de Alves y a la presunción de inocencia del varón. Y puyita a Errejón. Por último, preguntas a Robles, que se mostró incapaz de responder a ningún detalle sobre el plan de rearme y que mostró su aislamiento e irrelevancia en el Gobierno.
Aunque para aislamiento, Carlos Cuerpo, que no sabemos qué pinta ahí. Su talante es diferente al del resto del Ejecutivo y su perfil técnico -¿por qué dicen perfil político cuando quieren decir perfil macarra?- está al alza, aunque el PSOE se encargue de imposibilitarle el acuerdo para que la montería del PP se transforme en un campo de barro desde el que resbalarse al tirar el penalti y que el balón no toque la red. Hasta las arañas caen en la trampa.
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