El reto de Maroto: 60 días para conquistar el sur de Madrid y borrar el fracaso paracaidista del PSOE

En cuatro meses, la cifra ha cambiado poco. Según el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), publicado en enero de este año, el 42,1% de los encuestados no sabían quién es Maroto. Pues bien. Desde hoy, es exministra de Pedro Sánchez y candidata a tiempo completo para resucitar al PSOE madrileño. La última vez que un alcalde socialista ocupó el sillón principal del Palacio de Cibeles fue en 1989. El reto es mayúsculo y Maroto, la octava paracaidista –esos políticos que se aventuran en territorio desconocido, fuera de su circunscripción– en intentarlo.

A 60 días de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, Maroto abandona el ministerio. Ya lo dijo ese 14 de noviembre, cuando afirmó que daría el salto «en abril», y hace dos semanas compareció después de su último Consejo de Ministros. Hasta ahora compaginaba dos agendas. A partir de hoy, una vez ceda el testigo a su sucesor, Héctor Gómez, solo tendrá una. «El plan es seguir haciendo lo que hemos estado haciendo, ir barrio a barrio», explican desde el equipo de la candidata, «el ritmo lo marca ella misma, que tiene un ritmo alto».

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Ese circuito barrio a barrio comenzó el 22 de noviembre. Maroto eligió Puente de Vallecas para su primer acto como candidata. «Un distrito tan emblemático donde, tras años de abandono por parte del PP, sus vecinas y vecinos mantienen el espíritu reivindicativo con dignidad y orgullo», tuiteó. Su primer movimiento como candidata al 100% también será allí. Maroto visitará un centro de mayores en el barrio de Palomeras, junto al casco histórico vallecano. Es uno de los distritos periféricos de la capital, al otro lado de la M-30, tradicionalmente, un bastión socialista.

En enero, la candidata se dedicó a pasear por estos nueve distritos del sureste. Latina, Carabanchel, Usera, Villaverde, Villa de Vallecas, Puente de Vallecas, Moratalaz, Vicálvaro y San Blas-Canillejas. «Objetivo cumplido», celebraron con un vídeo. Pleno tras pleno, el PSOE madrileño ha reprochado al Gobierno de PP y Ciudadanos la falta de inversión en estos barrios y Maroto pretende darse a conocer, movilizar al votante de izquierda y frenar su fuga a Más Madrid, el grupo mayoritario en la oposición, que cuenta con 16 concejales. El doble que los socialistas.

Todo empezó en Puente de Vallecas, un lugar simbólico, y de ahí al resto de distritos. Y a las manifestaciones. Por la sanidad pública o por el feminismo, en la que Maroto desfiló en la concentración mayoritaria y transinclusiva, convocada por la Comisión 8M, junto al resto de ministras. Tampoco se pierde una protesta vecinal, en contra de un «pelotazo urbanístico» en el paseo de la Ermita del Santo o de las cocinas fantasma. La candidata se ha reunido con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a quien alabó como «ejemplo de gestión», con sus kilómetros de carriles bici y una autopista junto al Sena convertida en camino peatonal.

«Es un buen perfil, los vecinos reclaman esa capacidad de gestión e interlocución», sostienen desde su equipo. Aun así, Maroto suspende en el CIS. La puntuación que le conceden los españoles como responsable de las carteras de Industria, Comercio y Turismo desde junio de 2018 no ha variado demasiado en los últimos meses. En octubre de 2022, obtuvo una calificación media de 3,96; en enero de 2023, la nota subió al 4,26. Un motivo más para que Manuela Carmena sea una figura clave en su carrera electoral.

Todos quieren aprovechar el tirón de la exalcaldesa, que ganó 20 concejales en los comicios de 2015 bajo el paraguas de Ahora Madrid. Carmena ha dicho que apoyará todas las «candidaturas progresistas» y la semana pasada arropó a quien fuera su coordinador de alcaldía (y sobrino político), Luis Cueto, en su primer desayuno informativo como candidato al frente de una agrupación de electores. Aunque Maroto ya se había hecho fotos con ella, a finales de enero: la ministra visitó la tienda de Carmena, una asociación que vende ropa infantil confeccionada por personas en paro. El equipo de la exministra quiere una foto oficial: «Le hemos ofrecido [a Carmena] buscar un formato en el que ella se sienta más cómoda, más que una visita, un diálogo entre las dos».

La proyección de la imagen de Carmena, que ha sacado más que un aprobado en el CIS –en 2015, una nota de 5,99, por encima de líderes nacionales– es uno de los filones de la octava intentona socialista. En las últimas dos décadas, el PSOE siempre ha concurrido a las urnas con candidatos externos, ajenos a la política municipal. El primero de esta historia de fracaso fue Fernando Morán, en 1999, exministro de Asuntos Exteriores con el expresidente Felipe González, que perdió ante José María Álvarez del Manzano (PP). El PSOE consiguió 20 escaños.

La lista la completan la exministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez (21 escaños en 2003); un asesor económico de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián (18 ediles en 2007); el exsecretario general de los socialistas madrileños, Jaime Lissavetzky (15 en el 2011); y la primera apuesta de Pedro Sánchez, Antonio Miguel Carmona (9 escaños en 2015). La última debacle, en 2019, de la mano del exseleccionador de baloncesto Pepu Hernández, ratificó la caída del socialismo en Madrid, que ahora es la cuarta fuerza política en el Palacio de Cibeles, donde se sientan 8 concejales.

El equipo de Maroto confía en su paso por el Ministerio de Industria –el segundo sector, por detrás de los servicios, que más contribuye al PIB español–, Comercio y Turismo para afianzar su perfil de candidata. Esa misma trayectoria, sin embargo, favorece a sus rivales. «Ha pasado de ser ministra a tiempo parcial a candidata a regañadientes», lanzó ayer Almeida. «Madrid se merece una candidata 'full time' y no a 60 días de las elecciones», criticó la portavoz adjunta de Más Madrid, Pilar Sánchez. La vicealcaldesa, Begoña Villacís (CS), la tildó de «pobre ministra desalojada». Un par de lapsus de comunicación de la propia Maroto, que dijo que Madrid tenía 25 distritos (en lugar de 21) y habló del extinto bonobús, tampoco ayudaron. Pero ella continúa con su agenda y, este fin de semana, asistió a una manifestación de trabajadoras del hogar en Callao. Su equipo confía: «Se le acercaban, la paraban... Ya no la llaman ministra, ahora es Reyes».