Ortega Smith se revuelve contra Almeida tras reprobarle PP, PSOE y Más Madrid

Desde la tribuna del público seguían el pleno la ex directora general de la Guardia Civil y diputada nacional del PSOE Mercedes González, y la diputada regional de Más Madrid Carla Antonelli. Allí asistieron a un acto que, por momentos, tuvo algo de espectáculo, con lanzamiento de reproches, más allá del caso que les había llevado allí, en todas direcciones: de PSOE contra PP, de PP contra socialistas y Más Madrid, de Vox contra el PP y contra todos los demás...

La portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, quiso dejar claro desde el minuto uno que allí no se discutían «los hechos: hubo una agresión», sino que una fuerza política «justifique la agresión». «Y ese es el problema de nuestra democracia», sentenció. Para demostrar que «las instituciones democráticas son más fuertes que cualquier matón», dijo, se celebraba ese pleno, con la meta de «que lo que no es normal no se normalice».

Dado que en este caso era difícil la crítica al PP, que iba a apoyar la petición de reprobar a Ortega Smith, Maestre dirigió sus dardos contra el presidente del pleno, Borja Fanjul, al que acusó de tibieza el día de los hechos. Se le unió en ello la portavoz socialista, Reyes Maroto, que llegó a preguntar también si seguiría en el cargo cuando acudir al pleno «se convierte en un riesgo físico» para algunos concejales.

Inmaculada Sanz, portavoz del Gobierno municipal, censuró a Ortega Smith por esta ocasión y otras en que «se ha pasado de frenada».

Pero cumplido el expediente de denunciar la actitud violenta del edil de Vox contra Rubiño, comenzó el reparto de reproches. Y ahí los puñales volaban en todas direcciones. Maroto trajo a colación las quejas de los vecinos por la tala de árboles y la instalación de los cantones de limpieza, e introdujo el tema al recordar que ellos ya habían pedido la reprobación de Ortega Smith en noviembre por «alentar concentraciones ilegales frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz».

Reprochó a Almeida sus pactos del anterior mandato con Vox: «Su carrera política siempre estará ligada a Vox», le dijo, obviando su actual mayoría absoluta ganada en las urnas. Y siguió atizando con el muñeco apaleado en Ferraz en Nochevieja por manifestantes, «actos que el alcalde aún no ha condenado públicamente». Su conclusión llegó más allá del regidor, hasta el presidente nacional del PP, al que pidió «romper sus pactos con Vox».

No menos ácida fue Rita Maestre, que acusó al PP de «desahuciar a la gente de sus casas y bajar las pensiones», mientras ellos –aseguró– pusieron «el cuerpo para defender a las personas».

La portavoz popular Inmaculada Sanz se revolvió contra ellas: recordó a PSOE y a Más Madrid «los escraches a Sáenz de Santamaría, Cifuentes, Álvarez de Toledo, Villacís o Rosa Díez», el «Rajoy guillotinado» o al «muñeco de Ayuso que algunos decían que querían ver con las tripas fuera». «Ustedes –acusó– rebajaron la calidad de la democracia y cavaron trincheras entre españoles».

Por eso, concluyó aclarando que «el PP cree que la violencia no cabe en democracia, pero tampoco cabe su impunidad», en referencia a la ley de amnistía aprobada por el Gobierno central. Al PSOE les advirtió: «Terminarán perdiendo el poder, y nunca recuperarán el honor».

El reprobado Ortega Smith, a quien recibieron a las puertas de Cibeles varias decenas de seguidores, embistió contra todos: «Esta es la reprobación de la hipocresía, como diría un ministro del PP, 'manda huevos'; es una cortina de humo para tapar la infamia de lo ocurrido en el Ayuntamiento de Pamplona». Y negó la agresión física a Rubiño: «Él mismo lo dijo, dejando con el culo al aire, o mejor con los pechos al aire, a su portavoz». A Maestre la tachó de «asalta capillas y despechugada»; y tanto a este partido como al PSOE les acusó de «silencio cómplice» ante las agresiones a miembros de Vox, que ilustró con un vídeo.

Pero sus cargas de profundidad fueron contra Almeida, que a su juicio «no está capacitado para ser alcalde de Madrid» por «engañar reiteradamente a los madrileños» en cuestiones como la derogación de Madrid Central, la creación de «un grupo mixto ilegal», la «inseguridad de los barrios» o «los top manta».

Tras esta diatriba, y en vista de que los demás portavoces tenían un segundo turno de palabra y él no, abandonó el pleno junto con su grupo, lo que le valió la acusación de «cobarde» por parte de Rubiño, que no pudo escucharle decir que Vox era «una exigua minoría». «A mí me han votado para sacar de quicio a gente como usted», sostuvo.

El punto final lo puso el alcalde Martínez-Almeida, en «un día muy triste» en el que pidió «dar todos un plus de ejemplaridad» para «que jamás vuelvan a ocurrir hechos así». Eso sí, también repartió estopa a la oposición. «Le viene fenomenal Vox para tapar sus pactos de la vergüenza; y a Vox, ustedes», le respondió a la socialista Maroto. «Convergen ambos hacia el enemigo común, que soy yo», apostilló. Y a Más Madrid les recordó que «trajeron el odio a la política española».