Mónica García hace méritos con Sánchez y se despide de la Asamblea de Madrid con ataques a Ayuso

García reconoció ante los periodistas que es supersticiosa, y cada vez que, en un corrillo informal, se le preguntó algo relacionado con su futuro en el Gobierno, buscó y tocó madera (la tribuna histórica que está en el pasillo). Más allá de ese gesto, explicó que a ella, como anestesista le gusta ir paso a paso, y ahora tocaba que Sánchez tomara posesión y después nombrara a los ministros. Cada cosa a su tiempo. Espera que el sábado se desvele ya su nombre como uno de los fichajes de Yolanda Díaz para la coalición.

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García no cree que haya problema a la hora de la sucesión en el grupo de Más Madrid, con 27 diputados, los mismos que el PSOE, pero con más votos. «Mirad a los tres portavoces», aconsejó a los periodistas para saber quién será la nueva 'pesadilla' de Ayuso en las sesiones de control.

Al terminar el Pleno, la portavoz de la Asamblea repartió besos y abrazos con sus compañeros de filas, aunque con el resto la despedida fue inexistente, al menos en cuanto a gestos, porque el Pleno de ayer fue de los más broncos que se recuerdan en los últimos tiempos, y ella fue una de las protagonistas principales.

Rocío Monasterio fue la primera en tomar la palabra: «Hoy es un día negro», afirmó compungida. En el Congreso se celebraba la segunda jornada del debate de investidura de Sánchez, y la Asamblea estaba dividida entre los que se reían, en la izquierda, y los que pronosticaban los peores males para España, la derecha. La portavoz de Vox calentó el ambiente nada más empezar cuando se dirigió al socialista Juan Lobato y le acusó de ser «cómplice» por aplaudir «el golpe de Estado».

Lobato se indignó pero optó por volcar su malestar con Ayuso. Cuando tomó la palabra, riñó a la presidenta por el insulto que todo el mundo pudo leer en sus labios cuando la enfocaron las cámaras durante la intervención de Sánchez. Como pudo comprobarse, dijo «hijo de puta», después de que Sánchez aludiera a los contratos de su hermano durante la pandemia. «A usted le importa un pimiento la industria, la educación . Lo único digno que puede hacer usted aquí es pedir perdón al presidente del Gobierno. Se está pasando tres pueblos».

Ayuso llegó con ganas de pelea. Como todos en esta Cámara madrileña, en verdad. Acusó a Sánchez de haber utilizado la tribuna del Congreso para difamar a una presidenta autonómica, ella misma, y a su familia. «Ustedes ya tragan con todo, pero yo dije para mis adentros: me gusta la fruta», soltó ante la risotada de muchos de sus diputados. En seguida, el 'me gusta la fruta' se convirtió en nuevo grito de guerra nacido en el PP de Madrid contra el sanchismo, y las redes sociales se llenaron de frutas.

Comentó con ironía que no debían extrañarse, porque cuando Mónica García la llamó «mongola», ella entendió «me mola», y cuando Javier Padilla la tachó de «facha», ella creyó que dijo «qué pacha». Y ya aprovechó para recriminar a Lobato que no aprovechase que estuvo sentado el día anterior junto a Óscar Puente para pedirle que dejase de referirse a ella como una mujer con «dudoso equilibrio mental». «Si pretenden que yo le haga la rosca y diga lo guapo y lo listo que es a quien está hundiendo España, se equivocan. A mí desde luego me gusta la fruta». En el gabinete de la presidenta aseguraron por la tarde que estaba llegando a Sol cestas con frutas de ciudadanos anónimos.

La supuesta última pregunta de Mónica García a Ayuso en la Asamblea iba a ser, en teoría, sobre las relaciones de Madrid con el resto de regiones. Pero solo fue la excusa para lanzar un último ataque sin cuartel contra la presidenta regional. Después de subrayar que el PP es el de «las mentiras del 11-M, el sí a la guerra, las políticas austericidas y la corrupción», apuntó directamente a Ayuso: «Usted dio una mordida a su hermano. Y ahora si quiere insúlteme», exclamó como una víctima. García salió en defensa de Sánchez y acusó a Ayuso de lanzar contra él un «insulto deleznable» que en realidad, dijo, «es un insulto contra todos los españoles».

El presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio, salió en defensa de Ayuso y pidió a García que retirara la alusión a su hermano, pues su caso se archivó. Como esta se negó, Ossorio la llamó al orden. Y esa fue la despedida de García en la Asamblea: con una toque de atención desde la presidencia.

Ayuso no repitió en este caso que le gustaba la fruta, aunque tampoco era necesario. Sí acusó a García de salir «huyendo» de la Asamblea, donde no ha conseguido su objetivo de tumbar al PP. «Será la primera vez que veamos a una ministra de Sanidad yendo en patinete», ironizó la presidenta regional. «Le recomiendo el Plan Moves. Va a poder ir en patinete al Ministerio, si es que Sánchez le acoge en sus brazos».

El Pleno se desarrolló con mensajes de alegría de los diputados socialistas por lo que ocurría en la Carrera de San Jerónimo: «A ustedes les gusta la fruta, a nosotros gobernar España». Y cuando se confirmó el resultado de la votación, los miembros del PSOE y Más Madrid interrumpieron la sesión con una larga ovación puestos de pie.