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Detectados los primeros casos de consumo de heroína con fentanilo en Madrid

El Summa atiende estos meses urgencias y hasta a jóvenes en coma tras tomar este opiáceo, 50 veces más potente que el 'caballo' en fiestas

Partidas de la 'droga zombi', la más letal, han entrado por Reino Unido y Alemania. España aún resiste a la lacra

«Es muy difícil que España sufra una epidemia de fentanilo como la de Estados Unidos»

La ONU señala al fentanilo como la droga sintética más mortal

Un alijo de esta droga sintética aprehendido
Carlos Hidalgo

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En Estados Unidos, donde en los últimos años se ha convertido en una verdadera epidemia que está arrasando barrios completos, el fentanilo es, si no el que más, uno de los estupefacientes más destructores, especialmente entre los sintéticos. En España, sin embargo, según distintas fuentes sanitarias y policiales consultadas, la llamada 'droga zombi' aún no ha calado. Y puede que no lo haga, habida cuenta de los extremos controles que existen sobre los fármacos opiáceos.

Sin embargo, desde esta primavera, los servicios de emergencias de la Comunidad de Madrid sí que han comenzado a detectar casos de intoxicación por el uso mal llamado 'recreativo' del fentanilo; e incluso a pacientes que han entrado en coma tras ingerir esta sustancia o ser sospechosos de haberla consumido sola o mezclada con otras.

Patricia Blanco es jefa de guardia del Summa-112. «No podemos analizar qué drogas se toma la persona a la que atendemos, a no ser que nos lo digan quienes la acompañan o conozcamos si se trata de un estimulante del sistema nervioso central o un depresor como el fentanilo», explica a ABC.

De estos segundos, hay muchos. El más conocido y extendido entre toxicómanos es la heroína. «Pero sí vemos que está habiendo un repunte de este tipo de consumo; no podemos confimar que sea fentanilo, pero sí ese crecimiento de casos. Pero lo que sí está ocurriendo es que la heroína la están cortando con fentanilo, porque es unas 50 veces más potente que la heroína y es mucho más barato. Así tienen más efecto con menos dosis y sacan más beneficio», detalla la doctora. E incide: «Repunte de casos de depresores del sistema nervioso, tipo heroína y fentanilo, sí que estamos teniendo«. El perfil hallado en Madrid es de personas de entre 20 y 40 años; en algunas ocasiones, también llegando a los 50.

La laureada escritora canadiense Louise Penny ya abordaba en su magnífica novela 'Casas de cristal', editada en 2017, la alerta que ya existía entonces en Norteamérica por la extensión del consumo de lo que, en principio, es un medicamento de uso muy restrictivo. La ruta entre Quebec y Boston, pasando por los estados que conforman Nueva Inglaterra, era la predilecta de los capos rusos. En España, distintas fuentes de la lucha contra el narcotráfico consultadas, niegan que haya una alerta. Es más, en cinco años apenas se han incautado de 300 gramos de este potente opioide agonista sintético utilizado como analgésico, con una potencia cien veces superior a la morfina.

Serafín Giraldo, inspector de Policía Nacional, docente del Centro de Altos Estudios Policiales y doctor en Protocolos Policiales por la Universidad de Valladolid, afirma que lo que sucede en EE.UU es fruto en parte «de la innovación de los toxicómanos, por el síndrome de abstinencia».

España, en alerta y prevenida

«Generalmente, quienes lo consumen allí como droga son heroinómanos. En Europa, se ha detectado alguna entrada por el mercado negro en Alemania y Reino Unido, aunque no hay un consumo extendido en España. La atención está ahí, porque todo lo que ocurre en EE.UU. llega aquí. Al estar entrando en nuestro continente, es previsible que llegue a España y a otros países», explica a ABC Giraldo, también portavoz de la asociación policial H-50. Lo que está por determinar es el nivel de incidencia que vaya a tener: «Lo lógico sería es que, en caso de que se implantara, complementara a otras sustancias como la heroína», dice con mucha cautela. Sería una nueva droga en el mercado para quienes ya son toxicómanos.

Junio de 2023. Hace apenas dos meses. Un equipo de guardia del Summa-112 entra en una vivienda de Madrid capital. Han recibido el aviso de que, durante una fiesta privada en el domicilio, un varón de 39 años ha entrado en parada respiratoria y está al borde del coma. Es español y se encuentra en un ambiente de consumo 'recreativo' de drogas, con cinco o seis amigos. Está a un paso de la muerte. Eso sí, por suerte, para esta droga hay un antídoto (no para el resto), la naloxona, y despertó.

Será cuando llegue al hospital y le practiquen un análisis de sangre cuando sepan qué cantidad de fentanilo ha tomado o en qué porcentaje si es que lo ha hecho combinándola con otra. «Desde hace cinco o seis meses estamos viendo a este tipo de pacientes –señala la doctora Blanco–. Lo que más nos llama la atención es que antes eran personas de nivel socieconómico bajo; pero ahora se ve a muchos niveles. Supongo que, como está de moda y es más asequible económicamente, se consume más. Desde estudiantes a trabajadores, normalmente, asociados a mucho estrés o que padecen un dolor crónico y a los que les han puesto un tratamiento con algún tipo de mórfico o de opioide y se han enganchado».

Son, pues, dos perfiles importantes de consumidores: «Quien lo hace para evadirse, a modo de droga, para no tener ningún tipo de preocupaciones a nivel mental; y el que se ha vuelto adicto porque lo ha tenido prescrito por alguna patología». Esta jefa de guardia del Summa aclara que es muy difícil conseguir fentanilo, pues la Agencia Española del Medicamento lo tiene muy controlado.

Cóctel con mefedrona

«Asociado al ocio, el fentanilo también lo tenemos asociado a la mefredona, que es similar a las anfetaminas [pero mucho más peligrosa] y a la cocaína. Lo hacen para evitar la excesiva euforia; como el fentanilo es depresor, creen que así se encuentran contentos, deshinbidos pero sin pasarse. Y también es al revés: gente que quiere el efecto del fentanilo pero para evitar el bajón posterior utiliza la mefedrona, porque cuando se va el efecto, el dolor o la depresión, si la tienen, es mucho peor. Es horroroso, son momentos terribles para las personas», advierte esta sanitaria. Es algo similar a lo que relató este periódico hace meses, cuando se multiplicaron el número de adictos a la mefredrona con codeína, algo también común en EE.UU.

La casuística se da tanto en domicilios privados (como en el caso antes relatado) como en lugares públicos de Madrid. En estos pacientes se dan bajos niveles de conciencia o de coma con los opiáceos, así como pupilas puntiformes. Con la heroína, las paradas respiratorias se daban mucho en quienes habían dejado de tomarla y volvieron con la misma dosis que las últimas veces y el cuerpo ya estaba deshabituado; «pero el fentanilo puede causar depresión respiratoria al ser 50 veces más potente y es muy adictivo». Y causar la muerte.

Los sanitarios suministran a enfermos con dolores incontrolables (de cáncer, neurológicos, patologías de espalda...) de 50 en 50 microgramos, y nunca más de 300, que son dos ampollas: «Aunque este estupefaciente también se administra en parches, hay piruletas para los pacientes oncológicos, presentación oral y tomado por mucosas... Libera endorfinas y da una sensación de placer a las personas, como si estuviese en una nube».

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