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Los audios contra su ex de la mujer denunciada por llevarse a sus hijas en Villalba: «Si te duchas, te electrocuto»

Amenazas de agresión y denuncias falsas a su expareja, entre otras acusaciones, se oyen en las grabaciones realizadas desde 2020 por parte del hombre, ingresado por un grave cáncer de colon

Un enfermo de cáncer denuncia el secuestro de sus hijas por parte de la madre en Collado Villalba

Carlos Hidalgo

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El caso del padre que ha denunciado a su exesposa por sustracción de menores en Collado Villaba sigue enquistado. Este diario ha podido hablar con la mujer, Minerva S. F., de 45 años, quien no ha autorizado a revelar el contenido de la conversación, aunque asegura que las niñas están bien y se encuentran con ella en esta localidad de la sierra madrileña. Finalmente, no han viajado a Telde (Gran Canaria), de donde es oriunda la progenitora. Ella y Julio C., de 46, el padre de las dos niñas, de 9 y 10 años, se han cruzado, además, denuncias por malos tratos, aunque no hay sentencia contra ninguno.

El hombre, desde que se firmó el divorcio en julio, tiene la custodia de las menores, mientras que Minerva solo puede estar con ellas dos fines de semana al mes. El lunes pasado, no las llevó al colegio de Villalba y desde entonces, el padre, que está ingresado en el Gregorio Marañón por un cáncer de colon avanzado, no tiene noticias de sus hijas. ABC ha tenido acceso a los audios grabados por el denunciante desde 2020, en los que, según él, quedan reflejados episodios de maltrato de su ex hacia él y donde ella le amenazaría con presuntas denuncias falsas por agresiones. En algunos también se oye a las niñas quejarse de estar recibiendo golpes, supuestamente, por parte de la progenitora.

En uno de los episodios, Minerva le dice a Julio: «Si cuando me haya metido en la cama, te escucho abrir el grifo, te lo juro que cojo y te electrocuto. Como tú te metas en la ducha a partir de las 11 de la noche, te electrocuto, porque tú, a las buenas, no entiendes; el español, tampoco lo entiendes, solo a base de hostias. ¡Mierda de tío, no vales ni lo que pesas!».

Julio le recuerda que lo había amenazado «con poner una denuncia falsa», a lo que su entonces esposa responde: «Sí, porque es la única manera de echarte, pesado. Para perderte de vista a ti, hay que sobornarte. Paso de tu culo». Minerva afirma: «Si sigues diciendo eso, te doy un palo en las costillas, que vas a tener la suerte de [ininteligible] la comisaría de Paracuellos a poner la denuncia. Abre los ojos, no tienes ni puta idea». Además, hablando de una falsa agresión, la mujer le advierte: «Esto, esto… Se lo voy a decir, que lo has hecho tú. Tengo un morado, les voy a decir [a los agentes] que fuiste tú, para que vayas esta noche a dormir allí [al cuartel]. Julio se defiende: »Eso es mentira«, a lo que ella le reta: »Igual de mentira que lo que vas a contar tú. Esto, que me lo retorciste el dedo tú« (sic).

«Soy maltratadora? Sí. ¿Que les doy una hostia? Sí. ¿Cuanto me sale jurídicamente? 60 euracos por la lesión, ¡punto! pero me quedo a gusto»

Los episodios de broncas son continuos, hasta el punto de que él le afea: «Tú me has pegado y me has escupido en la cara». Pero la mujer, muy alterada, le responde: «¿Dónde está? Porque de aquí a que llegues allí [al cuartel o la comisaría] ya lo tienes seco. Esto sí que es un parte de lesiones», añade, en referencia a la supuesta herida en un dedo, a lo que el hombre le reprocha que se la haya hecho ella misma. La respuesta de la madre de las niñas es la siguiente: «No, no, no, se me ha hecho solo. ¿Sabes lo que te digo o quieres dormir esta noche en la comisaría? ¿Sabes qué suerte tengo? Que encima eres tan gilipollas, que tengo hasta suerte, por tonto. Llámala, llámala, que esta noche vas a dormir ahí y vamos a ver cuántas veces vas a ver a tus hijas, gilipollas».

Las grabaciones son múltiples, sobre todo en los audios. El marido se queja continuamente de los supuestos capítulos de agresiones de Minerva con las menores, a lo que ella, en un momento dado, le dice: «¿Qué maltrato infantil, hijo de puta? Como vuelvas a decir eso te parto la cara, te parto la cara. Maltrato físico, tu puta madre. Esa sí que ha maltratado a mis hijas. Te doy así y te parto los dientes. Maltrato físico ni qué nada. Eso sí. Y te has quedado tan pancho, hijo de puta, te rompo la boca. Vete a hacer brujería por ahí, hediondo, gástate el dinero en brujerías».

Su entonces suegra (a quien, según otra denuncia de la semana pasada, empujó en la calle, por La Piovera, para llevarse a las pequeñas) es uno de sus blancos más recurrentes: «Si me encuentro mañana a tu madre y me dirige la palabra, le parto la boca. ¿Soy maltratadora? Sí. ¿Que les doy una hostia? Sí. ¿Cuanto me sale jurídicamente? 60 euracos por la lesión, ¡punto! pero me quedo a gusto. Sí, soy una bruta y soy una maltratadora. Sí, sí y sí, para que lo tengas claro. No te acerques a mí».

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