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Asesinan de una cuchillada en el cuello a un portero de la calle Alcalá dentro de la casa de un vecino

La Policía Nacional busca al propietario del domicilio, que huyó del lugar poco después de que la víctima entrara en su casa el martes por la tarde

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El portal de la finca donde ha sido hallado el cadáver ABC
Aitor Santos Moya

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La crónica de una muerte anunciada en el número 366 de la calle de Alcalá se alarga hasta las 2:35 de la madrugada. A esa hora, los bomberos del Ayuntamiento de Madrid acceden al primero C y encuentran el cuerpo sin vida de Esteban, el portero de la finca, cuyo rastro se pierde alrededor de las 6 de la tarde del martes, casi día y medio sin saber de él. Su familia es la primera en advertir la ausencia, ¿una mala caída?, ¿un despiste que le haya hecho desorientarse? Las dudas afloran y en las inmediaciones del bloque y los hospitales no hallan respuestas. A última hora, interponen una denuncia en la comisaría de Ciudad Lineal, sin saber aún los últimos pasos recorridos escaleras arriba.

Es el miércoles cuando el hijo de la víctima pide ver las cámaras de seguridad de la comunidad. Las imágenes son claras: Esteban sale de su portería y sube los escalones que conducen a los pisos superiores. Nunca más vuelve a bajar. Los agentes reciben la secuencia y se personan pasado el mediodía en el inmueble, es momento de empezar a descartar. Llaman uno a uno a todos los vecinos y las sospechas se ciernen sobre Alfredo, un morador conflictivo, que no está en el domicilio, y que las propias cámaras registran su salida del portal con una bolsa negra de grandes dimensiones minutos después de que el portero desaparezca.

Los residentes comienzan a impacientarse y en el rellano todos se hacen la misma pregunta: «¿Por qué no pueden entrar si sabemos que está ahí, herido o muerto?» Para entonces, la Policía Nacional ya ha solicitado al juzgado de guardia una orden de entrada y registro, mientras en el domicilio señalado sigue sin oírse ni un mínimo ruido. La autorización llega ya de madrugada y varias dotaciones de bomberos entran por la terraza. Allí encuentran a Esteban tumbado boca abajo, ya fallecido y con una puñalada evidente en el cuello. Del presunto autor, que vive actualmente solo, nadie sabe nada.

Hasta el piso se desplazan agentes de la Sección de Delitos Violentos (DEVI) de la Policía Científica para realizar una inspección ocular, y del Grupo V de Homicidios, encargados de unas averiguaciones que desde esa hora apuntan en una sola dirección. Según los vecinos, el sospechoso vivía solo en el piso desde la muerte de sus padres, joyeros de profesión y a cuyo hijo habrían dejado una buena herencia. Un dinero, sin embargo, que este habría dilapidado hasta el punto de no pagar los recibos de la luz ni la comunidad desde hacía tiempo. Pese a todo, Esteban nunca había tenido problemas con él, por lo que los investigadores tratan ahora de localizarlo, al tiempo que esclarecen los motivos de la extraña muerte.

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