CARTAS AL ALCALDE
Los toldos
Ha echado unas tolderías de apaño en Preciados y Carmen que han dividido al peatonaje
Creíamos que lo que no tiene Madrid es playa, pero resulta que lo que no tiene es sombra. Sobre todo, no tiene sombra. A ver, que sombra sí hay, según zonas, o barrios, pero nos falta sombra en la órbita de la Puerta del Sol, ... que en estas fechas de ferragosto resulta un cruce de kilómetro cero y desierto racheado. De ahí que haya echado usted unas tolderías de apaño, a lo largo de la calle Preciados, y también en la calle del Carmen, que alivian un poco el sol homicida del momento, y que ha dividido al peatonaje, porque hay quien celebra la iniciativa , y hay quien sostiene que el entoldado sirve de poco, o nada, y además te quita el paisaje del cielo abierto. Lo he escuchado en encuestas al respecto, pero tampoco es difícil imaginar las discrepancias.
En Madrid el andariego suele salir muy opinador. Lo que uno ve es que estos toldos no son nuevos, porque ya Carmena se empeñó en estos techados de poco trapo, y también ve uno que los aledaños de la Puerta del Sol son siempre ocupación y preocupación del Ayuntamiento, porque en invierno tocan luces navideñas y ahora tocan toldos estivales . De manera que yo sí encuentro oportuno el montaje de estas tolderías gigantes, que no agregan belleza a la zona, pero le ponen un respiro de sombra ardiente a las calles que mejora el ajetreo del transeúnte.
Más allá o más acá del debate de los toldos, tan de tertulia de terracita, se aprecia, alcalde, que la ciudad mira lejos de sí misma, porque estas iniciativas incluyen directamente al turista, que sólo ha estado en Madrid si se lleva un selfie a pie del oso y el madroño , que ahí mismo sigue, bajo la calima o el trueno, frente al despacho de Ayuso.
Vengo a decir que el toldo avala el cuidado de la ciudad para quien aquí vive, pero también para quien pasa por aquí, que suele echar varias horas de recreo bajo la inclemencia de los cuarenta grados, o así, y sin mar. No tenemos playa, y no nos sobra sombra . Yo lo de los toldos lo veo rudimentario, urgente, fraterno. Hace bien a las terrazas de esas calles, y al que va gastando suela, de rebajas, o de ensoñación hacia Callao. Razón llevan, eso sí, algunos vecinos de la zona, que dicen que se asoman al balcón y han perdido las vistas de amenidad de la tribu pasajera de entretiempo.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete