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El grito de los que no tenían voz

El grito de los que no tenían voz

Vive en la calle Participación. No podía ser de otra manera. Durante más de cuarenta años se ha desvivido por ella y por erradicar el barro, las chabolas y la miseria del barrio de Orcasitas. Hoy, Félix López Rey, a sus 61 años, mantiene intacto aquel espíritu de lucha que le ha hecho tener amigos hasta en el infierno.

Caminar con este hombre por Orcasitas es no parar de saludar. Todos le dicen algo y le sonríen. Presidió una de las asociaciones de vecinos más reivindicativas de los años setenta. La de Orcasitas. Era la época de los últimos coletazos del franquismo y de jugársela por menos de nada en una manifestación.

Félix se puso el mundo por montera. «Llegué a Madrid con 8 años. Desde Polán, mi pueblo, en la provincia de Toledo. Ya sabes, «a buscarse la vida». Recuerdo un camión, de esos a los que había que arrear con manivela. Ahí íbamos, junto a las gallinas. Y llegamos a Orcasitas, un barrizal y unas condiciones de vida infrahumanas. El agua costaba a peseta el cántaro».

No calla. Habla a borbotones. Recuerda las palabras de un vecino del barrio, Tomás, con el que ha comentado más de una vez que «nosotros aprendimos a luchar, perdimos el miedo poco a poco, incluso a los agentes de la autoridad». Félix tenía fama -lo era, vaya- de comunista, «pero de los auténticos, algo muy complicado en aquellos años». Se ganó el respeto general. Aprendió a echar instancias para todo. Cortó el tráfico con pancartas y montó una sonada «guerra del pan» para impedir que las barras se vendieran con menos peso del que se cobraba.

Con todo, lo que mejor hizo Félix fue ganarse a los periodistas. Su poder de convocatoria era inmenso: llenando de cascotes la Plaza de la Villa, pisando despachos con botas de barro, para enseñar las maquetas hechas por los vecinos del barrio de Orcasitas que ellos querían. Para erradicar la miseria. Por eso, quizás, fue buen amigo del padre Llanos y de monseñor Estepa, quien medió para que el Rey visitara el barrio en diciembre de 1994.

Hoy regenta un despacho de Lotería pero la «profesión» de Félix ha sido la de luchar contra la injusticia y ser la voz de los que no tenían voz.

Hoy, con los deberes hechos y con un Orcasitas asentado, López Rey recuerda con cariño a tres personas: Rodríguez Sahagún -«el mejor alcalde que ha tenido Madrid», dice-; a Francisco Jiménez Manteca, relaciones públicas de «El Corte Inglés», también fallecido, «porque nos ayudó más que los servicios sociales», y a Florentino Pérez «que en su época de concejal fue sensible con el barrio».

Y como para Félix «siguen sin hacernos caso» tiene una ristra de reivindicaciones. Por ejemplo, un campo de fútbol como Dios manda. «¡Mira, si lo dices tú en el ABC, me ahorras otro escrito a la Comunidad de Madrid y lo mismo me hacen más caso!».

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