acotaciones de un oyente
Bienvenidos a la realidad
El parlamentarismo es un sistema en el que juegan 175 contra 175 y siempre gana Pedro Sánchez. Aunque es posible que sea al revés, que quien siempre gane sea Puigdemont
Artículos escritos por José F. Peláez en ABC

Ya lo dijo Lineker. El parlamentarismo es un sistema en el que juegan 175 contra 175 y siempre gana Pedro Sánchez. Aunque es posible que sea al revés, que quien siempre gane sea Puigdemont y Sánchez el que pierde: la palabra, las competencias, los recursos. ... La dignidad, la memoria, el respeto. Aún estoy decidiendo quién es Caín y quién es Abel en esta historia, pero, en todo caso, a quien Sánchez recuerda cada vez más es a Groucho en aquella escena de 'Los Hermanos Marx en el Oeste' en la que, para poder echar algo de madera a la caldera del tren, terminaban por quemar los vagones. Disculpen la indecisión: tras casi doce horas en el Senado uno empieza a tener delirios y ya me imaginaba a los de Junts comiéndose a un diputado del PSOE en Baqueira, como en lo de Bayona.
Aunque, en realidad, la sesión no comenzó hasta las votaciones. Lo que pasó desde las nueve de la mañana hasta entonces es algo prescindible, una obertura fallida, uno de esos prólogos tediosos que en lugar de llevarte a la lectura del libro te lleva a su abandono.
Lo que sucedió en la votación, que es lo que interesa, es difícil de explicar. Digamos que Podemos traicionó a Yolanda Díaz -la gran perdedora- y tumbó su Decreto-Ley, lo que llevó a la vicepresidenta a una conclusión fantástica: «Es muy difícil gobernar así», dijo. «Tía», le faltó rematar. Bienvenida a la realidad, Yolanda. Y el resto de la votación un 'thriller' de Antena 3 a la hora de la siesta, con sus giros imprevistos y sus 'Deus ex machina'.
A eso de las 15.30 el Congreso anunciaba que se había caído el sistema de voto telemático por una sobrecarga que ralentizaba el proceso y decidían ampliar el plazo media hora. La excusa es difícilmente creíble, pero el PSOE lograba ganar así un tiempo extra clave para negociar con Junts, que había anunciado a través de Nogueras que votaría no a los tres decretos leyes. Durante ese tiempo caído del cielo, el PSOE le dio a Junts todo lo que exigía: la publicación de las balanzas fiscales, la reforma del Real Decreto para que las empresas que se fueron en 2017 tengan que volver a Cataluña, que se multipliquen por cinco los fondos previstos para la digitalización de la Justicia, que el estado asuma la totalidad del coste de los descuentos en el transporte público y que se reconozcan los derechos históricos de Cataluña en materia de régimen local.
Por si fuera poco, consiguen que el IVA de el aceite de oliva sea del 0%, que es venirse arriba y matar al toro recibiendo, sobre el tercer aviso y mirando al tendido mientras das un pase de desprecio. Si les dan media hora más acaban cambiando el festivo de Navidad a San Esteban y el Grupo Socialista forma un Castell para votar.
Y todo eso a cambio solamente de una abstención en el Decreto Ley y el voto a favor en el techo de gasto. Pero el acuerdo llega fuera del plazo ampliado y Junts, en lugar de votar lo que debe, no vota. Aún así Pisarello se equivoca, lo que tiene como consecuencia que ni aun así fueran capaces de sacar los Decretos Leyes al producirse un empate. Como Sánchez no estaba en la sala para no dejarse ver en la más que previsible derrota, no votó en primera 'ronda'. Figaredo y Tellado hacen cuentas y se acogen al artículo 85 para exigir que la votación sea por llamamiento, es decir, presencial. La mesa se reúne y decide que los diputados que ya habían solicitado el voto telemático pudieran seguir votando así, aquí ya sin problema de saturación ni caídas misteriosas.
Pero, mientras tanto, alguien va a por Pedro Sánchez, que no se si estaría en ese momento en el Falcon sobrevolando la Plaza de la Marina, pero aparece como un paracaidista recién invocado por David Copperfield. Y ganan, como Italia, con un penalti injusto en el último minuto. Yolanda fracasa, el PSOE vuelve a salvar su parte, Junts les engaña a todos y los socialistas se abrazan con una excitación casi mágica. Aunque, por más que le doy vueltas, sigo sin saber sé a qué narices aplauden.
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