El rescate milagroso del naufragio en las Sisargas: «Fue al filo de lo imposible»
«Tenía que sobrevivir por mí y por mi familia», declaró el superviviente

Como si fuera una película que termina bien, el rescate del marinero francés Laurent Camprubi, de 62 años, a 14 millas de las islas Sisargas (al norte de Malpica, La Coruña) terminó de manera exitosa. «Gracias, gracias, gracias. Desde dentro del barco oí sobrevolar el helicóptero de Salvamento Marítimo. Sabía que estaba aquí y que me iban a rescatar, que no me iban a dejar solo«, declaraba el superviviente, que se encontraba realizando una prueba clasificatoria para una regata.
La alarma había saltado el lunes a última hora de la tarde, cuando el velero de competición del tripulante francés habría volcado por completo. Apenas tuvo tiempo para actuar: rápidamente se metió dentro de la embarcación, se puso el traje de supervivencia (crucial para salir con vida de esta odisea, pues podría haber muerto de hipotermia) y activó la alerta por radiobaliza. Con todo el barco dado la vuelta, apenas tenía tres palmos de aire para respirar, pero así aguantó hasta 16 horas.
Desde el otro lado, los equipos de emergencias comenzaban una carrera a contrarreloj para rescatar con vida a Camprubi. Una misión «con mala mar, de noche, a 15 millas de costa y en medio de la nada», declaró Juan Ferrer, jefe de Operaciones SAR y LCC de Salvamento Marítimo, según informan desde la organización. Se prepararon los buzos y partieron los helicópteros, y apenas una hora después de la primera alerta ya se había localizado el barco, quilla al sol. Uno de los rescatadores, Guillermo Lavía, bajó desde el helicóptero hasta el casco del velero, y comenzó a dar golpes. Aliviado, sus reclamos recibieron respuesta desde dentro, por lo que le hicieron estar «casi seguro de que había una persona atrapada debajo«, indicó el miembro de Salvamento Marítimo, según recoge Ep. Pero las condiciones del mar en ese momento hacían imposible el rescate, por lo que los guardacostas trabajaron »unas horas frenéticas« para asegurar el barco y garantizar que no se hundiera, relató Rodrigo Piñeiro, patrón de uno de los barcos de Salvamento Marítimo.
Aunque se valoró intentar sacar el barco con una grúa, la peligrosidad de la operación hizo que Salvamento optase por afianzar la flotabilidad del barco, que al ser de competición ya era poco probable que se hundiera, con grandes globos. Los buzos llegaron por la mañana, y dos de ellos se sumergieron: comprobaron que la puerta del barco estaba abierta y encontraron al superviviente. Era martes a las 12.00: Camprubi había pasado 16 horas bajo el barco con apenas 30 centímetros de aire. «Sabía que me iban a rescatar. Era cuestión de tiempo. Tenía que sobrevivir por mí y mi familia», declaraba el regatista francés. Con la hazaña cumplida, resume Salvamento Marítimo que fue un rescate «al filo de lo imposible».
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