La precampaña de las elecciones gallegas hace escala en O Hórreo
La que pudo haber sido prácticamente la última sesión de control de la legislatura, si acierta la oposición con sus cábalas, deriva en un cruce de acusaciones sobre quién está más enfocado en las autonómicas
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No va más. Hasta la sesión de control en el pleno del Parlamento (o especialmente, de hecho), adelantada 24 horas por el Día de la Constitución, se acaba impregnando del aroma a campaña electoral. Al final, las preguntas al presidente de la Xunta -¿habrán sido prácticamente las últimas de la legislatura?- son lo de menos, ante la cercanía inminente (se da por hecho) de los comicios autonómicos.
Disimuló más el PSOE que el BNG. No fue hasta el final cuando Luis Álvarez lanzó a Alfonso Rueda el dardo de que «si en vez de andar tomando cañas por Galicia adelante, fuera a tomar alguna en Bruselas (…), mejor nos iría en Galicia». En alusión a la gira por concellos que el PPdeG bautizó como 'Galicia avanza!'. «¡Cómo les molesta lo del autobús!», replicó el titular de la Xunta, «que estemos con la gente». «Encantado» él de esa «propaganda» que le «viene muy bien», dijo al portavoz del Grupo Socialista. «Por cierto, la mejor cerveza está en Galicia», apostilló.
Ya con las elecciones asomando en el debate, Rueda recurrió al elefante en la Cámara para afear al PSOE que hagan de menos la política energética de la Xunta, concretamente, el aprovechamiento de la eólica. Ellos, criticó, consideran que se quedan cortos, mientras para el BNG, «sus compañeros de gobierno en el bipartito», son «demasiados» los parques autorizados. «¡Si nos rodearon San Caetano hace no mucho tiempo, todo lleno de banderas con la estrella roja!», recordó. Si tuvieran la «oportunidad» de reeditar el ejecutivo de 2005-2009, que, auguró, «no la van a tener», se preguntó Rueda qué ocurriría con la planificación energética. «Y así todo», remachó.
Ana Pontón no dejó pasar un segundo desde que tomó la palabra para acusar a Rueda de estar «muy ocupado en hacer campaña electoral», utilizando «con total descaro su cargo». Los populares, dijo un día más, están «muy nerviosos con el BNG». Ella quería hablar de sanidad en O Hórreo -lo hizo con viejos argumentos, como pedir 200 millones para la atención primaria, y dibujando el habitual escenario «catastrófico», le recriminó Rueda-, y reclamó al líder conservador que «por un minuto se quite el trajo de candidato».
Como la portavoz nacional del Bloque se lo había puesto a tiro, Rueda ironizó con que no es el único metido en harina preelectoral, no en vano Pontón viene de ser proclamada candidata hace solo dos días, el domingo, en Santiago. «Lo pasamos muy bien todos, empiezan de una manera muy divertida», comentó con retranca, en alusión a la comentada intervención de la presentadora del acto en el Multiusos do Sar.
Hecho el chascarrillo, Rueda echó en cara a Pontón que recupere la sanidad como arma arrojadiza electoral. Tanto le preguntaba meses atrás, hasta la manifestación en el centro de Santiago, que «no les salió a todas luces como esperaba, y bajó el pistón»; y ahora vuelve a sacarlo a relucir porque «los que mandan en el partido, los de siempre, le dicen: 'oiga, tienes que preguntar a Rueda por sanidad, que hace mucho tiempo que no preguntas nada». «Demagogia», «oportunismo», achacó. Y puestos a emplear argumentos reiterativos, también el presidente de la Xunta echó mano al recordarle sus «20 años de diputada sin gestionar un euro público», que provoca, apostilló, que «se le ve mucho el plumero», especialmente en esta cuestión.
Más afilado fue el dardo con el que tachó al BNG de «copia mala, no adaptada en absoluto a lo que aquí está pasando», de Sumar, que, con un «discurso muy parecido», les dobló en votos y escaños en las últimas elecciones, y al menos ofrecen algo «original».
Pontón imputó a Rueda haber incurrido en una de las «intervenciones más lamentables que he visto en el Parlamento» y le acusó de estar haciendo «campaña electoral, utilizando su cargo de presidente, recursos públicos y la TVG», en lugar de «atender los problemas de la sanidad pública».
En su cierre, el presidente de la Xunta, más allá de recordar a Pontón que sus argumentos pierden fuerza a base de repetirlos (como el de la «peor» intervención que le ha visto), y negarse a entrar en una guerra de cifras (como en cada sesión de control, tira y afloja con la veracidad o no de los datos que utiliza el BNG), trajo a colación la reunión de Pedro sánchez con Pere Aragonés para citar los 16.300 millones (400 por gallego) de condonación de la deuda catalana, frente al «desiderátum y brindis al sol» del pacto de investidura del Bloque. Eso sí son «datos» ciertos, subrayó, para retar a Pontón a que los tradujera en centros de salud que se podrían construir en Galicia.
La candidata del BNG, insistió el presidente, «nunca» ha tenido «responsabilidades de gobierno», y «sinceramente» no cree que llegue a tenerlas nunca, tras 20 años en el Parlamento. «Más le vale a Galicia», apostilló. La próxima vez que se vean las caras en la Cámara será en dos semanas, para dejar aprobados los Orzamentos de 2024. Y en cuanto se vote, asegura la oposición, Rueda no tardará en convocar elecciones. Esas que todos tienen en la cabeza.
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