Besteiro reivindica al PSdeG como la «única izquierda que puede» frente a la derecha y el nacionalismo

Ayer fue, para los socialistas, el «comienzo de un nuevo camino». Así lo reivindicó Besteiro, erigido este sábado secretario xeral. La suya fue la única candidatura. De su mano, prometió, el PSdeG traerá el cambio a Galicia, porque ellos «lideran la transición ecológica sin demagogias», dan la cara «con orgullo» de lo que defienden, «sin caretas», y quieren la lengua gallega «para compartirla», sin «apropiaciones indebidas». Galicia, aseguró, «no necesita ni una derecha ni un nacionalismo que solo gobiernan para los suyos». «No somos la oposición, somos la alternativa«, insistió. Una idea que se repitieron sin cesar, de varias formas, diferentes invitados.

En su discurso, después de presentar la nueva Ejecutiva, liderada por Lara Méndez, el secretario xeral del PSdeG quiso reivindicarse como el líder del partido de la convivencia, que busca un nuevo modelo para Galicia. Convivencia entre administraciones, promoviendo que los ayuntamientos participen en los debates; en el territorio, reduciendo las desigualdades en las zonas rurales y urbanas y el eje atlántico y el interior; y también entre el desarrollo industrial y la emergencia climática.

La promesa de los peajes

Como no podía ser de otro modo, no faltaron las referencias a quita de la deuda, «por la que Rueda rechaza más de 4.000 millones de euros«. »¿A quién le entra en la cabeza que [...] diga que no?«, cuestionó, preguntándose qué se podría hacer con tanto dinero. Una crítica consistente contra los populares, a pesar de que la Administración ha explicado que, en el caso gallego, al mutualizarse la deuda entre todas las autonomías, cada ciudadano tendría que pagar 200 euros más que ahora. Esos 4.010 millones no podrían emplearse en otras partidas, por mucho que socialistas y nacionalistas insistan en defender lo contrario. Y también sacó a relucir la gratuidad de la Autopista del Atlántico (AP-9), uno de sus reclamos en la campaña electoral del año pasado. La suya, la »izquierda que puede«, repitió, ya ha conseguido la bonificación del 75% del peaje –que es el máximo descuento al que se puede optar hoy en día, sometido a criterios como asiduidad o el uso de sistemas de telepeajes–, y »en breve« se aplicarán también a la AP-53. »En ese camino llegaremos a liberar los peajes«, prometió. Por ahora, el debate sobre la transferencia de la autopista acumula ya 37 prórrogas en el Congreso.

Ese «nuevo modelo» pasa también, aseguró, por una «transición ecológica» y una reindustrialización «responsable». Ellos, prometió, «nunca apoyarán nada perjudicial» para Galicia, lo que se podría entender como una referencia muy tímida a Altri. Todo apunta a que en el nuevo relatorio marco del PSdeG, que se aprobó el sábado y que se dará a conocer esta semana, aparece explícitamente el rechazo de la formación al proyecto. Era una de la enmiendas –solo se rechazaron el 15%– y, tras la votación, los socialistas remitieron a los medios un comunicado asegurando que «Galicia ya dedicó importantes recursos naturales con costes ambientales a la producción de celulosa de origen forestal«, por lo que no pueden tener en consideración como estratégico ningún otro proyecto en esta línea.

Abogó, además, por el socialismo como la «receta» para hacer frente a la «emergencia democrática» de Europa, contra la ultraderecha y los ultranacionalismos. Y se refirió a las víctimas de Ucrania y de Gaza, arremetiendo contra los que «distinguen» entre unas y otras. A los populares y a los de Pontón, a partes iguales, les criticó su «insensibilidad»: a unos por «no tener una palabra de apoyo para Gaza»; y a los otros por «dar la espalda al sufrimiento de una nación invadida». «Los dos partidos tienen un grave problema con la defensa de la democracia y no creen en la defensa de Europa y sus valores», condenó. Las referencias a la Unión Europea fueron también habituales entre el resto de invitados, como el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente, Pedro Sánchez, que cerró ayer la última jornada del congreso. España, dijo el jefe del Gobierno, «debe mejorar sus capacidades de seguridad», y «defender a Europa» para que esta pueda defenderse a si misma.

Ellos no fueron los únicos que arroparon al lucense. Otros muchos socialistas se dejaron ver estos días por la Cidade da Cultura compostelana. Virtualmente lo hizo el ex presidente, José Luis Rodríguez Zapatero; y también la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; además de varios de sus homólogos en otras autonomías. En la esfera gallega, no faltaron, por supuesto, los regidores locales. Por algo es «el partido de las 100 alcaldías», como insistió Besteiro. A su lado se sentó Sánchez, y junto a ellos, los alcaldes de La Coruña, Inés Rey, y Vigo, Abel Caballero. Estuvo también Fernando González Laxe, que estuvo al mando de la Xunta hasta el 1990; y otros veteranos como Xosé Sánchez Bugallo, ex alcalde de Santiago –a pesar de que se mostró crítico con la expulsión de los cuatro ediles socialistas del partido tras la polémica por las VUT–. Fue, por ello, no solo una muestra del respaldo de Ferraz, sino de unión interna ante los diversos conflictos municipales.