Las elecciones europeas de junio, prueba de fuego para los planes de Sánchez
El líder socialista perderá apoyos para influir en el reparto de puestos relevantes en las instituciones
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El próximo 9 de junio se celebrarán en España las elecciones europeas, la primera cita electoral con carácter nacional desde las generales de julio del año pasado. Una votación a circunscripción única, lo que elimina las distorsiones de las divisiones provinciales. Pedro Sánchez ... se juega mucho de su proyección internacional y sus planes basados en el aislamiento del Partido Popular en España se verán claramente contestados por la realidad.
Una de las pocas cosas seguras es que deberá nominar a un candidato a ocupar el puesto de comisario europeo que le corresponde a España. Cualquier aspirante que repita el esquema que el presidente del Gobierno ha utilizado hasta ahora para nombrar cargos en el gabinete o en otros puestos públicos, basado en lealtades personalistas, podría fracasar estrepitosamente en el trámite parlamentario previo que han de superar los miembros del Ejecutivo comunitario.
Después de los seis meses de presidencia y una vez que Nadia Calviño ha tomado posesión de su cargo en la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), la figura de la vicepresidenta Teresa Ribera aparece como la mejor opción que tendría Sánchez para este puesto, aunque ello le obligaría a volver a remodelar el gabinete en verano por segunda vez en menos de un año.
La transición energética seguirá siendo uno de los elementos centrales del programa de la Comisión Europea y Ribera podría tener una responsabilidad relevante en este campo. En todo caso, en el momento de sopesar el reparto de las atribuciones institucionales, se tendrá en cuenta que en esta legislatura que ahora termina, España ha ocupado una vicepresidencia estratégica, como es el cargo de Alto Representante que todavía ejerce Josep Borrell. Eso sin contar con los favores que Sánchez ha pedido últimamente en asuntos como el nombramiento de Calviño o los intentos vanos de hacer oficial el catalán en la UE y que teóricamente tendrá que devolver.
De hecho, es probable que en los tratos para acordar con los demás países y con el Parlamento Europeo los nombramientos de los responsables de las principales instituciones comunitarias, Sánchez puede que ya no tenga las mismas cartas que en 2019. Entonces el presidente del Gobierno jugó un papel esencial, cuando maniobró de forma casi temeraria para encumbrar al socialista holandés Frans Timmermans a la presidencia de la Comisión y obtuvo luego algunas ventajas por acabar aceptando definitivamente a la actual presidenta, la popular Ursula von der Leyen, que le ha devuelto el favor con creces.
La primera incógnita ahora consiste en adivinar si la alemana quiere repetir un segundo mandato, para lo que Sánchez ha dicho reiteradamente que la apoyaría. Si entrase en juego otro candidato, esta vez el presidente del Gobierno de España tendría muchas dificultades para llevar la batuta de las negociaciones. Primero porque las encuestas no son muy favorables a los socialistas en el conjunto de la UE y especialmente en España.
El presidente español está obligado a devolver todos los favores que ha pedido a otros Gobiernos durante su semestre al frente de la UE
Por si fuera poco, en el Parlamento Europeo el grupo socialdemócrata sale esta legislatura muy tocado por el escándalo de corruptelas que solo ha afectado -que se sepa- a eurodiputados que militan en sus filas y el mandato de Iratxe García como portavoz esta legislatura, que termina sin mucho brillo, le cierra la posibilidad de que otro socialista español tenga muchas opciones para ocupar un puesto relevante en la Eurocámara. Segundo, porque en la política europea será muy difícil olvidar la rijosa intervención de Sánchez en el debate sobre el semestre de presidencia española.
En estos momentos, el PSOE es el principal componente del grupo socialdemócrata europeo, junto al SPD alemán, que según las encuestas será derrotado claramente por los democristianos, y el Partido Democrático de Italia, muy lejos aún de los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni. Tal vez los socialdemócratas ganen las elecciones europeas en Suecia, aunque no estén en el Gobierno. En Holanda, Timmermans acabó dejando la Comisión para intentar alcanzar el Ejecutivo nacional al frente de una coalición «progresista» al estilo de lo que hizo Sánchez en España, pero está muy lejos de conseguirlo, a pesar de que las negociaciones continúan allí.
España gana dos escaños
Pedro Sánchez dispone aún de algunas bazas. Incluso teniendo en cuenta que es posible que logre peores resultados que en las anteriores elecciones europeas, en el reparto de escaños le puede ayudar el hecho de que en el último reajuste aprobado este otoño a España le han correspondido dos eurodiputados más, hasta un total de 61, lo que puede ayudarle a maquillar los resultados a nivel interno si en Europa sigue siendo el elemento más relevante del grupo socialista.
Sin embargo, en el Consejo Europeo no puede contar con el apoyo de algunos de los que han sido sus socios tradicionales porque el partido que está ahora en expansión entre los Gobiernos de la Unión es el PP Europeo, cuando no es la utraderecha la primera fuerza, como en Italia. La llegada al poder en Varsovia de Donald Tusk es una de las mejores noticias para los populares europeos. La socialdemocracia está en horas bajas en los países nórdicos (salvo Dinamarca), donde fue la fuerza dominante durante medio siglo; y en Eslovaquia, donde gobierna, es un partido expulsado del grupo europeo por sus tendencias euroescépticas y populistas.
Respecto a la izquierda radical, sus relaciones dependerán en parte de las complicadas relaciones entre sus socios, Sumar y Podemos, que pueden añadir un elemento distorsionador.
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