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Cuando se acerca la cita a unas elecciones generales, resurge una y otra vez la pregunta ¿es proporcional el sistema electoral? Algo que también se preguntó Victor d'Hondt (1841-1901), un jurista belga que ideó un método de reparto de escaños con el objetivo de que fuera lo más proporcional y justo posible y que hoy conocemos como la ley D'Hondt, aunque los expertos matizan que es más correcto llamarlo método D´Hondt.

Se trata de una compleja fórmula matemática que reparte los escaños dentro de una circunscripción de manera proporcional. Para formar parte de ese reparto, y según la ley electoral española (LOREG), las candidaturas deben haber obtenido al menos un 3% del voto total en esa demarcación. Si no lo alcanzan, son excluidas.

Cómo funciona la ley d'Hondt

Finalizada la votación y hecho el recuento, comienza el reparto de escaños siguiendo el sistema d'Hondt. Las candidaturas se ordenan de mayor a menor según el número de votos, excluyendo aquellas que no han superado la barrera del 3%. Después, ese número total de votos de cada candidatura se divide por 2, por 3, por 4 y así sucesivamente , tantas veces como escaños haya. Los cocientes más altos serán aquellos a los que se les asigne un escaño.

Para comprenderlo, contamos con un ejemplo gráfico de una circunscripción ficticia en la que se reparten seis escaños:

En este ejemplo, el partido A, con 158.000 votos, obtendría tres escaños, mientras que los partidos B, C y D tendrían uno cada uno.

Proporcionalidad de la Ley d'Hondt

El sistema D'Hondt ha sido motivo de debate en múltiples ocasiones por no ser tan proporcional como pretendía su creador. Sin embargo, este defecto no es tanto del sistema en sí mismo como de las circunscripciones.

En circunscripciones grandes, los resultados obtenidos son mucho más proporcionales que en las demarcaciones pequeñas, puesto que a menor número de escaños, más difícil es conseguir un diputado.

En Soria, por ejemplo, se escogen dos diputados, por lo que un partido que consiga un 30% de los votos no obtendría diputado si otras dos formaciones lograran un 34 y un 36% —conseguirían un escaño cada una.

En Madrid, en cambio, se escogieron 36 diputados en 2016. Con los mismos resultados ficticios que los empleados en el ejemplo de Soria, los tres partidos habrían obtenido 11, 12 y 13 diputados, respectivamente.

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