Los mossos que intentaron frenar al kamikaze de Gurb: «Venía directo hacia nosotros a mucha velocidad»
La Fiscalía pide 13 años de cárcel para M. T. por conducir 12 km en dirección contraria y causar un siniestro con una menor muerta y tres heridos graves
«Iba como un kamikaze, yo pitaba, le tiré cosas, pero no se inmutaba»

Condujo durante 12 kilómetros en dirección contraria hasta que impactó contra un Jaguar con cuatro ocupantes. Uno de ellos, Meritxell, que tenía 17 años, murió tras el siniestro. Los restantes, entre los que estaba su padre, Alfons, resultaron heridos de gravedad. Pero minutos antes ... de que el Peugeot que manejaba M. T. impactase contra ellos, varias patrullas de los Mossos d'Esquadra intentaron darle el alto. «Venía directo hacia nosotros a mucha velocidad», ha relatado este martes una de las agentes, ante el tribunal del jurado. El individuo no se detuvo, ignoró tanto las ráfagas de luz de otros conductores, como el control policial que se plantó en medio de la C-17 para que detuviese la marcha. Lejos de obedecer a los agentes, siguió circulando.
Lo mismo le ocurrió a otro binomio de mossos que, tras recibir el aviso de la sala, se dirigió hacia la C-17, a la altura de Gurb (Barcelona) para tratar de dar el alto al kamikaze. «Pongo las sirenas y la luz de policía en el techo, cuando veo el coche policial de mis compañeros que tiene arriba el cartel de 'carretera cortada'. De repente, el compañero dice 'que no para, no para', y pasa por el carril izquierdo. Como vemos que ha pasado el coche policial, hacemos pantalla con nuestro vehículo, nos ponemos en oblicuo, pero va a mucha velocidad y no se detiene ni cambia de trayectoria», ha relatado otra de las agentes.
«Venía directo a mucha velocidad hacia nosotros. Como un kamikaze, igual», ha resumido esta mañana, durante la tercera sesión del juicio contra el conductor en la Audiencia de Barcelona. La Fiscalía pide para él 13 años de prisión por homicidio y lesiones con la eximente de embriaguez, ya que tras el siniestro dio positivo por consumo de alcohol -062 mg/l- y cocaína. De hecho, el propio conductor, tras causar el siniestro, comentó a uno de los mossos que venía de un prostíbulo, el Nederland, tras haber pasado por una discoteca de Vic.
Otro de los policías ha certificado a preguntas del fiscal, Félix Martín, que el ahora acusado no mostró ningún interés por el estado de los ocupantes del otro vehículo, a diferencia de la actitud habitual de los conductores que se ven implicados en algún siniestro. «Actuaba de forma totalmente fría. Sólo se preocupaba por el teléfono, por sus hijos. Su actitud era de poca empatía. Por mi experiencia, la gente se interesa por el estado de la otra parte», ha indicado.
Según el relato de los mossos actuantes, en el interior del Jaguar había tres jóvenes. Mertixell, que ya había muerto, y su prima y una amiga común, que gritaban. Alfons, que conducía el vehículo, consiguió bajar del mismo por su propio pie, pero estaba «en shock». «Tenía la mirada perdida, le hice preguntas y le dije que se sentase», ha certificado una mossa.
«Como vemos que ha pasado el coche policial, hacemos pantalla con nuestro vehículo, nos ponemos en oblicuo, pero va a mucha velocidad y no se detiene ni cambia de trayectoria»
Una agente de los Mossos
Fueron varios testigos, otros conductores que circulaban por la C-17 aquella madrugada, los que alertaron a Emergencias al divisar al Peugeot conduciendo en dirección contraria. Algo que hizo durante 12 kilómetros. «Llamo corriendo porque va a matar a alguien», fue lo que una mujer, que viajaba de copiloto en otro vehículo, junto a su marido, dijo aquella madruga, la del 4 de marzo de 2018, antes de llamar al 112, a las 6.53 horas.
Durante esta jornada, también han declarado como testigos los dos hijos del acusado, que aquella fecha tenían 12 y 15 años. Ambos han relatado que su madre había muerto unos años antes y que el progenitor se había hecho cargo de ellos. Rechazan la idea de que su padre quisiese quitarse la vida conduciendo contradirección.
Uno de ellos, al ser preguntado por qué su padre no ha pedido perdón a las víctimas, ha apuntado que es «una persona cerrada». El juicio continuará este miércoles y se prevé que el acusado declare durante la última jornada.
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