Un joven de 30 años deja su trabajo para cuidar de sus padres y hacer frente al impago de la okupa de su casa alquilada
Con el alquiler, Jordi podía pagar la residencia de su madre pero ahora la ha tenido que sacar de allí
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Enésimo caso que confirma que el acceso a la vivienda en España es, por mucho que pasen los años, un auténtico problema. En los últimos tiempos es habitual que los medios de comunicación recojan el incesante aumento del precio de los pisos, ya sean de venta o alquiler. Seguramente por ello también han ido a más las okupaciones que, más que ideológicas y de un colectivo (como se conocían históricamente), muchos efectúan ante la imposibilidad de encontrar otro modus de vivienda.
La historia se remonta, en este caso, a la polémica inquiokupación que está viviendo una familia de Cornellà de Llobregat (Barcelona). La situación ha llevado a que Jordi, su hijo, se haya visto obligado a dejar de trabajar para poder cuidar a sus padres, que vivían, en buena parte, de los alquileres de un piso que tenían arrendado hasta que sus inquilinos dejaron de pagarles aunque siguen viviendo allí.
«Estamos haciendo malabares y tirando de ahorros», ha explicado él a 'Espejo Público', el programa de Antena3 que ha destapado su caso. A falta de una resolución del conflicto y de que la justicia diga la suya, la situación cada vez es más complicada para ellos., como expuso el joven y sus padres en una conexión desde su piso.
Obligados a sacar la madre de la residencia
La situación familiar no es fácil, puesto que la madre de Jordi tiene alzhéimer y estaba en una residencia. Con el pago del alquiler podían pagar una residencia pero desde la inquiokupación la han tenido que sacar de allí puesto que no podían pagar las cuotas. Por si esto fuera poco, su padre también es dependiente.
Jordi, de 30 años, estuvo capeando la situación y haciendo frente a los gastos hasta que las cuentas dejaron de salirle. Sus inquilinos llevan más de un año sin pagar (en concreto, 13 cuotas junto a una cuota anterior que quedó pendiente de pago) y no le ha quedado más alternativa que dejar el trabajo para ocuparse del cuidado de ambos. Ahora, la familia vive, no sin dificultades, con el paro que le ha quedado al joven.
Él calcula que los inquiokupas les deben unos 9.000 euros. La inquilina, de hecho, estuvo viviendo primero alquilando una de sus habitaciones y luego tuvo un segundo contrato. Al principio les ingresaba los pagos sin problema pero después empezó a no hacerlo.
Ahora la familia confía en que la justicia les pueda ayudar. De momento han presentado una demanda en un juzgado de Cornellà de desahucio por impago de las rentas debidas y confían en tener la respuesta y poder recuperar su piso.
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