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Una caja fuerte junto a la lavadora y 200 testaferros para blanquear en Colombia el dinero de la 'coca' vendida en Europa

El líder de la organización dirigía el entramado desde una prisión catalana, donde cumple condena por tráfico de drogas

Una anciana destapa el robo de 2,3 millones de euros tras descubrir que la dieron por muerta hace cuatro años

Recuento de parte del dinero incautado MOSSOS
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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Cocaína camuflada en cajas de folios. El hallazgo de 1.400 kilos en una nave industrial de Sant Boi de Llobegat (Barcelona), ha permitido, seis años más tarde, desarticular una extensa red de blanqueo del dinero obtenido con su venta. La droga, proveniente de Brasil, tenía como destino diferentes países de la Unión Europea. Seguir la pista de sus receptores llevó a los Mossos d'Esquadra a descubrir que el siguiente cargamento llegaría al puerto de Róterdam (Países Bajos). Para asestar un golpe efectivo a la organización era necesario seguir el rastro del dinero. Una investigación que se ha alargado durante los últimos tres años, hasta descubrir que eran unos 200, los testaferros que, en pequeñas cantidades, ingresaban los beneficios en cuentas bancarias de Portugal. Antes, un individuo transportaba en su coche, oculto en caletas, el dinero desde Cataluña hasta territorio luso, principalmente Lisboa, pasando primero por Madrid.

En Portugal, personas con escasa capacidad económica eran utilizadas como mulas para blanquear grandes cantidades. Para no levantar sospechas, la organización contaba con empresas, cuyo objeto social variaba. De venta y alquiler de inmuebles, a transporte de mercancías. La gran mayoría de sociedades (pantalla), en realidad, no tenían ninguna actividad y emitían facturas falsas. Tampoco empleados, y los testaferros no sabían que su ayuda era indispensable para lavar el dinero procedente del tráfico de cocaína.

Si lo habitual es que las pesquisas lleven a desmantelar la cúspide de una organización siguiendo la pista de quienes operan en su base, en este caso fue al revés. El líder del entramado, según detallan fuentes policiales, cumplía ya condena en un penal catalán tras ser detenido por traficar con estupefacientes. Su lugarteniente -que luego asumió su lugar- estaba en Portugal, pero no en el domicilio en el que estaba empadronado y donde le llegaba habitualmente el correo, sino en un villa de lujo, a nombre de su pareja, donde contaba con dos cajas fuertes. Una de ellas, escondida tras la lavadora. La investigación de la Unidad de Delitos Económicos de los Mossos, la Policía Nacional y la lusa se ha saldado con su detención, y con la de otra veintena de sospechosos por integrar un entramado que consiguió blanquear 10 millones de euros del narcotráfico en solo ocho años.

Durante las entradas y registros simultáneos, el pasado 7 de marzo, con la coordinación de Europol, los agentes localizaron en la mansión del sospechoso 400.000 euros, un arma de fuego y varias anotaciones manuscritas y documentos bancarios sobre los movimientos de dinero. Su destino final era Colombia y Venezuela. Allí, portugueses que habían emigrado, y también nacionales, retiraban los fondos, siempre con códigos cifrados, a través de aplicaciones móviles, fijados por la organización, para así garantizar su 'trazabilidad', ha detallado el subinspector José Ángel Merino, responsable de una investigación compleja, por la gran infraestructura, tanto jurídica como humana, tras el entramado.

Tras esa operación, los investigadores detectaron -como es lógico- que la actividad de la banda disminuía, pero la operativa para lavar el dinero continuó. La documentación incautada durante el dispositivo contra el tráfico de cocaína permitió comenzar a tirar del hilo del entramado económico, que contaba con otros dos lugartenientes más. Uno en Barcelona y otro en Madrid, que cobran un porcentaje por la operativa de blanqueo.

'Pitufeo'

La mayoría de investigados -siete ya han ingresado en prisión- eran lusos que movían el dinero en efectivo desde España hasta Portugal. Una vez ingresado -en ocasiones, pidiendo cambio de divisas: de euros a dólares-, este 'viajaba' hasta América Latina: Venezuela y Colombia, sobre todo, pero también a Panamá, que es un paraíso fiscal que no facilita información a las autoridades europeas. Uno de los métodos era el ya detallado 'pitufeo', depósito masivo de cantidades pequeñas de dinero, en forma simultánea, en una misma cuenta bancaria. A pesar de ello, las mulas apenas levantaron las sospechas de alguna entidad, indica el inspector Carlos Cunha, de la Policía portuguesa. De ahí, precisa Merino, la complejidad de relacionar a los 200 testaferros con la organización de blanqueo. Y es que los ingresos los hicieron, al menos, en una decena de bancos diferentes.

Además del entramado empresarial, por el que canalizaban la mayoría de ingresos, y los citados correos humanos -movieron casi 7 millones de euros en tres años-, la organización también canalizó fondos del narcotráfico con la adquisición de bienes de inversión -de valor estable-, como edificios, y comprando joyas y relojes de alta gama -como Rolex-, valoradas en otro medio millón. «Querían crear una estructura económica para dar apariencia legal al dinero obtenido con el tráfico de drogas. No llegaron a conseguirlo del todo, lo hemos evitado», ha apuntado el inspector de la Policía Nacional Juan de Dios García, jefe de la sección de Delincuencia Económica en Barcelona.

La investigación continúa abierta, ya que del material intervenido se podrá terminar de perfilar el mecanismo de blanqueo -entre otros, con los inmuebles adquiridos en Sudamérica- así como si en éste hay más implicados.

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