Navidad, dulce Navidad

Lo que comenzó como una simple representación de la Natividad, se ha convertido en muchos casos en verdaderas obras de arte. Los Belenes constituyen una tradición en muchos países, y cada uno tiene su propia versión. En España, por ejemplo, se han creado Belenes gigantes como el que tenemos este año en Burgos, o el napolitano que se puede contemplar en el Museo Nacional de Escultura en Valladolid. O los vivientes que se representan en muchas poblaciones de Castilla y León.

El Portal de Belén se ha convertido en la representación genuina de la Navidad. Hunde sus raíces en la tradición cristiana de representar escenas bíblicas en iglesias y hogares. Durante la Edad Media, estas representaciones se hicieron más elaboradas, detalladas y evolucionaron en los Nacimientos que conocemos hoy en día.

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Salvador Rus Rufino

El Portal de Belén no es sólo una decoración navideña, es una representación simbólica del nacimiento de Jesús. Cada elemento tiene un significado profundo y sorprendente. El establo representa la humildad y la sencillez de la vida de Jesús, que nació donde están los animales después de no haber encontrado acomodo en una posada. Los animales, el buey y la mula, simbolizan la naturaleza creada por Dios. Y los queridos Reyes Magos representan la adoración y el reconocimiento de la divinidad de Jesús con sus tres regalos.

La Navidad es tiempo de encuentro, tiempo de alegría, tiempo para compartir y para aunar lazos con la familia, los amigos y todo el género humano. Por eso nos deseamos una y otra vez Feliz Navidad.

Sea cierto o no que Jesús vino al mundo en un establo, es evidente, como escribió José María Pemán, que «el Portal de Belén es la historia más hermosa que se ha contado jamás». Una historia que cambió a la Humanidad y la dotó de un sentido nuevo y profundo que está enraizado en el modo de ser del hombre.