Nueva vida para que las baterías sigan 'rodando'

La economía de Castilla y León espera, el año que viene, el desarrollo de un negocio único en la Península Ibérica y que debe sentar bases para la recuperación de los territorios mineros del carbón del Bierzo que, en un tiempo no demasiado lejano, contribuyeron con generosidad a las cuentas de la autonomía y de España. Dentro de las apuestas por la llamada 'economía circular', nace un proyecto que quiere reciclar y recuperar los materiales de las baterías de los coches eléctricos. Se ubicará en el polígono industrial del Bayo, en la localidad de Cubillos del Sil (León), cerca de Ponferrada.

A pocos kilómetros del lugar donde todavía se ven las gigantescas torres y chimeneas de la central térmica de Compostilla, ahora en fase de desmantelamiento, nace un proyecto que puede contribuir a generar esperanzas e ilusiones en unas cuencas demasiado castigadas y que aún esperan alternativas.

Su nombre es Novolitio y es el resultado de una colaboración entre Endesa y Sertego, filial del grupo Urbaser. En cartera tienen prevista una inversión de catorce millones de euros para crear una planta pionera en la Península Ibérica. Si se cumplen las previsiones, su construcción se iniciará en el segundo semestre del año que viene, con la expectativa de echar a andar a mediados de 2024. Ocupará una parcela de 15.000 metros cuadrados y contará con las tecnologías más avanzadas en diagnóstico, extracción, selección, descarga y reciclaje de los componentes de las baterías de los vehículos eléctricos.

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La empresa Novolitio se encargará de controlar un amplio proceso, que comenzará con la recogida de baterías eléctricas en España y Portugal, su posterior almacenamiento y el transporte hasta Cubillos del Sil. En esa planta recibirá 8.000 toneladas anuales, aunque cuando se alcance el máximo rendimiento de la actividad, se podrían alcanzar las 25.000 toneladas al año. Será la empresa Sertego la encargada de gestionar una veintena de instalaciones de recepción de las baterías en España y Portugal. Desde cada una de ellas, las trasladará al Bierzo, según explicó el director territorial de Endesa Noroeste, Miguel Temboury.

Una vez en la planta, aquellas que no se puedan reutilizar serán objeto de descarga eléctrica, se desmontarán y serán sometidas a un proceso de separación de materiales y trituración. Y ahí se podrán recuperar elementos como el cobre, los plásticos y el aluminio de las carcasas, además de la fracción rica en metales considerados estratégicos, como el cobalto, el manganeso y el níquel, que son esenciales para fabricar nuevas baterías y que empiezan a escasear. Se calcula que se podrían recuperar hasta 40.000 toneladas de estos metales estratégicos. En total, se dará valor al noventa por ciento de las baterías que se recojan.

Esos números corresponden a las previsiones para la puesta en circulación de los coches eléctricos para los próximos años en España, donde se espera cerrar este ejercicio con cinco millones de vehículos en las calles y las carreteras. De hecho, Endesa y Sertego manifiestan sus intenciones de «hacer más sostenible la movilidad eléctrica».

Otra previsión destacada es la que contempla la creación de 49 empleos directos en el Bierzo, y otros tantos indirectos, que podrán ser una 'tirita' en la sangría laboral que supuso el cierre de las minas de carbón y las térmicas.

De hecho, este proyecto es «el más maduro» de los que Endesa, propietaria de la central de Compostilla, ha desarrollado a través de su programa Futur-E, con el que la compañía eléctrica se propone apoyar alternativas económicas para la comarca del Bierzo. En cartera tiene, también, un negocio de reciclaje del material de las palas de parques eólicos y un centro para la obtención de hidrógeno verde, que podría establecerse en el propio emplazamiento de la térmica.