EL MUSAC CUMPLE HOY 20 AÑOS
Álvaro Rodríguez Fominaya, director del Musac: «Somos reflejo de las corrientes de pensamiento actuales»
El Museo de Arte Conteporáneo de Castilla y León cumple hoy 20 años, un aniversario que se celebrará a lo largo de todo 2025 con grandes exposiciones, como la anunciada de Yoko Ono, y la vista siempre puesta en la colección propia
20 aniversario del Musac: el «museo del presente» ya hace memoria

Con una trayectoria de casi tres décadas en el mundo del arte contemporáneo, Álvaro Rodríguez Fominaya dirige el Musac desde noviembre de 2021. Al frente del Para/Site Art Space de Hong Kong (2008-2011) comisarió una exposición de Ai Weiwei; en su etapa como ... conservador en el Guggenheim de Nueva York (2011-2015), otra de Yoko Ono en la franquicia bilbaína. Esos antecedentes se dejan ver en la celebración del vigésimo aniversario del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, con la muestra del activista chino aún abierta (hasta el 18 de mayo), y la de Yoko Ono prevista a partir de noviembre. Pero la conmemoración no olvida la colección propia, «el ADN» del centro.
Cuando nació el Musac se hablaba ya de cierta superpoblación de este tipo de centros, de que cada ciudad pretendía tener uno, que se creaban contenedores sin tener muy claro el contenido. ¿Cree que el museo superó con éxito esa incertidumbre inicial y se ha ganado su espacio en el panorama nacional?
Sí, por supuesto. Creo que ahora mismo se está en una situación en la que el museo es relevante para la Comunidad Autónoma y para la ciudad en la que estamos, León. Llevamos tres años de subidas imparables de visitantes, sobre todo el año pasado, en que nos situamos con las mejores cifras desde que se implantó el pago de entrada al museo, son las mejores cifras de los últimos quince años, cerca de 90.000 visitantes, y que espero que podamos revalidar este 2025 con la programación que estamos preparando.
Esas iniciativas buscaban, entre otras cosas, la descentralización de la oferta, pero al margen de casos como el de Bilbao con el Guggenheim y de esas cifras de visitas al alza que menciona, ¿sigue costando demasiado hacerse un hueco fuera del circuito de las grandes ciudades?
El Guggenheim es otro modelo de museo. Creo que si tenemos que compararnos es con instituciones que nacen con el mismo tipo de vocación, como puede ser el CGAC, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, en Santiago de Compostela, o el Artium, el equivalente en el País Vasco. El modelo de los museos que se fundan con la Democracia tienen que ver con la descentralización territorial que se produce, y así tiene que ser. Cada uno de estos museos ha pasado por distintas vidas, unos están más asentados y otros menos, pero todos son importantes y necesarios, porque el arte contemporáneo no estaba asentado en España.
¿Cuáles cree que son las principales virtudes de la colección propia del Musac?
La colección es muy singular y única cuando analizamos un periodo muy específico, en torno a los años 2000. Destaca por su potencia en grandes instalaciones singulares, como las de Thomas Hirschhorn o Alfredo Jaar, que son obras que están en los libros de historia del arte del siglo XX, y también por la excelencia en fotografía y videoinstalaciones que posee. Es una colección que mira en profundidad a un periodo muy específico a nivel internacional y a ese nivel es única en el contexto español.
¿Y las lagunas? Esos autores u obras a las que aspira o debería aspirar…
No es una colección enciclopédica, no nace como una colección enciclopédica en la que está todo representado. Ahora mismo, a través de la comisión que tenemos creada para asesorar a la colección, no estamos buscando tanto cómo llenar posibles lagunas, que sería una labor inabordable, sino el generar momentos de singularidad, momentos que generen identidad para la colección, que es el ADN del Museo.
¿Esa identidad tiene que ver con el objetivo marcado desde el principio de ser reflejo del compromiso del arte contemporáneo con el momento y las preocupaciones de la sociedad?
Eso no se puede perder nunca; somos un reflejo de las corrientes de pensamiento actuales. Un ejemplo muy bueno de eso de lo que hablo es la donación que ha habido de Yasumasa Morimura, un fotógrafo japonés de primera línea, que ya estaba representado en la colección a través de dos obras y del que ahora incorporamos una muy generosa donación de siete nuevas obras suyas; o el caso de Dora García, de quien tuvimos el año pasado la donación de sus instalaciones para la Documenta de Kassel y para el pabellón de España en la Bienal de Venecia. Esto genera que la colección adquiera profundidad, que es uno de los caminos para llegar a esa singularidad, ahondar en esa idea de investigación sobre determinados artistas muy relevantes de los que tenemos conjuntos que permiten analizar toda su trayectoria.
La colección, que también da pie a una de las muestras de celebración del vigésimo aniversario, ya ha sido objeto de numerosas exposiciones temáticas, algo que se puede achacar en parte a la falta de presupuesto para adquirir nuevos fondos. ¿Aún le quedan muchos discursos a la colección para poder mostrarse de otro modo?
Muchos. Una de las grandes apuestas que yo he hecho al llegar es tener siempre expuesta la colección, con presentaciones a medio plazo que nos duran un año, generadas desde la propia casa o invitando a comisarios que nos generen un vehículo de reflexión crítica en torno a la historia del arte y en torno a las ideas de nuestro momento. Todavía le quedan muchos discursos y creo que las miradas son casi inagotables. Es fundamental poner a disposición del público una parte tan importante de nuestro patrimonio.
¿El caso de Ai Weiwei, que ha hecho batir el récord de visitantes en los últimos quince años, viene a recordar que se necesitan ciertos golpes de efecto para situarse en el mapa de espacios expositivos?
Estamos en la periferia, no en la capital de España, y es necesario de vez en cuando dar un golpe en la mesa para decir que estamos para generar un tsunami mediático y el interés de los visitantes que están viniendo a León. Una programación no se puede construir exclusivamente en torno a 'blockbusters', pero es necesario de vez en cuando recuperar este lugar del museo como un actor en la economía y en la vida de la ciudad que vaya más allá de un público especializado.
¿La alta velocidad a León ha cambiado el perfil del visitante al museo, se ha notado la llegada de nuevos públicos?
Ahora mismo, sí. Estamos hablando de un análisis del turismo que no tiene que ver tanto con el museo sino con las personas que vienen a León, un turismo de fin de semana que viene a disfrutar de la experiencia que ofrece León, del patrimonio, y el museo se está haciendo un hueco entre ese público que quiere añadir a ese tipo de experiencias lo que tiene que ver con la cultura contemporánea. Ahora mismo estamos realizando un estudio con la Universidad de León para poder segmentar los públicos que nos visitan.
El museo atendió desde sus orígenes a los nuevos formatos y tendencias. ¿Qué papel cree que va a jugar o está jugando ya la IA dentro del arte contemporáneo?
Es uno de los grandes debates. Me gustó mucho la respuesta que dio Ai Weiwei en la rueda de prensa: que la inteligencia artificial no va a poder superar a la imaginación de las personas, a la creatividad humana. Es cierto que hay toda una serie de artistas y colectivos artísticos que están trabajando en torno a las nuevas tecnologías, incorporando la inteligencia artificial a su obra artística, y es algo que nos interesa mirar desde el museo. De hecho, en verano vamos a tener una exposición de Studio Drift, un colectivo holandés volcado en las nuevas tecnologías y que está mirando hacia la inteligencia artificial. Creo que ahora mismo nadie sabe qué va a suceder, aunque podemos tratar de predecirlo, pero si queremos ver qué puede suceder con la IA o con los artistas que están trabajando con las nuevas tecnologías, hay que venir a ver la exposición de Studio Drift.
La investigación y la actividad didáctica figuraban entre los motivos fundacionales del Musac, ¿cómo valora los resultados en esos campos?
La educación es fundamental en todos los museos; una de sus tareas indispensables es la accesibilidad al patrimonio que custodian, y sin departamentos de educación eso sería imposible. Hacemos una labor que entendemos que es básica para transmitir lo que estamos haciendo. Aunque la nuestra no es una investigación académica, la generación de textos a través de las publicaciones, la generación de proyectos expositivos a través de invitaciones a comisarios de primer orden, la reflexión en torno a la cultura visual es algo que realizamos de forma constante. Sin investigación tampoco se puede entender un museo hoy en día.
¿Cómo definiría su línea de trabajo en estos más de tres años al frente del museo?
Cuando llegué me propuse volver a poner el foco en la obra de arte y los artistas y creo que lo hemos conseguido: repensar la idea del arte, volver a tener la voz de los artistas muy presente. También nos hemos centrado de forma intensiva, con todo el equipo, en la renovación y actualización de las infraestructuras del edificio. Hemos renovado todo el sistema de iluminación de las salas de exposiciones, que estaba obsoleto; estamos ahora mismo terminando con el Ayuntamiento de León la obra de reparación de todo el pavimento exterior y actualmente está en licitación la renovación del sistema de frío y gestión del control climático. Son cuestiones muy importantes para el museo; quizá no tienen visibilidad, pero sin un correcto funcionamiento no podríamos realizar los programas que realizamos. -¿Y cómo se plantea el futuro inmediato del Musac a partir del vigésimo aniversario?-En verano tendremos proyectos expositivos, con Luis Moro y Secundino Hernández, y en otoño volvemos a la carga con la gran exposición de Yoko Ono, que va a ser una de sus grandes exposiciones en el mundo del año 2025 y 2026.
Compatibiliza las labores de dirección con las de comisariado. De algún modo, el Musac se está beneficiando de esa experiencia previa como comisario de exposiciones de Weiwei o Yoko Ono.
Tengo una experiencia de casi tres décadas dedicadas al arte contemporáneo y, efectivamente, creo que es necesario que la voz del director también se plasme en algunos comisariados, no en todos, en la programación del museo.
Aunque el arraigo en la actualidad más inmediata fue mucho más claro en la primera etapa del Musac, los museos de Arte Contemporáneo asumen cierto riesgo desde el momento de que los autores por los que apuestan no han pasado a veces el filtro del tiempo. ¿Siente que su labor tiene algo de acto de fe?
Tiene algo de apuesta personal siempre y, como tal, uno a veces se puede equivocar. Pero, desde luego, trabajamos con una tipología de artistas que tienen ya un recorrido. A los que dedicamos exposiciones individuales vienen avalados y son artistas en los que creemos profundamente. Cuando hablamos de artistas del momento actual no sabemos nunca cómo puede desarrollarse hacia el futuro su trabajo, pero son apuestas en las que creemos firmemente.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete