El mundo del espectáculo, segundo año sin verbenas: «El verano se acabó para nosotros»
Alrededor de 10.000 personas de Castilla y León trabajan en este sector, que pide apoyo y confianza en su profesionalidad
Una orquesta posa con su público durante una actuación este último julio
Aunque el calendario marca aún unas semanas de sol y vacaciones, orquestas y empresas del mundo del espectáculo vuelven a dar el verano por perdido. Con la facturación ‘en coma’ desde la llegada de la pandemia, las formaciones del sector habían adaptado verbenas y actuaciones, ... pero aún así han tenido que encajar otro gancho, y directo a la mandíbula: el final de la temporada. La Asociación Española de Agencias y Profesionales del Espectáculo (Acople) estima que antes del covid este sector, de fuerte componente estacional, proporcionaba alrededor de 10.000 empleos en la Comunidad, y que también daba trabajo de forma indirecta a otras dos mil personas más. «Para nosotros, el verano se ha acabado», sentencia el presidente de Acople, Carlos de la Calle. «Aunque haya ido levemente mejor que el anterior, después de esta quinta ola se han ido al garete nuestras expectativas, y nuestra ‘orilla’ está en junio de 2022», recuerda.
«El panorama es desolador», coincide su delegado para Castilla y León, Juan Ignacio Reyero. Acople no aglutina a la totalidad del sector, pero en la organización se asocian alrededor de 120 empresas, de las cuáles la mitad son de Castilla y León. Algo que refleja el músculo de la Comunidad, pero también la gravedad de la crisis que golpea a estos profesionales. Apagaron las luces en septiembre de 2019 y para 2021 han apostado por espectáculos para niños, por tributos o conciertos temáticos con aforo y perímetro , pero siguen sin remontar el vuelo. «Las partidas reservadas para las fiestas son más pequeñas que otros años, y estamos soportando muchas cancelaciones», lamenta Reyero, «Cada vez que suena el teléfono, ya sabemos para lo que es». El delegado subraya que «las verbenas ahora mismo no existen» y por eso «lo que nos cancelan es ya lo alternativo, a pesar de las medidas».
La decisión recae en los ayuntamientos: fiestas sí, fiestas no. «Las cancelaciones no llegan por las restricciones en sí, sino por el mensaje que se le transmite a los ayuntamientos, por la recomendación de que no se organice nada», opina el vocal del colectivo, José Antonio San Millán. Por eso, a la Administración regional le reprochan su olvido y que su confianza o el apoyo a los alcaldes no sean decisivos. Si ya las «ayudas son inexistentes», anular a última hora, «tratándose de un contrato con un ente público» se hace sin contemplaciones , no siempre de buenas maneras y «a coste cero» para los clientes, refleja Reyero. Es decir, a cargo de los organizadores. «Aunque también haya honrosas excepciones, hemos vivido la crudeza de que nos cancelen por Whatsapp de la noche a la mañana o de que nos digan que no somos su problema», confiesa De la Calle.
Además, este clima inestable provoca que los empresarios y las familias se hayan visto forzados a los malabares, porque preparar cualquier espectáculo exige «tres o cuatro meses», recuerda De la Calle. «No llevas una orquesta en el bolsillo», resume. Son meses de ensayos, preparación y mucho dinero. Además, esas cifras de gasto se suman a la inversión en equipos sin amortizar -desembolsada antes de la pandemia- y a las cantidades de los préstamos ICO , que vencerán tarde o temprano. «Hacer cuatro bolos y veinte actuaciones no significa que nos hayamos ‘activado’, con los volúmenes de inversión y de trabajo que movemos», matiza el presidente.
El sector envidia al vecino Portugal, porque cuentan que ha inyectado grandes cantidades de fondos europeos al rescate de sus orquestas. Mientras, desde Acople, las reuniones con la Junta y otras administraciones continúan (la última fue a finales de julio), aunque después de escasos resultados, se han vuelto escépticos. «Cuando te apalean tanto, te vuelves desconfiado», justifica el delegado de Castilla y León. Con volúmenes de ingreso y gasto que normalmente pueden rondar al medio millón de euros por orquesta en un año, las escuetas ayudas de mil euros del año pasado con las que se han hecho los más perseverantes o la buena voluntad política no dan ni para empezar. Este año, la facturación media sigue un 80% por debajo de lo habitual «o más», estima De la Calle. «Nuestro sector se está muriendo y es una patata caliente que nadie quiere coger, que no es competencia de nadie», compara. Pese a todo aboga por el diálogo y pide un voto de confianza para su profesionalidad.
Sin personal
Si no se le pone remedio, el gran problema será el personal. Dejarán de existir gran cantidad de profesionales: los técnicos, bailarines y músicos del futuro inmediato que se vieron en la calle en aquel marzo se habrán reconvertido por pura supervivencia. San Millán lo ve preocupante: «Creo que habrá un 50% menos de orquestas porque no tendrán con quién salir». No es el único en preguntarse cuántas quedarán en pie ‘cuando esto pase’, algo que «no se cuantificará hasta que esta crisis permita que empiecen a trabajar», reconoce el presidente de Acople. «Los trabajadores se han visto desprotegidos y ahora no van a volver», teme. La esperanza es que se regularice el sistema, ahora paralizado: «Tenemos fe en que llegue el estatuto del artista», reseña.