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El serpentear por un paisaje negro de la Sierra de la Culebra

Sensación entre los vecinos de que el fuego, que ha calcinado más de 30.000 hectáreas, ha arrebatado la cabeza y el corazón a esta comarca zamorana

Una persona camina por el paisaje carbonizado en Otero de Bodas (Zamora) Fotos: EFE/M. ÁLVAREZ

Alberto Ferreras

No ha perdido su forma serpenteante, que le da nombre, pero sí su cabeza y su corazón. La Sierra de la Culebra de Zamora vio amputados sus órganos vitales en una tormenta de verano al final de la primavera que encendió la mecha y en ... cuatro días carbonizó un paisaje que había tardado décadas en configurar su color. Son 30.000 hectáreas calcinadas, una extensión que lo sitúan como uno de los fuegos más letales de la historia de España y del que es más fácil imaginar su magnitud si se compara con quemar 60.000 campos de fútbol de barrio o un cuadrado de 300 kilómetros de lado. Ante un incendio de las magnitudes del que el pasado día 15 prendió la llama en esa reserva zamorana, surgen las preguntas y brota la indignación entre quienes han visto perder su medio de vida. Dudas sobre la eficacia y rapidez en la respuesta del operativo, los medios disponibles, el posible efecto del cambio climático o qué va a pasar tanto con la fauna de esta tierra de lobos como con el medio que servía de sustento a los vecinos de este epicentro de la España Vaciada, que ha visto cómo los recursos que los daban vida han perecido: pinares, castaños, setas, turismo, caza, pastos para la ganadería...

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