Toledo recupera el legado de Luis Tristán, el mejor discípulo del Greco

Francisca Ramírez

Toledo

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07/07/2024 a las 10:28h.

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Relanzar la figura de Luis Tristán, pero no solamente como discípulo aventajado de El Greco, sino como uno de los artistas más destacados que contribuyó a la llegada del Naturalismo barroco a Toledo y a España. 'Entre lo divino y lo humano' es el nombre de la exposición con la que el Museo del Greco conmemora el IV Centenario del fallecimiento de Luis Tristán, muestra que se puede visitar hasta el 10 de noviembre.

La directora del Museo del Greco, Rosa Becerril, considera que es una buena oportunidad para conocer a este pintor a través de las 18 obras -entre pintura, escultura y dibujo-, cedidas por nueve instituciones y que se exponen en dos salas, junto a piezas del Greco, que permite conocer el legado de Tristán, desde Roma a Toledo durante la primera parte del siglo XVII.

Becerril afirma que Tristán trasciende a su maestro, el pintor cretense «consiguiendo un estilo particular, aunque su deuda con la obra de El Greco, es indudable y no se puede negar», afirma la directora. «Es un artista que bebe de otras fuentes. Viajó a Roma y supuso la introducción al Barroco naturalismo en la ciudad».

La muestra -explica Becerril-, comenzó a gestarse hace un año y ahora están trabajando en un catálogo que se presentará antes de que finalice la muestra, así como unas jornadas sobre la figura del pintor, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha para el mes de noviembre. «Hemos querido darle el lugar que le corresponde. Fue un pintor fundamental y su obra es sublime y bellísima y marcó el estilo de la escuela toledana», recuerda.

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La muestra reúne un total de 18 obras entre pintura, escultura y dibujo

La directora agradece la colaboración de las instituciones. Destacan 'La adoración de los pastores', que ha prestado el Museo Fitzwilliam de Cambridge; 'San José', de la parroquia de San Nicolás de Bari; 'San Sebastián', de la parroquia de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina; el Museo Nacional del Prado ha cedido cuatro obras: 'Santa Mónica', 'María Magdalena', 'Carmelita' y 'La última cena', que se quedará por dos años.

La Biblioteca Nacional ha contribuido con dos dibujos, concretamente dos desnudos masculinos y la catedral de Toledo y el arzobispado han prestado varios lienzos: 'San Jerónimo en su estudio', 'San Sebastián', 'San Miguel Arcángel', entre otros.

Por su parte, la comisaria de la exposición, Carolina Tobella, se refiere a las influencias artísticas que Luis Tristán tuvo a lo largo de su corta vida -falleció con 38 años, en 1624, solo diez años después que su maestro El Greco-, aunque no se desconoce dónde nació.

Al hablar de la relación entre Tristán y el pintor griego, Tobella reconoce que no se sabe con exactitud cuándo comenzó. «Cuando Tristán empieza a interesarse por la pintura, la escuela más importante que había en Toledo era el taller de El Greco», recuerda, para incidir en que Tristán tuvo suerte de entrar a trabajar como aprendiz con el pintor cretense, algo que se supone ocurrió allá por 1603. «Está con él hasta el año 1606, porque se supone que viaja a Italia», recuerda.

La comisaria y restauradora se refiere a la temática religiosa de Tristán, aunque en esta muestra se pueden ver otros estilos. Por ejemplo, se refiere a 'La última cena', cuadro que incluye un bodegón. «A Tristán le encargaban bodegones y naturalezas muertas, muchos de los cuales están presentes en sus cuadros religiosos», repite.

Finalmente, Carolina Botella anima a los toledanos y visitantes a no perderse «esta maravillosa exposición porque las obras no están habitualmente accesibles al público». Cree que es una gran oportunidad para acercarse y descubrir el legado de un pintor toledano que dejó su impronta, más allá del arte del arte de su maestro, El Greco.