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día internacional de la mujer

El Día de la Mujer Normal

Palabras de María José Muñoz durante la entrega de premios 'Toledo con nombre de mujer', organizado por el Ayuntamiento de la capital

Velázquez: «La igualdad es un compromiso por el que debemos trabajar todos juntos»

La periodista Silvia Almenara le dedica unas cariñosas palabras a su madre, María José Muñoz, durante el acto de entrega de premios 'Toledo con nombre de mujer' h. fraile

ABC

Toledo

'Ojalá te sientas solamente un poco mal en el día de la mujer mundial'. Este 8-M un amigo me ha recordado esta mañana una canción de Andrés Calamaro, 'El día de la mujer mundial'. Para eso están bien días como este, para inspirar a un artista, para componer una canción en la que el autor se acuerda del Día Internacional de la Mujer, aunque sea por simple despecho amoroso, y lo convierta en el Día de la Mujer Mundial.

O para que mi hermana Lola Baldrich, actriz, esté este fin de semana en Toledo dando clases de verso clásico a compañías de teatro de la región. ¡Qué suerte la de esos alumnos! O para que mis hijas Sara y Silvia se sepan de memoria desde muy pequeñitas la letra entera del poema 'La higuera', de Juana de Ibarbouru, -que tantas veces recitamos mis hermanos y yo con mi padre cuando éramos pequeños-; y que cualquier día cantemos juntas 'Madre', de Silvio Rodríguez, una de las canciones más hermosas que conozco.

Una amiga de mi hija pequeña aprobó hace años un examen crucial porque en una pregunta se acordó de que el autor de aquellos versos era ese poeta del que Silvia le había hablado, un tal Miguel Hernández, que decía de su esposa: Menos tu vientre todo es confuso. Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio...

O para que mi compañera y amiga del diario ABC , Valle Sánchez, se emocione al escuchar la canción 'Hierro y seda', de su ídolo Antonio Vega, que decía: 'Donde las haya, tenaz, mujer de cartas boca arriba Siempre dispuesta a entregar, antes que sus armas, su vida. Mujer hecha de algodón, de seda, de hierro puro. Quisiera que mi mano fuera la mano que talló tu pecho blando de material tan duro'.

Hoy en Toledo hay dos actos por el Día Internacional de la Mujer, el que sale ahora mismo de la Vega, de la mano de la plataforma 8-M, y este mismo, donde el Ayuntamiento de Toledo entrega unos premios a un grupo de mujeres que han destacado en su quehacer diario y que representan a todas las mujeres trabajadoras. Aprovecho ahora la ocasión para felictaros a todas por el premio y agradecer al Ayuntamiento de Toledo, y a su alcalde, Carlos Velázquez, estos reconocimientos que trascienden nuestros nombres y se extienden a todas las mujeres de la ciudad.

Como decía antes, hay dos actos hoy en Toledo por el 8-M; yo podría estar perfectamente en el otro, y seguro que muchos de los que participan en el otro asistirían encantados a este. No está mal reivindicar el Día Internacional de la Mujer pero ¿qué efectividad puede tener una lucha que se materializa todos los años dividida por las calles e instituciones de España? Qué le importa a las mujeres normales, las que trabajan día a día junto a los hombres, las que lo hacen incluso ganando menos salario que ellos por el mismo trabajo, las que levantan el país todos los días madrugando, intentando llegar a todo, solucionando problemas en casa y en el trabajo, las que están cansadas y hartas de siempre lo mismo, de cómo pago el alquiler, cómo llego a fin de mes, quién se queda con los niños mañana, quién les da el jueves de cenar si tengo turno de noche en el hospital, o qué cuento toca esta noche para que se duerman.

Una legión de mujeres se levanta día tras día en España para vivir sus vidas. Que les hablen a ellas del 8M ese que sale en la tele, y que casi no pueden escuchar porque tu padre, impedido en una silla en el salón, te reclama para que le ayudes a entrar en el baño. O aquella que vive desde hace unos meses en una casa de acogida al abrigo de otras mujeres que la acompañan, que la consuelan y la protegen de ese hombre que un día fue su príncipe encantado. O aquella otra que sufre desprecio y burla porque su naturaleza no comulga con su cuerpo, o al revés, y sufre acoso todos los días.

Y si esto pasa aquí, -'cosas del primer mundo', como dicen mis hijas- imagino con rubor qué puede pasar en el día a día con las mujeres de países en guerra: Ucrania, Palestina, Gaza, las bombas y los refugios para mantener a salvo unas vidas tristes y miserables...; o las que viven en los más desfavorecidos países del tercer mundo, sin vacunas, sin comida, con la violación constante de los derechos humanos más elementales, sin la dignidad, sin el respeto, sin la alegría. ¡La fiesta del Día Internacional de la Mujer! ¿De verdad?

Si es que hay que celebrarlo, hagámoslo unidos, que ya bastantes enemigos externos tenemos para caer fulminados por el fuego amigo. Dejemos al margen las ideologías y llamemos al poderoso caballero don dinero. Porque solo con recursos bien invertidos en situaciones de desigualdad podremos cambiar el mundo, como lo hicieron mujeres como aquella a quien no le dio la gana levantarse de su asiento en el autobús para dejárselo a un blanco.

Y eduquemos a nuestros hijos en esta lucha porque les aseguro que es en la más tierna infancia donde se aprenden y nunca se olvidan las cosas importantes.

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