Aragón, tierra de alto voltaje, se hace fuerte en la primera división de la economía
El anuncio empresarial de la última década consagra a la región como el destino mágico de compañías de todo el mundo. ¿La razón? «Hay energía y terrenos disponibles a espuertas». El aterrizaje de AWS y CATL transforman el tejido productivo y social
Año sin precedentes en Aragón con 40.000 millones de euros en inversiones empresariales

Figueruelas es ese pueblo de Zaragoza donde hay más empleos que número de habitantes. No es el único en España, pero sí el que tiene más posibilidades de que siga siendo así en el futuro. La razón principal es la gigafactoría de baterías eléctricas ... que la china CATL va a instalar aquí, propulsando al municipio y a la comarca entera «las próximas dos o tres décadas», estimó David Romeral, gerente del Clúster de Automoción y Movilidad de Aragón.
Justo al lado de la valla de la ya descomunal planta de automóviles que lleva 43 años produciendo coches en serie, con el Opel Corsa como primer testigo de esa actividad fabril, «hay una cantidad de terreno, de suelo urbano consolidado (propiedad de derecho de uso de Stellantis) del que no disponen en ningún otro rincón de Europa» para la construcción de la fábrica de baterías de litio fosfato de hierro (LFP) anunciada esta semana. Las palabras son de Luis Bertol, alcalde de Figueruelas, que aunque sabía «desde hace bastante tiempo» que iba a caer el 'bombazo' económico más importante de la última década en Aragón, ha sabido llevarlo con discreción hasta estallar de euforia este pasado 10 de diciembre.
Para el presidente autonómico Jorge Azcón, la megafactoría «ancla» las posibilidades de la comunidad. El verbo que más le gusta a Bertol es el de que este regalo de Reyes Magos adelantado «apuntala el futuro» de la Ribera Alta del Ebro y, por ende, de la provincia y región donde se ubicará –«si se quiere ya mañana», se felicita–. Comenzará a producir antes de 2027, según los planes.
Bertol conversa con ABC desde su Peugeot 2008 100% eléctrico predica con el ejemplo de aquello en lo que cree: el futuro es el del coche sin combustión, aunque ahora mismo su precio aún no haya alcanzado los bolsillos del común de los mortales. Como explicó Romeral, las baterías que va a fabricar la multinacional Contemporary Amperex Technology Co. Limited en Zaragoza son «el 40% de todo el coche eléctrico», es el «corazón» de un vehículo menos contaminante que bombea al ritmo de los tiempos. Entre 700.000 y un millón de vehículos eléctricos al año podrían nacer en Figueruelas gracias al aterrizaje de la compañía asiática, dueña y señora indiscutible del mercado de las baterías de LFP.
Un millón de metros cuadrados
Las dos empresas que participan al 50% cada una el proyecto han destacado que los motivos por los que Zaragoza les ha seducido para instalar su factoría son «la disponibilidad de energía renovable y agua» a espuertas, la situación estratégica de Figueruelas en el nudo gordiano de las comunicaciones en España y el sur de Europa, y la ubicación en terrenos mastodónticos de un millón de metros cuadrados, ya pronosticada por quienes atrajeron en 1981 la fábrica de la General Motors, «dotando a la instalación de espacio suficiente para una eventual ampliación», destacó Azcón.
El sector de la automoción supone en esta comunidad una facturación de casi 12.000 millones de euros al año, da de comer a 35.000 familias de manera directa y representa el 6% del Producto Interior Bruto regional. Con la nueva factoría se emplearía a 3.000 personas más. Stellantis, por su parte, mueve a 300 empresas de la zona. Según el alcalde, «nunca se habla de lo que representa para el sector servicios y otros miles de empleos, desde matriceros hasta profesiones técnicas cualificadas, la planta de Figueruelas». Todas esas familias han atravesado etapas muy malas con un mercado demasiado cambiante. «Hemos tenido el alma en vilo. La llegada de CATL significa tranquilidad», afirma Bertol.
Y es que Aragón se ha convertido en tierra de oportunidades para los gigantes del motor. Pero no solo. La fiebre por invertir en la comunidad les ha dado también a Inditex, a Blackstone, Dascher, Kepar Electrónica, Tronchetti (Foxy), Box2Bit... Las grandes tecnológicas del mundo tampoco han escapado a los encantos de esta tierra. Los centros de almacenamiento de datos han encontrado aquí la horma de su zapato: agua, energía renovable y suelo son sus principales fuentes de alimentación, además de una potentísima red de proveedores. Aragón culmina este 2024 un año histórico con 40.000 millones de anuncios en inversiones empresariales que tiene mucho que ver con la tecnología y sus primeros espadas: Microsoft ha proyectado tres zonas de disponibilidad en el Parque Tecnológico del Reciclaje, La Muela y Villamayor de Gállego, todos en la provincia de Zaragoza, que suman un monto global de 6.600 millones de euros y casi mil empleos directos.
La llegada de Amazon Web Services (AWS), por su parte, regó Aragón de más ceros. 17.500 millones hasta 2033. La división de servicios en la nube del gigante de Seattle acaba de celebrar su segundo aniversario en la comunidad y ya habla de un vínculo indisoluble. Con sus ingenieros e informáticos se transformó también el tejido productivo de parte de la autonomía. «Se han creado decenas de puestos de trabajo de calidad como responsable de operaciones, ingenieros eléctricos, supervisores de sostenibilidad, técnicos de hardware, expertos en logística, operadores de seguridad...», señala la empresa a este diario. Como curiosidad, también se buscan biomédicos.
La educación se adapta
En la actualidad, AWS construye tres grandes centros de datos (región Cloud, 'región nube') en Villanueva de Gállego, El Burgo de Ebro, ambas en Zaragoza, y en la ciudad de Huesca. Desde aquí Telefónica, BBVA, el Instituto de Empresa, Adif e Insud Pharma, entre otras, están ejecutando sus cargas de trabajo. La compañía reseña también a este periódico el impacto en la industria auxiliar y pymes locales que están viendo despegar sus negocios de la mano de AWS. Ponen nombres y apellidos al ejemplo: la aragonesa Levitec, especializada en instalaciones eléctricas, telecomunicaciones, climatización y proyectos fotovoltaicos, que ha visto cómo se diversifica su cartera de clientes por su colaboración en los centros de datos; Hiberus, que ha aumentado en 200 personas el equipo que da servicio a soluciones tecnológicas de AWS, superando los 3.000 empleados; DWX Technology, que amplió su plantilla en Zaragoza por encima de 1.500 profesionales; o Seidor, que abrió su primer centro de competencias especializado en soluciones 'cloud' de AWS.
La metamorfosis por el desembarco de grandes de la tecnología mundial ha sido no solo económica, sino también social
Pero la metamorfosis por el desembarco de grandes de la tecnología mundial ha ido mucho más allá. Ha cambiado por completo el panorama educativo y social. Un ejemplo lo encontramos en la Universidad de Zaragoza. La ampliación de 200 plazas de nuevo ingreso en el presente curso ha sido el paso lógico. Se impulsa que haya más matemáticos e ingenieros informáticos, sobre todo y los grados se enfocan hacia el nuevo tipo de empleos requeridos. De este modo, aseguran desde la Universidad, «se encuentran alineados en incrementar la flexibilidad para que la formación universitaria se adapte cada vez más a las necesidades del mercado». «Los conceptos antiguos ya no funcionan –destacó el rector José Antonio Mayoral– y cada día es mayor la demanda en formaciones relacionadas con la informática. Hay que adaptarse a las circunstancias cambiantes de una sociedad, que en cuanto a formación, es cada vez más líquida».
El talento retornado
En AWS, donde auspician proyectos y espacios de formación en materias STEAM (ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería; la 'A' es de arte) y promueven campus digitales para formar en estas nuevas habilidades a nuevos y futuros empleados, están observando, además, «un efecto tractor a la hora de retener y devolver talento a las tierras aragonesas». En eso coinciden con los propios estudiantes de la Universidad. Mario L., recién licenciado en Ingeniería Informática, «estaba pensando» en irse a Toulouse (Francia), donde se encuentra un grupo importante de ingenieros maños. «Todos mis amigos trabajan ahí o en Alemania», dice, donde las condiciones laborales, sueldo y calidad de vida «siempre han sido mejores que en España», si bien ahora «hay opciones de quedarse aquí», vislumbra.
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Muestra de esos cerebros retornados son José Calvo, ingeniero industrial formado en el Centro Politécnico Superior de Zaragoza y trabajador en uno de los centros de datos en Aragón. Emigró a Reino Unido y a EE.UU. Hace un año regresó con su familia: a su mujer la fichó Amazon y, a él, AWS. Y Cynthia Peña, ingeniera industrial del sector automotriz. Retornó desde Alemania hace un par de años para liderar como manager uno de los equipos de AWS. Opinan que Aragón se ha hecho fuerte en la primera división económica y resumen la transformación social con sencillez: «Como en casa no se está en ningún sitio».
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