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Una investigación coordinada en Granada muestra cómo se forman las estrellas en lo más extremo de la Vía Láctea

El telescopio James Webb realiza un estudio de la galaxia «con un nivel de detalle sin precedentes» y localiza una nueva región de formación estelar

Investigadores granadinos descubren que los datos del Universo no sólo se pueden ver, sino también escuchar

Imagen de la Vía Láctea captada por el telescopio James Webb en el experimento coordinado en Granada abc
Guillermo Ortega

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El centro de la Vía Láctea, la galaxia que alberga el Sistema Solar y en consecuencia la Tierra, es un entorno extremo donde fenómenos cósmicos intensos transforman el espacio y la materia. En una de las regiones del centro galáctico, ubicada a unos 200 años luz de Sagitario A* ­––el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea–– existe una enorme y densa nube de gas y polvo interestelar. A lo largo de millones de años, esa nube ha colapsado sobre sí misma, dando lugar a la formación de miles de nuevas estrellas. Esta región es conocida como Sagitario C.

Dos nuevos trabajos, co-liderados por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), con sede en Granada, han utilizado observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST), construido y operado conjuntamente por la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la NASA, para estudiar Sagitario C con un nivel de detalle sin precedentes.

«El objetivo principal de estas observaciones era el estudio de los procesos de formación estelar, particularmente de estrellas masivas, es decir, aquellas que tienen más de ocho veces la masa del sol», ha declarado Rubén Fedriani, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y supervisor principal del proyecto.

«En sus primeras etapas de formación, las estrellas suelen presentar chorros de materia o jets. En este trabajo hemos detectado más de un centenar de chorros vinculados a protoestrellas de baja masa, similares a la de nuestra estrella. Además, hemos observado por primera vez en el infrarrojo los chorros asociados a dos estrellas masivas, de unas 20 veces la masa del sol».

Un «persistente misterio»

Gracias a esta actividad de chorros o jets, el estudio ha descubierto, además, una nueva región de formación estelar. Este descubrimiento sugiere que la formación de estrellas en esta zona sigue procesos similares a los del resto de la galaxia, lo que demuestra que, incluso en entornos tan extremos como el centro de la Vía Láctea, pueden nacer nuevas estrellas.

Los hallazgos también podrían ayudar a resolver lo que el Instituto define como «un persistente misterio« sobre las regiones más internas de la Vía Láctea, conocidas como la Zona Molecular Central (CMZ, por sus siglas en inglés), la cual abarca Sagitario C y otras regiones de formación estelar.

Esta zona se caracteriza por contener grandes cantidades de gas molecular denso, lo que la convierte en una de las regiones con mayor potencial para la formación de nuevas estrellas en nuestra galaxia. Sin embargo, a pesar de su alta densidad de gas, la tasa de nueva formación estelar en la CMZ es menor de lo que predicen los modelos, lo que ha llevado a numerosas investigaciones para entender los procesos físicos que regulan esta actividad.

Los trabajos, co-liderados por la Universidad de Colorado Boulder, la Universidad de Virginia y el Instituto de Astrofísica de Andalucía, han observado evidencias de líneas de campo magnético que atraviesan Sagitario C, formando largos y brillantes filamentos de gas de hidrógeno caliente que recuerdan a fideos de espagueti. Este fenómeno podría causar la ralentización de la formación estelar en el gas circundante.

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