Malestar en Ciudadanos por el «ridículo» en el inicio de campaña del 14-F
Voces críticas señalan al «número dos en la sombra», pero salvan a Arrimadas y Carrizosa
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El inicio de la campaña electoral de Ciudadanos (Cs) en su camino al 14-F fue más bien accidentado. En el primer día, el partido se vio obligado a retirar los carteles del polémico «vota abrazo» por utilizar fotografías de un banco de imágenes libres ... que, sin embargo, no podían emplearse con fines políticos. Fue la gota que colmó el vaso, aunque internamente no se entendió el mensaje que se quería trasladar. Para empezar, los colores escogidos no siempre eran el naranja corporativo, lo que dificultaba la identificación con Cs.
Una de las imágenes representaba a una mujer pelirroja sobre un fondo morado abrazándose a sí misma. ¿Era Jéssica Albiach, la candidata de En Comú Podem? No. En teoría simbolizaba a una catalana harta del «procés» que quería votar por el «abrazo» de Cs. ¿Pero «abrazo» a quién? ¿A los independentistas que siguen sin admitir los delitos cometidos en 2017? Esas preguntas corrieron como la pólvora el viernes entre los grupos de WhatsApp de Cs.
Dirigentes del partido, anonadados, se decían entre ellos que no era posible, que tenía que ser «fake». Fuentes de muy distintas sensibilidades en la formación, consultadas por ABC, coinciden en el diagnóstico: «ridículo», «hazmerreír», «lío interno». Al menos, subrayan, sucedió el primer día de campaña y hay amplio margen para corregir el rumbo. De hecho, personas cercanas a la cúpula consideran que ya se solventó el error con los vídeos presentados. La presidenta del partido, Inés Arrimadas, no sabía nada acerca de las banderolas del famoso «abrazo », que se habían preparado al margen de la imagen principal de la campaña y de los carteles que sí se presentaron en el acto inicial en Montjuic, Barcelona.
Como publicó este diario en noviembre, hay voces que sitúan de nuevo en el punto de mira al vicesecretario general de Cs, Carlos Cuadrado, señalado como el verdadero «secretario general en la sombra»; un rol que sobre el papel corresponde a Marina Bravo. El recelo existente en la corriente más «riverista», inflamado durante la negociación presupuestaria, se extiende también ahora por nuevos focos.
Un problema heredado
La impresión es que el problema de la etapa final de Albert Rivera, el ensimismamiento en su núcleo, ahora incluso se agrava. Cuadrado, director de campaña, acumula poder entre críticas internas que, de momento, sí salvan a Arrimadas.
Su entrevista en La Sexta el lunes y el papel de Carlos Carrizosa el día anterior en el debate en TVE sí fueron muy aplaudidos. Pero no solo se cuestiona el capítulo, anecdótico, del «abrazo», sino el fondo . La «incongruencia», dice un miembro del Comité Ejecutivo, entre sostener que el PSC tiene el tripartito cerrado y ofrecerle gobernar de primeras. Dirigentes regionales comparten la crítica, pero solo afilan los cuchillos en privado; en público todos reman para lograr el mejor resultado. Si el 14-F Cs se hunde más de lo previsto —que ya es—, distintas voces reclamarán cambios profundos en la dirección.
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